Lo que espero de ti hoy y siempre

Este poema resume el respeto y el amor que debe existir en todas las relaciones que se entretejen en la familia.

Diana Cantor Martinez

Buscando nuevas formas de llegar a los matrimonios y a las familias; de alumbrarles el camino con una luz que, aunque sea pequeña, les permita mantener la fe y la esperanza por mantenerse unidos, me encontré con un libro: Cartas para Claudia,_ de Jorge Bucay. Apenas empecé a leerlo, en las tres primeras páginas encontré un mensaje, que para mí es como una plegaria. Y aunque parezca un poco utópico lo que propone el escritor en su corta construcción literaria, no es ni una locura, ni un imposible; por el contrario, sería hermoso que a partir de hoy y en adelante pudieras relacionarte con tu familia de acuerdo con el mensaje que te comparto a continuación:

Quiero que me oigas, sin juzgarme.

Quiero que opines, sin aconsejarme.

Quiero que confíes en mí, sin exigirme.

Quiero que me ayudes, sin intentar decidir por mí.

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Quiero que me cuides, sin anularme.

Quiero que me mires, sin proyectar tus cosas en mí.

Quiero que me abraces, sin asfixiarme.

Quiero que me animes, sin empujarme.

Quiero que me sostengas, sin hacerte cargo de mí.

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Quiero que conozcas las cosas mías que más te disgusten, que las aceptes y no pretendas cambiarlas.

Quiero que sepas que hoy podes contar conmigo, sin condiciones.

Este poema resume el respeto y el amor que debe existir en todas las relaciones que se entretejen en la familia, entre esposos, entre padres e hijos y viceversa. Veamos con más detenimiento algunos de los versos:

Quiero que me oigas, sin juzgarme

Es quizás una de las cosas más difíciles de practicar en nuestras relaciones. Por ejemplo cuando un hijo llega a casa agobiado porque le fue mal en alguna prueba en el colegio, o una esposa está cansada de tener que cocinar todos los días o un esposo ha sido despedido de su empleo, debemos escucharAnte estas situaciones, casi siempre nos concentramos en encontrar un culpable y especialmente estamos prestos a juzgar y señalar al otro.

Qué diferente sería la comunicación en el matrimonio y en la familia en general, si silenciáramos esa voz interna acusadora que muchas veces dejamos salir. Si renunciáramos a esa necesidad de enjuiciar, de creer que siempre tenemos la razón o que la verdad siempre es la nuestra. Daríamos entonces paso a la aceptación, a la comprensión, a la solidaridad con los sentimientos de nuestros seres queridos. Debemos instalar en el lugar de la crítica y el juicio la generosidad; el interés por el sentir de quién nos habla; el perdón y sobre todo concentrarnos en hallar el camino que haga sentir mejor a esa persona.

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En este otro artículo encuentras muchos recursos para comunicarte positivamente con tu familia: Cuando hables con tu familia, escucha lo que te digan con la mirada

Quiero que confíes en mí, sin exigirme

Al leer este enunciado, un padre puede pensar: “¡Qué locura! ¿Cómo no voy a exigirle a mi hijo? Debo hacerlo si quiero que sea un hombre de bien en el futuro”. Sin embargo, cuando pienso en la frase de introducción: “Quiero que confíes en mí”, lo que veo en realidad es que el trabajo de un padre no es exigir: su tarea es construir valores en sus hijos que orienten sus actos, que guíen sus pasos y luego tan solo confiar en el trabajo que ha hecho.

Quiero que conozcas las cosas mías que más te disgusten, que las aceptes y no pretendas cambiarlas

Suena imposible, ¿verdad? Y hasta parece muy romántico. Cuando vuelvo a leer la frase del enunciado, pienso en todas las esposas que no soportan ciertos comportamientos de sus esposos. No hablamos aquí de infidelidad, maltrato físico o emocional, alcoholismo (estos son temas que requieren un tratamiento especializado), hablamos de sencillos comportamientos que las irritan; por ejemplo que son impuntuales, desordenados, olvidadizos, etcétera y que si a lo mejor ellos cambiaran las cosas mejorarían. La pregunta es ¿y si tu esposo nunca cambia ese comportamiento? ¿Qué te queda? Aceptar y amar a pesar de ese comportamiento. Con suerte, algún día cuando menos lo esperes, tu esposo te sorprenderá con un cambio; pero si no llega, igual puedes ser feliz. Al fin y al cabo tampoco eres perfecta y esto también aplica para los esposos.

Me alegra haberme encontrado con los libros de este autor y terapeuta argentino que a través de sencillas premisas literarias nos enseña a liberarnos de las cargas mentales que nos impiden realizarnos, ser felices y hacer felices a nuestra familia.

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Diana Cantor Martinez

Hay un momento de la vida en que descubrimos que necesitamos un cambio para poder avanzar y crecer reconoce el momento y no pierdas la oportunidad.