Los recuerdos negativos no son del todo malos cuando sabes cómo manejarlos
¿Suprimir o sanar? Tú eliges qué es lo que más te conviene en tu proceso de aprendizaje y crecimiento.
Erika Patricia Otero
Absolutamente todos tenemos recuerdos que no son agradables. Puede tratarse de experiencias traumáticas o simples experiencias bochornosas que cada vez que acuden a nuestra mente nos generan vergüenza.
Lidiar con estos recuerdos puede ser fastidioso y generar una carga que no tenemos por qué soportar. El problema es que estos recuerdos son un problema porque generan bloqueos que impiden ser feliz, avanzar; incluso, muchas veces impide relacionarnos efectivamente.
Ahora bien, ¿Qué pensarías si te dijera que hay formas de mantenerlos a raya o incluso olvidarlos? Eso por lo menos es lo que revelan varios estudios científicos.
Los recuerdos negativos y la ciencia
Hay múltiples estudios al respecto. Un estudio basado en el análisis del cerebro llevado a cabo en la Universidad Normal de Pekín, China, encontró que:
- Una larga noche de sueño consolida la memoria y dificulta la supresión de emociones negativas asociadas a ciertas vivencias traumáticas.
- En la noche el cerebro reorganiza la información recibida durante la vigilia. Esta información se almacena en los canales de la memoria a largo plazo. Ocurre que este mecanismo hace que la eliminación de recuerdos negativos, (una capacidad crucial para la salud mental) sea más complicada porque la memoria tiene tiempo de consolidarse durante el descanso.
El estudio consistió en hacer que los participantes memorizaran asociaciones entre dos imágenes, un rostro “neutro” y una figura “desagradable”. De esta manera, al observar más tarde una de las caras, pensaran de forma automática en una idea aversiva.
Los científicos encontraron que cuando los participantes trataron de suprimir la relación entre un rostro y una emoción negativa, aquellos que aseguraban haber dormido toda la noche, tenían más problemas para deshacer la asociación en su memoria.
De esta manera concluyeron que : “La actividad del cerebro durante esa tarea muestra que los circuitos neuronales involucrados en la supresión de la memoria, que al principio se ubicaban en el hipocampo, mutaron hacia un patrón más distribuido a lo largo del córtex después del sueño. Ese cambio parece ser aquello que hace más difícil suprimir los recuerdos negativos”.
Las malas experiencias, el aprendizaje y la transformación
Si algo tienen las malas experiencias, es que aparte de llevarte un mal rato, también aprendes y creces. Sé cómo suena esto, pero la vida se vuelve más amable cuando aprendes a darle un nuevo significado a los eventos desafortunados que pasan.
¿Cómo se logra esto? Simple, observando detenidamente el cambio surgido en ti gracias a ese evento nefasto. Con los eventos desagradables siempre quedan dos cosas: dolor y experiencia (aprendizaje).
Si nos empeñamos en vivir con dolor por lo sucedido, estamos “reviviendo” la mala experiencia una y otra vez. Sin embargo, cuando admites que sí, sufriste daño, pero gracias a eso te hiciste fuerte; entonces ese dolor que te hizo miserable también te transformó en un ser humano más valiente y capaz.
Ahora bien, siempre es tu elección hacer todo el esfuerzo posible por no recordar eso que tanto te hizo daño. El asunto es que debes pensar qué tan bueno es olvidar los recuerdos que te generan dolor.
¿Es bueno olvidar adrede los recuerdos?
El Dr. Roland Benoit, jefe del Grupo de Investigación de la Memoria Adaptativa del Instituto Max Planck de Ciencias Cognitivas y Cerebrales, explica que el olvido tampoco es positivo.
El asunto es que los seres humanos no funcionamos como máquinas. Nuestro cerebro no olvida, reprime; nosotros no podemos “activar” un comando y por acto mágico perder recuerdos.
Los recuerdos, del tipo que sean, son necesarios porque enriquecen nuestra vida. Sí, es verdad que hay sucesos que nadie debería haber experimentado en su vida. Pese a eso, lo mejor que podemos hacer es procesarlos, asumirlos y aprender de ellos. Cuando se hace este proceso, esos recuerdos negativos lo que hacen es fortalecernos, no debilitarnos.
Debes tener muy en cuenta que los seres humanos tenemos un gran poder de decisión. Siempre podemos elegir qué permitimos que nos afecte y qué no permitimos que nos haga daño.
Si un evento del pasado que te resulta especialmente doloroso y limitante, lo debes hacer es acudir a terapia psicológica. Esto te permitirá sanar las heridas, perdonarte (si es que te culpas) y eliminar bloqueos; Estás acciones son mucho más eficaces que tratar de olvidar algo que no deseas recordar.
Recuerda que la finalidad de este plano existencial es aprender a ser mejores seres humanos. Este proceso no es fácil de ninguna manera; pese a eso, se hace más llevadero cuando dejas el papel de víctima.
Si algo es cierto, es que en muchas de las cosas que viviste no tuviste responsabilidad. Sin embargo, al tener que lidiar con esos recuerdos, tu responsabilidad recae en sanar las heridas emocionales. Asumir esa responsabilidad te otorga el poder de controlar y sanar; algo sobre lo que sí tienes control. Cuando te das cuenta de tu poder interno puedes sanar y seguir adelante siendo más fuerte y valiente.