Lo que escucha tu bebé deja huellas en su cerebro (y en su corazón)

Procura que si vas a decir algo que sea de la mejor manera posible, para alimentar el alma de tu hijo y hacer de él una mejor persona.

Fernanda Gonzalez Casafús

Estamos hechos de recuerdos. Todo lo que vivenciamos, desde el primer minuto de vida, queda grabado a fuego en nuestro ser, aunque muchas veces no sea de forma consciente. Los bebés, especialmente, estarán con todos sus sentidos al servicio de las palabras que reciben. Por ello, la importancia que éstas sean positivas y constructivas.

Aunque hasta los 4 ó 5 años no guardemos recuerdos conscientes de las experiencias vividas, y sólo recordemos algunas por haber visto fotos, o por lo que nos han contado de ellas, todo lo que pasa por nuestra vida, marca un hito y determina nuestra forma de ser.

Las palabras son protagonistas de esos recuerdos y de la forma en la que poco a poco un niño va construyendo su personalidad. Las oraciones que armamos, la entonación y los gestos que acompañan impactarán fuertemente, para no borrarse jamás.

La importancia de las palabras

Si tienes hijos seguramente te hayas encontrado desde un comienzo hablándole con una dulce voz, eligiendo cuidadosamente las palabras y entonando una voz que nunca antes utilizaste con nadie más.

Sabes que lo que le dices a tu hijo y las palabras que él escucha de tu boca son fundamentales para su desarrollo cognitivo y emocional. Y si éstas vienen acompañadas de caricias y gestos de aprobación, el efecto positivo será contundente.

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No importa que aún no entienda exactamente lo que dices. Tu bebé entiende el tono de tu voz y decodifica tu sonrisa. Sabe que la melodía de tus palabras encierran un concepto positivo y poco a poco su cerebro las irá interpretando.

Lenguaje gestual

Desde que nacen, los bebés comienzan a comunicarse. Saben que llorando obtienen alimento y protección. Comienzan a entender cómo comunicarse y obtener algo a cambio, y de a poco van asociando determinadas palabras a ciertas acciones.

Las palabras de aliento y aprobación son necesarias desde la primera infancia. El impacto que tienen las palabras en el desarrollo cerebral son de suma importancia para un óptimo desarrollo a nivel físico y psíquico.

¿Has escuchado alguna vez que a las plantas se les debe hablar y decir cosas bellas para que nazcan lindas y rozagantes? Lo mismo sucede con los niños. Las buenas palabras edifican, y las malas mortifican. Asegúrate de estar haciendo lo primero con tu hijo.

Lo que dices, dejará huellas en tu hijo

El doctor en ética y filósofo Luis Castellanos, la pedagoga y máster en Neurociencia Cognitiva Diana Yoldi y el experto en formación de directivos José Luis Hidalgo, realizaron un estudio para determinar el poder de las palabras y su impacto en las personas.

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“Las palabras positivas generan apertura, emociones positivas y sociales, facilitan la comunicación y las relaciones personales, mientras que las palabras negativas provocan emociones adversas y rechazo”, explica una de las autoras.

Los resultados de la investigación arrojaron que el simple contacto con las palabras positivas induce a una mayor actividad cerebral, en comparación con las palabras negativas. Es decir, que nuestro cerebro es mayormente estimulado y tiene mejor respuesta cuando se nos dicen cosas positivas y constructivas.

Lo que digas, dejará huellas en el cerebro de tu hijo y será como una piedra, que podrá tomar para edificar su personalidad o derribarla por completo. ¿Qué piedra vas a elegir?

Las palabras mágicas

Muchas veces los padres cometemos el error de utilizar vocablos negativos, comparaciones o palabras que socavan la integridad personal de quienes amamos, nuestros hijos. “Lo estás haciendo mal”, “qué niño malo eres”, “¿por qué no puedes hacerlo bien?”, entre otros ejemplos, pueden aumentar la sensación de baja autoestima en un niño.

Los expertos aseguran que utilizar palabras negativas en la comunicación verbal pone en marcha todo un mecanismo de liberación de hormonas del estrés, para defendernos de ese supuesto “ataque” (así lo vive y procesa el cerebro humano).

En este contexto, las palabras positivas vienen a ser mágicas y a aportar herramientas para enfrentarnos a diversas situaciones en la vida. Cuando nos dirigimos a nuestro hijo con palabras de amor y afecto, y utilizamos frases positivas, estaremos entregándole un regalo para toda la vida.

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Dile a tu bebé palabras positivas

Comienza hoy. Las palabras las dicta tu corazón, y ahora tienes una razón científica para hacerlo. Todo lo que le digas a tu bebé, aunque aún no comprenda absolutamente el significado de lo que dices, quedará marcado para siempre en su cerebro y en su corazón.

Aprovecha las rutinas, los momentos del baño, la comida, los masajitos en su pies y la hora de dormir. Dile que lo amas, que estás orgullosa de él y que es el hijo que tanto esperabas.

Cuida tu tono de voz, utiliza frases dulces y cálidas, y establece siempre contacto visual, algo que es imprescindible. Tu voz es sumamente preciada para tu hijo, no dejes de hablarle cuando estés realizando alguna acción. Ello no solo favorecerá su desarrollo cognitivo y emocional, sino que propiciará un mejor desarrollo del lenguaje.

Eres su maestra. Y todo lo que le dices a tu bebé, lo captará con atención. Ten en cuenta siempre cuidar y medir tus palabras. Respira profundo y cuenta hasta diez cuando sientas perder la paciencia. Recuerda que una palabra ruin dicha en un mal momento puede lastimar a tu hijo para toda la vida.

Las palabras no se las lleva el viento. Quedan guardadas en la mente de quien las recibe. Procura que si vas a decir algo que sea de la mejor manera posible, para alimentar el alma de tu hijo y hacer de él una mejor persona.

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Fernanda Gonzalez Casafús

Fernanda es Licenciada en Periodismo, especialista en Redacción Digital y Community Managment. Editora de contenidos y redactora en Familias.com. Nacida en Argentina y mamá de dos, ama los animales, la danza, la lectura y la vida en familia. Escribir sobre la familia y la maternidad se ha convertido en su pasión.