Lo que tú puedes aprender de las fábulas que lees a tus niños

Existen fábulas y relatos infantiles tradicionales y muy famosos, los cuales también dejan lecciones importantes para los adultos en cualquier tiempo y lugar. ¿Qué puedes aprender de lo que leen tus hijos?

Arturo Leonardo

Tener niños lectores aumenta la probabilidad de que crezcan como adultos independientes y cultos. Pero leer es una actividad que, como todo lo que vale la pena en la vida, tiene que pasar por un proceso. Difícilmente, un niño de 4 años mostrará interés ante un libro de 800 páginas; es por ello que se recomienda iniciar con lecturas acordes con la edad.

Créanme, hay incontables piezas fabulosas, que van desde cuentos en los que pueden pintar y relacionar palabras, hasta las conocidas y provechosas fábulas. Estas últimas son cuentos en los que mágicamente los animales cobran vida, enfrentan una situación y finalmente dejan una lección, por supuesto, sin decirle a los niños que se trata de una lección; ¡aplausos!

Gracias a su desarrollo imaginativo, las fábulas se han convertido en lecturas casi en exclusiva para niños, pero los adultos también podemos aprender de tortugas, osos y leones que hablan entre sí.

En el presente artículo, te quiero mostrar tres ejemplos de cómo ciertas fábulas también pueden dar lecciones valiosas a los adultos. Lee, toma nota y lleva estas enseñanzas a tu vida cotidiana:

1. La liebre y la tortuga

Cuenta esa leyenda que una liebre retó, alevosamente, a una tortuga a una carrera. La liebre, segura de que ganaría sin problema alguno, asumió una actitud fanfarrona durante un buen tiempo. Cuando tuvo lugar la carrera, efectivamente, la liebre tomó tal ventaja que se detuvo en el camino, y se quedó dormida a centímetros de la meta. Para su sorpresa, paso a pasito, la tortuga llegó y cruzó antes que la orejona aprovechada.

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¿Dónde está la lección?

Además de que no hay que menospreciar a nadie, la liebre nos enseña que no debemos de confiarnos de nuestras habilidades todo el tiempo -sino trabajarlas-, y mucho menos pensar que tenemos ganado algo antes de terminarlo verdaderamente. Aplica, por ejemplo, al acudir a entrevistas de trabajo, en las que puedes creer que dominas un tema, pero ten presente que siempre será mejor repasarlo antes de que alguien, en teoría más lento, obtenga el trabajo antes que tú. Ponte vivo y, para resumirlo con un refrán, “no te duermas en tus laureles”.

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2. El león y el ratón

Resulta que un poderoso y tremendo león capturó a un ratoncillo que jugaba cerca de él. Tras amenazar con que lo usaría como almuerzo, decidió perdonarlo después de que el ratón le dijera que le pagaría el favor. Tiempo después, el león fue atrapado por unos cazadores en una red, y sí, el ratón lo liberaría.

La lección es la siguiente

Pensé, en un primer momento, decirles que no debemos de matar a los ratones que invaden los hogares, pero esto no sería muy higiénico que digamos. El asunto es que esta fábula nos enseña a no minimizar ni menospreciar el trabajo de nadie, ni de un compañero de tu empresa, ni mucho menos de alguien de tu familia. Todas las labores suman, y nunca sabes cuándo necesitarás de las habilidades de alguien más, por muy poca cosa que te hayan parecido.

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3. La cigarra y la hormiga

Una cigarra se burló de una hormiga que trabajaba arduamente para recolectar comida durante el verano. En el invierno la cigarra ya no tenía alimentos y la hormiga tenía todavía provisiones para mucho tiempo.

De aquí podemos tomar

Que hay que prever y no esperar a que un problema nos estalle en la cara; agregaría que hay que mostrar respeto por las actividades de otras personas, valorarlas en su justa dimensión y reconocerlas llegado el momento y las circunstancias.

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Quizá hoy ya sea noche para que le cuentes una historia a tu pequeño, pero en adelante dedica más atención a lo que le transmites; de estas fábulas reseñadas, y de otras tantas, puedes extraer un sinnúmero de lecciones que puedes compartir con tus hijos cada día.

Toma un momento para compartir ...

Arturo Leonardo

Comunicador fanático de sus hijos a quienes les relata día a día sus aventuras de música y deportes, gusta de leer lo que se cruce en su camino, piensa que el acto más revolucionario que puede existir es el de reír.