Más que otro ingrediente, el amor nutre a tu familia

Existe un ingrediente secreto que todo miembro de la familia debería conocerlo y usarlo, ¿cuál es?

Edith Kingore

“¡Qué rica comida!”, solíamos decirle a mi madre cada vez que nos sentábamos a comer. No importaba lo que cocinara, mis hermanos y yo le decíamos que la comida sabía deliciosa, y quedábamos satisfechos. Aún en tiempos de carestía, haciendo malabares, ella se las ingeniaba para que los alimentos resultaran apetitosos. ¿Qué era lo que les ponía?, ¿por qué siempre nos gustó el sabor de sus comidas? Descubrí, pasados muchos años, después de haberme convertido en madre y de que tuviera que alimentar a mi propia familia, cuál era ese ingrediente especial: AMOR.

Claro que en mis años de madre primeriza me llevó tiempo agregar ese ingrediente especial; aunque lo tenía, la cosa era saber usarlo. Ese ingrediente especial, el amor, se puede aplicar en todas las áreas de la vida. Y dicho sea de paso, tal ingrediente lo tenemos todos, pero sucede algo curioso: cuanto más se da, más aumenta y cuánto más se guarda, disminuye, hasta quedar vacío. Volviendo al ejemplo de las comidas, las cenas y almuerzos se pueden tornar tediosos al punto de convertirse en rutinas monótonas, por lo que ya no es algo especial y llega a parecer una carga y, al final, ya nadie quiere disfrutar una cena juntos.

Ese ingrediente tiene un poder: atrae a los miembros de tu familia, los une, les hace sentir que les gusta tu compañía, pasas un buen momento y se vuelven a apreciar unos a otros. Cuando haces cosas por tus semejantes, en este caso tu familia, transmites tus propios sentimientos, tu amor, tu deseo de nutrirlos, de prolongarles la vida, de darles salud y bienestar. Al mismo tiempo, cuando los miembros de tu familia aprecian el trabajo, el tiempo y dedicación que has proporcionado, el beneficio es recíproco y quedas con la satisfacción del ingrediente añadido, que retornará en cantidades mayores. Esto pareciera algo ordinario, y de todos los días, pero en realidad estos simples actos son los que te ayudan a formar esas raíces y a fortalecer los lazos familiares.

Estas tradiciones puedes incluso pasarlas de generación en generación, siempre agregando ese ingrediente indispensable que une a las familias. Si quieres curar heridas, úsalo cada día, para que vaya haciendo efecto. Es un método para curar relaciones, el espíritu, fortalecer matrimonios, acercar hijos y agregarle felicidad a tu vida. Compartir alimentos y comer juntos en familia te ofrece una oportunidad para expresar afecto y alimenta tanto al alma como al cuerpo. Te expongo algunos otros beneficios que te pueden ofrecer, aparte de nutrir el cuerpo físico:

Expresas tu amor y cariño

: tus sentimientos.

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Expresas sentimientos morales

: buen momento para enseñar a tus hijos.

Expresas individualidad

: los miembros de tu familia son únicos.

Cenar en familia demuestra la pertenencia a un grupo

: una parte esencial de tu identidad y la de tu familia.

Refuerzas la autoestima

y los miembros ganan reconocimiento.

Escuchas a los demás

: las comidas son un perfecto momento para conversar y mantener la comunicación entre la familia.

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Te preocupas por el otro

: el preparar y servir a tu familia es una demostración de amor y preocupación por su bienestar, para los hijos sentir el amor de los padres es esencial.

Recuerda agregar este ingrediente cuando prepares los alimentos para tu familia, ya que la comida puede resultar de alta calidad y exquisita; pero, al mismo tiempo, podría resultar desagradable, incluso rechazada, si la situación es tensa y conflictiva. Y a la inversa, un alimento discreto desde todos los puntos de vista, pero preparado con amor, puede saberles a gloria y así aumentarás cada vez más el ingrediente en tu alacena de sazones.

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Edith Kingore

Edith Kingore es originaria de Argentina. Estudió Psicología en México. Se ha dedicado muchos años a la educación y trabajos con infantes y niños de edad preescolar. Actualmente reside en Estados Unidos con su esposo y tres hijas.