Mirar atrás, ni para agarrar vuelo. El presente te llama

Aprender a cerrar ciclos es esencial para vivir en paz. Todo ciclo abierto es una herida que sangra y arrastra consigo tus ilusiones. Mirar atrás ni para agarrar vuelo. El presente te llama.

Marta Martínez Aguirre

Irene tiene miedo de que su esposo encuentre una fotografía de su primer novio que guarda en un cajón de su cómoda. Aquel viejo amor naufragó en las frías aguas del Río de la Plata: una tormenta volcó la barca donde él pescaba, y su cuerpo nunca lo encontraron. Todo sucedió un mes antes de que se casaran. Ella siempre llora esa pérdida. Lamenta no haberlo acompañado ese día a pescar.

Javier está nervioso: llegan las vacaciones de invierno y recuerda que es el periodo especial para presentar exámenes en la facultad. Hace dos años que tiene pendiente una prueba oral para recibirse de enfermero, pero entre el trabajo y una nueva carrera universitaria siente que no tiene tiempo.

Tatiana tiene un nudo en la garganta desde hace tres años en que se peleó con su familia por un préstamo de dinero, y su hija menor le pide que de regalo de los quince años quiere tener a los abuelos en la fiesta.

Aquellas cosas que no logras concluir a lo largo de la vida, tarde o temprano te pasan la factura. Es por eso que aprender a cerrar ciclos es esencial para vivir en paz. Amores inconclusos, palabras pendientes, vínculos heridos, proyectos a medio camino suelen atragantarse en tu garganta, y cuando menos lo esperas salen disparados, muchas veces trayendo consigo resultados inesperados, desde enfermedades corporales a almas intranquilas.

Hay gente que piensa que la vida es un “espeto corrido”: quieren comerse la vida y pasan picoteando todo a su paso, sin detenerse a saborear un buen plato y quedar satisfechos. Esta sociedad te invita a huir del dolor, a vivir anestesiada, buscando aquí y allí, pasando de un amor al otro si no resulta, de una amistad a la otra si no te satisface, de un trabajo al otro si no te cae bien el jefe, y así la vida se vuela, pero el pasado siempre es un mafioso que no perdona.

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Todo ciclo abierto es una herida que sangra y arrastra consigo tus ilusiones. Es necesario aprender a hacer el duelo por todo aquello que no fue. Aunque sea doloroso, cerrar etapas es parte del camino hacia la paz mental y la felicidad.

Como dice Celedonio Castanedo, terapeuta gestáltico español, “Algunas manifestaciones de situaciones inconclusas son el resentimiento o la rabia no expresada a los padres, hermanos, pareja, y a otras personas significativas. Además, los asuntos inconclusos son consecuencia del amor no expresado, la culpabilidad no-resuelta, las acciones del pasado no-aceptadas, etcétera. Cuando las personas no actúan adecuadamente para hacer un cierre, cuando no pueden olvidar las acciones que han ocurrido en el pasado, o cuando no aceptan las situaciones como son, entonces son incapaces de funcionar de forma sana y enérgica”.

Por eso, mira estos consejos:

Ve al terapeuta

Decide y programa una cita con un terapeuta. Anímate a pedir ayuda e iniciar un proceso terapéutico para sanar internamente. Todo ciclo abierto que no se cierra produce heridas o te quita energía.

Haz un pequeño ejercicio de “despedida

“. Por ejemplo, si se trata de un amor inconcluso, escribe una carta, deja que tu alma se despoje de todo aquello que no pudiste decir, explicar o vivir; cuéntale de tu vida actual, de tu hermosa familia, de tus sueños familiares y deja que tu corazón se inunde de gratitud por haberle conocido. Despídete dejando atrás aquella vivencia, deséale todo el bien que puedas, pide perdón si es necesario y perdónate también si es el caso. Cierra el sobre y llévalo lejos de tu vida (algunas personas eligen enterrar la carta, quemarla o incluso colocarla en un buzón sin indicar el destinatario). También puedes emplear esta técnica para cerrar todo aquello que te quedó sin cerrar. “Estimada monografía: ahora que han pasado los años…”

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Técnica de la silla

Busca un lugar en el que puedas estar a solas, coloca una silla vacía frente a ti, pon música suave que te ayude a entrar en un clima de conexión, coloca fotografías, objetos o simplemente deja la silla vacía. Deja ir las tensiones y con la respiración suave y profunda imagina que estás frente a esa persona o situación y deja que tu cuerpo se exprese, llora si lo necesitas, siente en tu cuerpo, visualiza su rostro, huele su perfume, su voz; manifiesta todo lo que deseas decirle, permite que tu imaginación y tu alma se expresen. Dile que elijes quedarte en este presente donde has formado tu familia. Cuando sientas que has dicho todo déjala partir, despídete con humildad y valentía, agradece por lo que fue en tu vida, retira la silla y mira hacia adelante.

No dejes que el pasado te tire de la vida impidiéndote avanzar, cierra todo asunto inconcluso, porque, escucha, tu presente te llama.

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Marta Martínez Aguirre

Marta Martínez es de Uruguay. Posee una licenciatura en Psicología, y un posgrado en Logoterapia. Ama todo lo que hace y adora servir. Es especialista en atención psicológica domiciliaria. Contacto: