Los campeones viajaron al cielo y no estuvieron en la final, pero lo que sucedió en el estadio estremece al mundo

Trata de ver este último video sin derramar una lágrima. No adiós, sólo hasta luego.

Mariel Reimann

No fue una final como las demás en la que los hinchas se reúnen a dejar u alma mientras apoyan al equipo de sus amores. En esta oportunidad, el equipo de sus amores, tomó un rumbo diferente. Por alguna cosa de la vida, ellos terminaron su viaje y su final en el cielo.

Un hecho que no deja de conmover al mundo, no sólo por que eran un equipo de jugadores, pero más que todo por que eran un grupo de personas llenas de sueños, que viajaban a alcanzar la meta más grande que habían estado trabajando para conseguir, pero Dios tenía otro plan.

Decimos Dios, por que seguro que para Él también ingresaron como campeones

El estadio en el que se celebraría la final estaba lleno, pero en lugar de gritos y cánticos de aliento a un equipo había camisetas blancas, velas encendidas, camisetas del equipo y lágrimas que inundaban el estadio.

Las pancartas eran diferente

Nuestro pueblo expresó su sentimiento y admiración por los eternos campeones.

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No se leía vamos Chapecoense. Las pancartas decían cosas como “Fuerza familias, hinchada y pueblo Chapecoense”, “Estamos contigo Chape” y “Somos todos Chapecoense”.

Somos todos Chapecoense

Sí, por estos días todos somos de ese lugar que ocupa una pequeña parte de la geografía del mundo, por unos días, y ojalá que por muchos más, todos somos un en alma y corazón.

Esto es algo de lo que traen las tragedias

Es verdad que no debería ser así, pero son estas cosas que nos perforan el alma con dolor las que hacen del mundo una sola cosa. Las que nos unen, las que borran todas las barreras y fronteras, por que mis hijas y yo en este momento somos tan brasileras y Chapecoense como el resto del mundo.

76 palomas fueron lanzadas desde el estadio simbolizando el vuelo de estos campeones

El dolor es intenso, peor la unidad que ha causado en el mundo, los abrazos, la falta de rivalidad entre los equipos, las palomas, las velas y los abrazos entre completo desconocidos, solo pueden ser el resultado de que somos seres humanos, que tenemos la capacidad de sentir por los demás, de sufrir con los demás.

Mamá, ¿alguna vez sus familias volverán a verlos así como tú dices que algún día vas a volver a ver a tu abuela?

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Me preguntó mi hija de casi 11 años, y mi respuesta fue un sí definitivo. Sin importar las creencias que cada uno tenga, es bueno creer que la muerte no es un adiós, es tan sólo un hasta luego.

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Mariel Reimann

Mariel Reimann estudió leyes en la Universidad de Córdoba, Argentina y vive en Salt Lake City, Utah. Es madre de dos hijas que son la luz de su vida.