Lo que crees, te limita o te hace grande, tú eliges

"Si piensas que puedes como si piensas que no puedes, tienes razón". Henry Ford

Erika Patricia Otero

Estaba en la universidad cuando leí una frase que marcó un antes y un después en mi vida.

Para ese momento de mi vida tenía muchos límites mentales y limitaciones económicas. En casa no tenía computador, así que tenía ir donde una compañera a transcribir parte de la tesis que hacíamos entre tres. La chica en cuestión tenía por costumbre colocar en la pared, frente al equipo, frases que la motivaran.

Recuerdo claramente una que decía: “Si piensas que puedes como si piensas que no puedes, tienes razón”. Me quedé ensimismada reflexionando sobre esta frase, y lo que entendí me cayó como balde de agua fría.

Traté de memorizarla, quería hacerlo porque sabía que llegaría un momento donde podría comprobar su fuerza.

Pasaron algunos meses, tal vez un año, cuando se dio la oportunidad. Fui de vacaciones donde unos conocidos. Un día el hijo de ellos me invitó a hacer una excursión que hacía mucho tiempo deseaba realizar. Era todo un reto porque tengo mucho miedo a las alturas; además, era una oportunidad a la que no podía darme el lujo de decir no.

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El reto

El paseo era una caminata al cerro de Monserrate, en Bogotá. La escalada a la cima se puede hacer de tres maneras: por funicular, a pie y teleférico. Nosotros elegimos subir y bajar a pie y debo confesar que ya a la mitad de camino quería renunciar.

A mitad de la caminata, la altura comenzó a hacer de las suyas en mi salud. Comencé a tener mareos y dolor de cabeza. Pese a eso, quería demostrarme que sí podía. Fue en esos momentos que recordé la frase leída un año antes y de ella me aferré para darme fuerzas.

Comencé a repetirla en mi mente de manera constante. Honestamente no sé ni cómo ni de dónde saqué fuerzas para llegar a la cima, pero lo hice. Comenzar a divisar todo el panorama de la ciudad que se ve desde el observatorio fue revitalizante; sin embargo, lo que más disfruté fue darme cuenta del poder que tiene nuestra mente en nuestro progreso.

Lo que crees te gobierna

Para bien o para mal, lo que sea creas va a dar dirección a tu vida. Es como cuando tienes un amuleto y depositas en este la creencia de que te protegerá de tus enemigos. Crees tanto en eso, que si lo pierdes, comenzarás a pensar que tu vida corre peligro.

Con esos ejemplos tan simples puedes ver como lo que piensas tiene un gran poder en tu progreso personal.

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Hay varias creencias que casi todos tenemos y son un obstáculo tangible en nuestro progreso. Se trata de las siguientes:

1 Pensar que no eres suficiente

En el mundo hay muchas personas que tienen una baja autoestima. Cuando es así, se suele creer que no se es lo suficientemente bella, inteligente o capaz.

Entre más se cree, la persona más se convence de que no llena las expectativas propias ni las de nadie. Esta creencia además hace sufrir y te degrada.

Tras ella se oculta un grave problema de aceptación. No somos perfectos, tampoco tenemos la obligación de serlo. Solo debemos trabajar en ser la mejor versión de nosotros mismos; y sobre esa base, crear una vida prospera.

2 Negarse a sentir

¿A quién le gusta sufrir? a nadie. Pues bien, hay quienes se enfrentan al dolor con valentía y logran cerrar capítulos, aprenden la lección y siguen adelante.

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Sin embargo, también hay personas que se niegan a sentir. Es como si se cubrieran con un escudo protector que les libra de sufrir e impide que se muestren frágiles. Eso es solo una alucinación. Somos seres humanos, a no ser que tengamos una psicopatía o narcisismo, el sufrimiento va a estar ahí. Negar que sufrimos hace más grande el dolor emocional.

En cambio, cuando te permites experimentar dolor, te libras más rápido de este; y lo que es mejor, superas de mejor manera las malas experiencias.

3 Superar a otros para demostrar tu valía

Hay muchas personas que les encanta competir. A algunas les gusta la adrenalina que esto les genera. También hay quienes solo reconocen su valor cuando superan los logros de otros.

No es que ser competitivo sea algo negativo, no. La competencia te lleva a encontrar tus capacidades y a reconocer tus limites; sin embargo, cuando el sentido de la competencia es demostrar que eres mejor y más capaz que fulano, competir pierde sentido.

Procura que tu competencia sea contigo mismo. Esta actitud le dará sentido a tu vida y hará que la verdadera competencia tenga un significado real.

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4 Asociar la felicidad a la consecución de algo

Esto es algo frecuente. Las personas suelen pensar que al graduarse, conseguir el empleo soñados y casarse con su pareja ideal les otorgará felicidad. Gran error. Esas situaciones de la vida están sujetas a muchos factores externos.

Tu felicidad debe ser el resultado de tu progreso como ser humano, no algo delimitado por cosas materiales. No es que aspirar a tener todas esas cosas sea malo, debes luchar por lo que deseas. Pese a eso, ser feliz es algo que viene de cómo te sientes contigo mismo.

5 Creer que vivir es igual a sufrir

La vida es difícil, eso no hay necesidad de decirlo cada 5 minutos. Todos pasamos por situaciones complicadas más veces al mes de las que de verdad queremos enfrentar.

Como sea, sufrir es inevitable, pero lo que sí puedes elegir es la manera cómo enfrentas los problemas. Puedes escoger entre buscar una solución o dedicarte a llorar sin ver más allá, ni buscar soluciones; eso depende de ti.

El punto es que tienes el poder de elegir el camino a tomar; o sufres o lo superas y sigues adelante.

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Como puedes notar, el punto máximo de tu capacidad está delimitado por lo que eliges creer. Tu grandeza depende de ti y es tan fácil como proponerte cambiar de creencias.

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Erika Patricia Otero

Psicóloga con experiencia en trabajo con comunidades, niños y adolescentes en riesgo.