No esperes siempre a que el otro cambie por ti

Mejor enfócate en su esencia y en las cosas positivas. Y si hay algo que cambiar que está afectando la relación, siempre es mejor hablarlo de forma adulta.

Adriana Acosta Bujan

Desde la infancia vamos formando nuestra personalidad e identidad; nuestros padres al momento de criarnos nos enseñaron a cambiar y modificar ciertas conductas o actitudes que tal vez no eran apropiadas o nos ponían en peligro. Es parte de la crianza el guiar, orientar y lograr que los hijos comprendan las situaciones buenas o malas, para que en la vida adulta alcancen sus objetivos y sueños.

Si bien una persona adulta ya tiene formada su personalidad e identidad con sus hábitos y costumbres, podemos decir que tiene libre albedrío, que es la capacidad de tomar decisiones buenas o malas, con un grado de raciocinio y pensamiento crítico; por tal razón es un tanto complicado lograr cambiar.

Una persona no puede cambiar su esencia, esa chispa que la hace ser única y especial, marcando la diferencia entre los demás. Pero, tal vez y solo tal vez, pueda lograr modificar algunos malos hábitos, solo en caso de aceptar que la forma en la que se está relacionando no es del todo agradable, y en cierta forma lo perjudica directamente.

Un problema típico de pareja

Lamentablemente muchos matrimonios desean fervientemente que su pareja cambie; esperando largos años de sufrimiento y frustración, viviendo con la esperanza de que su pareja sea la persona que ellos quieren que sea.

El doctor Walter Roberts, afirma que el cambio como tal, se dará solo en un ámbito psicoterapéutico; es decir cuando la persona toma conciencia de que existe un problema que debe afrontar con la intervención clínica, terapias y ayuda de los expertos.

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Cuando una relación presenta desafíos como abuso, desprecio, engaño y violencia, sin duda alguna la persona tiene que cambiar radicalmente, pero solo lo logrará con la ayuda y guía de los especialistas, de lo contrario es probable que el matrimonio vaya en declive.

Entendido lo anterior, entonces no podemos cambiar de la noche a la mañana; de querer hacerlo podemos ir modificando algunos hábitos, pero nunca la esencia misma que nos define como únicos. Por ejemplo: puedes cambiar tu alimentación, tu manera de controlarte cuando estás enojado, incluso volverte más detallista, analítico o aventurero; tal vez, modifiques tus defectos, manías o algunos comportamientos.

Si lo quieres cambiar, no es amor

Walter Riso afirma que no será un verdadero amor cuando no se logra aceptar a la pareja como tal. Si dedicas tu tiempo a tratar de cambiarlo será un esfuerzo desgastante e inútil. Incluso, también el autor del libro “Los hombres son de marte y las mujeres de venus”, John Gray, dice que la manera en la que alcanzamos el éxito como pareja es cuando entendemos las distintas maneras que tienen los hombres y mujeres para comunicarnos.

Por lo tanto, no desgastes tus energías en tratar de cambiar a tu pareja, será mejor que la aceptes como es, con sus defectos, virtudes y fortalezas. Entonces la pregunta sería: ¿Cómo vivir en armonía con los defectos de tu pareja?

1 Exprésate libre

En toda relación deberán existir límites para tener una buena convivencia, de lo contrario la relación será todo un caos. Será importante comunicarle a tu pareja de esas actitudes o comportamientos que te molestan, expresándote libremente, pero de forma respetuosa, sin necesidad de generar un conflicto. Deja en claro qué acciones que él o ella realizan generan en ti molestias; nunca des por sentado o supongas que sabe, ya que no es adivino.

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2 Respeto

Es importante respetar al otro, aunque te encuentres muy enojada por algo que hizo; deberás controlar tus emociones y no permitir que las palabras hirientes lo lastimen. Recuerda que la base de un matrimonio sólido es el respeto. Toma conciencia que esos malos hábitos y conductas las tiene muy arraigadas y por lo tanto no podrá modificarlas en un chispar.

3 Anticípate

Si sabes que te molesta que tu esposo deje la ropa tirada en el suelo, ¿por qué no lo ayudas y le pones el cesto de la ropa en un lugar más visible?; así él no tendrá excusas de depositarla, sin necesidad de que tú le digas algo. O por ejemplo, si la actitud que toma tu pareja no te agrada cuando visitan a tus padres, entonces evita que se frecuenten demasiado.

Se trata de ser anticipados para no crear conflictos matrimoniales; ten en claro que tu pareja hará un esfuerzo constante por cambiar, pero no esperes que lo haga de manera automática, esto llevará un tiempo.

4 Más cosas buenas que malas

Es normal que todos pongamos más atención en las cosas malas, sin tomar en cuenta las virtudes de la pareja. Cuando solo te enfocas en los defectos tu vida será un verdadero tormento. Por tal razón, será fundamental descubrir las fortalezas de tu pareja, minimizando los comportamientos o actitudes que te molestan.

Seguramente encontrarás muchas cosas positivas que no habías descubierto; así que comienza a valorar todo lo bueno que hace por ti y del esfuerzo que hace por agradarte día a día.

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5 En los zapatos del otro

Todos cometemos errores y la perfección no es algo que exista, ya que somos seres humanos. Por tal razón, antes de pensar en lo que no te gusta de tu pareja, deberás realizar una autocrítica o introspectiva y aceptar que tu también tienes defectos. Se trata de empatizar y de comprender que todos somos distintos.

Si quieres que tu pareja cambie algo, comienza por ti, modificando esas conductas que sabes que no son del todo agradables y que perjudican la armonía.

No pases tu vida queriendo cambiar a tu pareja; será mejor aceptarla tal cual es, al final de cuentas es la persona que amas y tu compañero de vida. Enfócate en valorar las cosas buenas, en su esencia y personalidad, descubriendo esas características que lo hacen ser único y especial.

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Adriana Acosta Bujan

Adriana Acosta estudió comunicación, es madre y abuela, y actualmente se dedica a la enseñanza e investigación a nivel universitario en Puerto Vallarta. Publica sus escritos esperando que ayuden a las personas que leen sus útiles vivencias.