¡Mi hijo no cuida nada!: Enseña a tu hijo a valorar sus pertenencias con estos consejos

Si ya no sabes más cómo explicarle el valor de las cosas, es hora de cambiar la estrategia

Fernanda Gonzalez Casafús

Los niños pequeños no suelen tener una dimensión real de las cosas que tienen, de cuánto dinero cuestan y de qué valor tienen. Varias veces mi marido y yo hemos jurado que no les compraríamos más nada hasta que “aprendan a valorar lo que tienen”. Pero ¿cómo aprende un niño menor de 6 años a valorar sus pertenencias?

Tal vez te costó sudor y lágrimas comprar ese juguete que tu hijo tanto quería, pero luego de un tiempo le faltan partes, está tirado en el piso, o simplemente ya no lo busca demasiado para jugar (y mucho menos lo cuida). Entonces te frustras, porque no sabes qué hacer para que el niño entienda que los juguetes cuestan caro, y te das cuenta que enojarte y gritar no sirve de mucho. O tal vez, te encuentras con que tu hijo escribió el sillón y las paredes, o manchó con pinturas su ropa más nueva, y lo que para él es una hazaña, para tí es un gran dolor de cabeza.

Enseñar a nuestros hijos a apreciar y valorar las pertenencias, tanto suyas como de la casa, suele ser una tarea bastante difícil y en la que muchas veces se pierde la paciencia. Byron Ellis, es un padre de familia y es el director general de United Capital Financial Advisors. En una entrevista para Fatherly dice: “Los niños realmente pequeños no saben sobre dinero. No tiene ningún sentido para ellos, pero pueden aprender fácilmente que el tiempo es un producto básico”, por lo que aconseja que para que los niños valoren el dinero, deben primero saber que el tiempo tiene un costo. Por ejemplo, si quieren tomar un helado, deben tomarse el tiempo para ordenar todos los juguetes que han dejado tirados.

Recompensar para valorar

“Cuanto menor sea el niño, menor será el trabajo, y la recompensa, sea lo que sea, tiene que llegar rápidamente, de lo contrario, no entenderán la conexión ” advierte el experto. Aunque muchas personas están en desacuerdo en utilizar el sistema de recompensas con los niños, el hombre advierte que de esta manera el niño puede ir entendiendo el valor del esfuerzo, y puede relacionarlo con el trabajo que le lleva a mamá y papá comprar las cosas.

A medida que los niños crecen, los trabajos que se les den pueden llevar más tiempo, las recompensas pueden ser más altas y les puede tomar más tiempo ganarlas, y ésto dará sus frutos en la edad adulta como una fuerte ética de trabajo. Cuando son jóvenes, construir esta conexión entre el tiempo y el valor puede ser suficiente para que los niños aprecien lo que tienen: si invierten tiempo en cuidarlo, es porque debe valer algo.

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Mientras tanto, en el transcurso de la implementación de esta práctica de recompensa, puede suceder que el niño se niegue rotundamente a guardar sus cosas o a cuidarlas. Entonces, ahí entra en acción la otra fase, la de mostrar las consecuencias de los actos. Por ejemplo, cuando mis hijos no quieren guardar los ladrillos y juguetes diminutos que tienen, les explico que ellos deciden si quieren mantener esos juguetes o no. Entonces, al día siguiente, cuando no encuentran determinada pieza, les explico que esa es la consecuencia de no guardar y cuidar sus pertenencias. Otro ejemplo, cuando dejan los juguetes tirados y se resisten a guardarlos les digo “seguramente ya no les interese este juguete” y traigo una bolsa, comienzo a guardarlos y les digo que los daré a la beneficencia, o a los niños que realmente quieran jugar. Inmediatamente me piden por favor que desista, y se ponen a ordenar. Es la oportunidad indicada para conversar con el ellos acerca de los beneficios de cuidar las pertenencias.

Otra de las cosas que se pueden hacer para que un niño valore los objetos y pertenencias, es involucrarnos en el proceso de compra y cuidado. Por ejemplo, cuando van a comprar un mueble para su habitación, se le puede preguntar qué color prefiere, o darle a elegir entre dos opciones viables. Así, sentirá más pertenencia con el objeto y se esmerará por cuidarlo más. Y si luego lo pinta o lo arruina, puede colaborar con la restauración del mismo, o realizar tareas del hogar como limpiar, barrer o quitar polvo de los muebles, para colaborar con el trabajo de la casa y enseñarle a que comprenda que el tiempo cuesta mucho dinero.

Consejos puntuales para enseñar el valor de las cosas

Con paciencia, puedes ayudarle a tu hijo a que valoren lo que tienen y lo cuiden, a través de estos consejos

Orden

mantener el orden de los juguetes y pertenencias es fundamental, para que el niño entienda que mientras más ordenadas están las cosas, mejor cuidadas están. Muestra tú el ejemplo ordenando tus pertenencias.

No le compres todo

Aunque económicamente puedas hacerlo, no le compres todo lo que te piden. Los niños deben entender que las cosas tienen un valor, y que sus padres se esfuerzan por comprarlas. Si a cada pedido accedes, les estarás enseñando que todo se consigue así de fácil en la vida.

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Enséñale acerca del ahorro

Cuando mi hija me pide los juguetes que ve en la televisión le explico que si los desea, debemos dejar de gastar en otras cosas. Por ejemplo, cuando me pide ir todos los fines de semana al famoso local de comidas rápidas a comer hamburguesas, le explico que si vamos todos los días que ella quiere no podremos ahorrar para comprar otras cosas.

Enséñale acerca de las consecuencias

“Si se rompe compramos otro” dijo el otro día mi hija. Y le tuve que explicar que si se rompía ese costoso juguete no íbamos a poder comprar otro, por lo que si no lo cuidaba, lo perdería. Demostrar las consecuencias naturales de sus actos no sólo les servirá para valorar las cosas, sino para toda su vida.

Cuando un niño obtiene todo lo que quiere con sólo pedirlo, se le está perjudicando para su vida adulta. Enseña a tu hijo con paciencia, dedicación y ejemplo, y obtendrás grandes resultados.

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Fernanda Gonzalez Casafús

Fernanda es Licenciada en Periodismo, especialista en Redacción Digital y Community Managment. Editora de contenidos y redactora en Familias.com. Nacida en Argentina y mamá de dos, ama los animales, la danza, la lectura y la vida en familia. Escribir sobre la familia y la maternidad se ha convertido en su pasión.