Los hijos no se pierden en la calle, se van del hogar (Parte 2)

Hay tres elementos que necesitas inculcarles a tus hijos para que la transición de la adolescencia a la vida adulta sea madura y responsable. Si no quieres que tus hijos se pierdan en la calle, lee este artículo.

Viviana Domínguez

Cómo lo prometí un tiempo atrás, aquí les comparto la segunda parte del artículo “Los hijos que se perdieron en la calle, antes se perdieron en tu  hogar “(Parte 1).

En la primera parte, compartí la importancia de la comunicación con los hijos, y algunas técnicas positivas para llegar a ellos; también recalqué la importancia de enseñar a nuestros hijos a obedecer por “amor” y no por “temor” o miedo al castigo. Todo en función de aprender a mantener a nuestros hijos adolescentes en el hogar, comprender mejor su forma de pensar y por qué actúan de la forma en que lo hacen.

En esta oportunidad, quiero enfocarme en tres aspectos básicos que derivan del concepto de “autonomía”, con el objetivo de clarificar el camino hacia la autonomía moral e intelectual de los jóvenes.

Autonomía para pensar y actuar

Lograr que nuestros hijos obtengan  su autonomía personal es de gran importancia, ya que nos asegurará qué tipo de comportamiento y elecciones hará cuando esté solo,  frente a la presión de los amigos, o cuando sea un adulto. En otras palabras, es enseñar a los jóvenes a hacer uso apropiado de su libertad.

Cada vez que mi hijo de 17 años sale con amigos, le digo, “el buen uso de tu libertad, te da más libertad”. Vengo repitiéndoselo desde el primer día que empezó a salir solo con amigos. Si durante esa salida, tomaba una decisión tonta, él sabía que la próxima vez el permiso sería reducido en tiempo, o negado. Así, por repetición y varios intentos, aprendió por propia experiencia a hacer uso apropiado de su libertad.

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Tres aspectos previos a cultivar

Obviamente, previo al proceso de autonomía o uso apropiado de la libertad, entre padres e hijos se deben cultivar tres aspectos muy necesarios que son:  una relación de confianza,  responsabilidad, y edificar una buena autoestima en el joven. Estos tres procesos previos,  ayudarán a desarrollar un uso apropiado de la libertad y un pensamiento autónomo.

Relación de confianza

Es uno de los aspectos más difíciles de cultivar, ya que incluye la importancia de ser “verídicos”, o sea que los hijos aprendan a decir la verdad; y aquí está el gran desafío. Por lo general, los hijos no dicen la verdad por miedo a la autoridad o a la consecuencia. Crear una relación de confianza también lleva tiempo y constancia, y se aprende por ensayo y error. Es decir, no importa cuántas veces se equivoque el joven, siempre se puede volver a intentar.

Técnicas de apoyo para lograr decir la verdad

Si quieres enseñar a tu hijo a ser verídico, puedes aplicar estas técnicas:

-Si tu hijo se acerca a ti para contarte algo que sabe que estuvo mal, simplemente respira profundo tres veces, es una técnica que permite llevar oxigeno al cerebro, y permite que uno se sienta abierto a escuchar.

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-No reacciones antes lo que estás escuchando, más bien acciona. Es decir, no te pongas a gritar o no te pongas en lugar de víctima, simplemente escucha primero, toma tu tiempo y luego actúa apropiadamente.

-Déjale saber a tu hijo previamente “no importa lo grave de la situación que vas a decirme, prometo no enojarme”.

-Aplica una consecuencia lógica o natural, solo una, simple y efectiva.

Los hijos desean contarnos todas las situaciones, aún cuando actúan equivocadamente. Dejan de hacerlo cuando ven que como padres reaccionamos enojados, y los llenamos de consecuencias ilógicas.

Responsabilidad

La responsabilidad se modela, más que enseñar con palabras. Si como padres somos responsables en los horarios, asuntos personales y compromisos que hacemos con los demás, ellos estarán aprendiendo a ser responsables de sus compromisos también. No obstante, cuando son pequeños, pueden aprender a través de actividades a ser responsables, por ejemplo:

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– Enseñarles desde pequeños a juntar sus juguetes, cuidar de su cuarto y sus propiedades.

-A medida que crecen, es muy bueno que los hijos sean parte del cuidado del hogar a través de pequeñas tareas, como sacar la basura, poner la mesa, ayudar con el lavado de platos, etc.

-Por último, y ya en la adolescencia, ellos  aprenderán a ser responsables de sus asuntos escolares y personales, como las tareas, higiene, y salidas con amigos.

-Enseñar a ser responsables incluye siempre una recompensa o consecuencia natural.

Autoestima

Desarrollar una buena autoestima es esencial para todas las personas, pero esta necesidad se intensifica en la etapa de la adolescencia. Autoestima significa, la forma en que nos vemos a nosotros mismos; además importa mucho la idea que tienen los demás de nosotros.

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Seis formas de ayudar edificar una buena autoestimas en los hijos son:

-Aceptar a nuestros hijos tal comos son, y no como nosotros queremos que sean.

-Amarlos por quienes son esencialmente.

-Mostrarle que todos cometemos errores, pidiéndoles perdón cuando nosotros como padres nos equivocamos.

-Cuando ellos se equivocan, señala la conducta. no a la persona

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-Evita realizar comentarios negativos sobre su persona.

-Estimularlo siempre con palabras de aliento y verídicas.

Conclusión

Crear un vínculo de confianza entre padres- hijos, enseñarles a ser responsables y brindarles todo el apoyo para edificar una buena autoestima, no solo los hará personas autónomas o libres, sino que los mantendrá lejos de las drogas, pandillas y malas influencias.

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Viviana Domínguez

Psicopedagoga, escritora y orientadora familiar. Oriunda de Argentina, actualmente reside en Utah. Es amante de la buena literatura, la música, el arte y de pasar tiempo en familia.