No hay amor más incondicional que el de mamá

Tu mamá estará a tu lado en todos los momentos de tu vida.

Erika Patricia Otero

Si hay una mujer especial en la vida de cada ser humano, esa es nuestra madre. Ella es quizás el único ser que da mucho de sí desde el mismo momento de la concepción hasta el último día de su vida.

Si, es cierto que a muchas mujeres no les queda el título por su proceder dañino con el que afectaron de manera irreparable a sus hijos. Pero por fortuna, la gran mayoría aprende bien cómo cumplir con su rol materno a cabalidad.

La mujeres no nacemos con el conocimiento para ser madres

Al contrario de lo que el común de las personas crean, las mujeres no nacemos programadas con el deseo de ser madres. Ese deseo es algo de interés individual, y éste no nace solo porque venimos aptas físicamente para poder dar vida a un bebé.

María Marín es una motivadora y escritora latinoamericana que explica que no por haber nacido mujeres tenemos que ser madres. Ella sostiene que la sociedad nos atañe el hecho de que todas debemos ser madres porque “nacemos con el equipo” para serlo. Pero la realidad es otra.

Y por supuesto es muy diferente. Hay mujeres que han expuesto abiertamente que no desean ser madres. Adoran a los niños y aman a sus sobrinos, pero no se ven como madres, y nada malo hay con ello.

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También es cierto que no por haber nacido mujeres nacemos sabiendo la mejor manera de criar un hijo. Eso es algo que se aprende en el camino y con el nacimiento de cada hijo. Así como lo lees, porque todos los hijos son diferentes, y cada uno va dictando la manera en la que debe ser criado.

Las madres hacen sacrificios

El mismo hecho de embarazarse conlleva un sacrificio. Expertos advierten que cuando una mujer se embaraza, su cuerpo se ve afectado tanto por los cambios hormonales que alteran su estado de ánimo, cambios en la piel, uñas y cabello, su sistema óseo también se ve afectado. También cambian su apetito, hábitos de sueño, entre otros.

Muchas mujeres quedan embarazadas aún cuando están terminando sus carreras, y ¿Qué pasa? pues deciden abandonar sus carreras para trabajar y poder así criar a sus hijos.

Otras más dejan de trabajar en la carrera de sus sueños para dedicarse al cuidado de su hijo recién nacido. Y cuando se dan cuenta, tienen tres niños a su cargo, un matrimonio feliz y a ellas no les hace falta su carrera.

A otras no les pasa igual. Tienen un bello hogar e hijos sanos y felices, pero aún les hace falta esa parte profesional que les hace sentirse completas.

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Hay de todo tipo de mujeres y madres, pero todas hacen sacrificios. Y la mayoría de las veces, les debemos las personas que llegamos a ser debido a esa entrega desinteresada por nosotros.

Lo maravilloso de todo es que no nos piden ningún tipo de reconocimiento, ellas en silencio se sienten felices y orgullosas de sus hijos; saben que el éxito que logramos se debe a su esfuerzo diurno y nocturno, a ellas les debemos mucho más que la vida misma.

Mi madre es mi modelo a seguir

Mi mamá nunca pudo terminar sus estudios secundarios y tampoco hacer una carrera profesional. Conoce el mundo laboral porque desde que quedó huérfana de padre, asumió por voluntad propia diferentes empleos para ayudar a mi abuelita a sostener al resto de sus hermanos.

Cuando se casó con mi papá y quedo embarazada de esta servidora, perdió su empleo porque la fábrica donde trabajaba cerró. Fue en ese momento que asumió de lleno la crianza mía, y más tarde la de mi hermana.

Por cosas de la vida después de muchos años difíciles, tuvo que volver a trabajar en lo que pudiera para sacarnos adelante a mi hermana y a mí.

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Yo era una pre-adolescente que vivió a su lado cosas que son dolorosas de recordar, pero esos tiempos no los cambio por nada, pues me enseñaron de qué material estamos hechas las mujeres de mi familia.

Yo siempre tuve en mente que tan pronto como pudiera trabajar, ya fuera en la carrera que estudie o en algo más, mi madre estaría de primeras en la lista de “prioridades”.

Por eso, cada vez que cobro el cheque por mi trabajo, ella es la primera en recibir dinero de mi parte. Mi madre es la  primera en preocuparse cuando me enfermo, en recordar que ya no tengo zapatos o que alguna cosa me gustó para regalármela.

Además, yo soy a quien acude cuando necesita que alguien la acompañe a hacer las compras del mes o a que escuche sus preocupaciones.

Tengo en mi madre el mejor ejemplo de mujer fuerte, decente e independiente, el que necesita toda hija para ser ejemplo a sus propios hijos, ya sean varones o niñas, para que sean los mejores seres humanos del planeta. Yo estoy muy orgullosa de ella.

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Antes que sea tarde, aprovecha tu tiempo con ella

Hay hijos que por la distancia o falta de tiempo no aprovechan de la mejor manera a sus madres. Lo triste es que caen en cuenta de ello cuando ya es demasiado tarde.

Para que esto no te pase a ti, te recomiendo que siempre que tengas un tiempo libre hables con ella por teléfono, o ve a su casa a verla y habla con ella acerca de sus problemas, (porque también los tiene).

Si tus posibilidades económicas te favorecen sal de viaje con ella, a comer o al cine. Haz cosas por ella que les hagan felices a ambas. Recuerda que aunque te ame con toda su vida, su tiempo contigo es “contado” y solo les quedará lo que ambas vivieron juntas.

Ella es a quien recurro cuando no hay nadie más

Sé que para ti, al igual que yo, tu mamá es la primera persona a la que recurres en los peores momentos de tu vida, pues si hay alguien a quien se pueda recurrir para encontrar consuelo, cobijo y cariño, ella es mamá.

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Sé también que temes (al igual que yo) el día que ella ya no esté a tu lado, porque sabes de lleno que nadie más va a confortarte como solo ella sabe hacerlo.

Mi madre dice que desde que murió mi abuela, (en 1997) ya no se siente completa. Yo debo decir que perder a mi abuela ha dejado un vacío en mi mamá que no la deja ser feliz del todo.

Para ser franca, me da terror el hecho de perder a mi madre porque sé que es un evento que no se puede evitar, por eso trato de sacar el mayor provecho de los días que pasó con ella.

Mi meta es mantenerla viva en mi mente y corazón habiendo hecho todo lo posible por hacerla feliz hasta que a mi misma me toque dejar este mundo.

Yo te invito a hacer lo mismo, a disfrutar al lado de tu mamá todos los momentos que sean posibles.  La verdad es que no hay arrepentimiento en hacerlo.

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Erika Patricia Otero

Psicóloga con experiencia en trabajo con comunidades, niños y adolescentes en riesgo.