Nadie nos debe nada: si das algo, no esperes nada a cambio, dalo de corazón

"Nunca deberías tener expectativas con respecto a los demás. Simplemente sé bondadoso con ellos". Pema Chödron

Erika Patricia Otero

“Si sientes que el mundo te debe algo, prepárate para una vida de horas amargas. Nunca vas a conseguir la paga que esperas. Para ti el cielo nunca será lo suficientemente azul; el bistec nunca estará bien cocinado; el universo no será lo suficientemente digno de tener entre los seres humanos a alguien como tú. Llegarás irritado y rezongando a una muerte temprana.”

Max Lucado

Perder la esperanza que se tiene en alguien es un sentimiento realmente devastador.

Esperar algo de alguien es el camino más directo que conozco hacía de la decepción. Fue debido a esto, que a fuerza de males aprendí a no esperar nada de las personas. Tener esta actitud es la forma que he encontrado para relacionarme y no perder mi fe en los demás. Es algo así como “si no espero y si resulta ¡Genial!, y si no espero y no resulta pues ¡Genial!

Hace años aprendí es que es muy doloroso esperar algo de alguien y que no cumplan sus promesas. Sé que es una actitud un tanto infantil, pero me evito sufrir de manera innecesaria. Tampoco digo que es la actitud que debes tener hacia los demás; eres libre de esperar lo mejor de las otras personas, no todos tenemos la misma suerte.

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¿Por qué nos decepcionamos de los demás?

Porque depositamos en ellos expectativas muy altas. Esperar mucho de alguien es dar un salto de fe. La situación es que nadie tiene por qué cumplir nuestras expectativas, ni nosotros las de los demás.

Añádele a lo anterior que solemos juzgar a las personas desde nuestro marco de referencia. Esto aplica tanto para cosas buenas como para las negativas. En el caso de las expectativas, lo que ocurre es que esperas de los otros lo que harías por ellos.

Muchas veces ocurre que te esfuerzas porque las personas a tu lado no pasen dificultades. Te esfuerzas y hasta te sacrificas por el bienestar de ellos. No es que hagas las cosas con el fin de conseguir algo a cambio; sin embargo, es muy doloroso cuando tú estás en necesidad y esperas la misma reciprocidad, pero no pasa nada.

También te decepcionas de las personas cuando te prometen algo y carecen de compromiso para cumplir la promesa.

Todas esas actitudes son las que hacen que nos decepcionemos de los demás; también hace que tus relaciones se deterioren al punto que pierdes la confianza en ellos y te alejas.

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Es difícil volver a confiar

Lastimosamente, cuando alguien falta a su palabra, pierdes la fe en esa persona. No importa cuánto intentes darle una oportunidad, siempre vas a tener esa pequeña espina lacerándote el corazón.

Puedes seguir llevándote bien con las personas de las que no esperas nada, eso no cambia que sean buenas personas; la diferencia es que carecen de compromiso.

Es cierto que te decepcionaron porque tuviste muchas expectativas puestas en ellos, ante eso nada se puede hacer. Lo que sí puedes hacer es seguir adelante sin guardar rencores.

Algo que también debes tener muy en cuenta es que las personas no te hacen cosas, las personas hacen cosas; tú decides si te afectan o no.

Con lo anterior en cuenta, eres libre de elegir si mantienes a esas personas en tu vida o no.

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Por mucho que no queramos, somos vulnerables

Amar nos hace vulnerables. Depositamos tiempo, esperanza, fe, afecto y eso nos deja a expensas de lo que alguien quiera hacer con nosotros. Es por esto que debemos aprender a elegir a las personas que queremos tener en nuestra vida.

Ahora bien, no solo las personas que elegimos nos decepcionan; también nuestra familia puede llegar a lastimarnos y decepcionarnos. Esta situación es complicada de manejar, pero no imposible. Lo único que debes hacer es darles una oportunidad. Si sucede que vuelven a defraudarte; entonces, ya sabes que puedes esperar para la próxima vez. Es acá donde eliges: si permitirles que te lastimen de nuevo o no.

Sé que suena cruel, pero esperar que alguien haga algo y que eso no suceda, puede ser hiriente; por esto, es que debes aprender a hacerte fuerte sin ser insensible. Puedes seguir siendo amable y afectuoso; lo que hace la relación diferente es que ya no esperas nada.

Protegernos no quiere decir que tenemos que lastimar a quienes nos aman, no es así. Protegernos de las heridas que nos puedan hacer los demás, no es igual a ser ruin o cruel.

Ajusta tus expectativas a la realidad

Puede parecer absurdo, pero muchas veces somos los responsables de la decepción que nos generan los demás. La realidad es que esperamos más de lo que las personas pueden dar. No es su culpa, es nuestra por no ajustar nuestras expectativas a la realidad.

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Cuando finalmente asumes que no puedes controlar lo que otras personas hacen por ti, te evitas sufrimientos y desencantos.

Ya lo señalé un poco más arriba: solemos juzgar a los demás por quienes somos. Si eres amable y cariñoso, esperas que otros actúen como tú; es ahí donde está tu fallo, en esperar que otros hagan lo que tú. En lugar de eso, ábrete a las posibilidades de recibir lo que las personas pueden darte y libera las expectativas.

Puedo decir por último que decepcionarte de una persona es tu elección. Puedes escoger entre aceptar lo que te pueden dar, o decepcionarte por esperar mucho de alguien que no está obligado a darte nada.

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Erika Patricia Otero

Psicóloga con experiencia en trabajo con comunidades, niños y adolescentes en riesgo.