No te quejes por lo que tus padres no pudieron darte, te dieron todo lo que tenían

A veces no somos conscientes de todo lo que han hecho por nosotros, hasta que los perdemos.

Fernanda Gonzalez Casafús

Llega un momento en la vida en el que uno puede mirar hacia atrás y preguntarse ¿cómo no lo vi?, ¿cómo no pude darme cuenta? Lo cierto es que muchas veces no valoramos todo lo que han hecho por nosotros nuestros padres, hasta que llega el día en que te conviertes en uno.

Cuando tienes hijos comienzas a entenderlo todo. Tus padres no fueron “malos” porque no te anotaron en la clase de ballet que tanto querías o porque no compraron ese costoso juguete. Tampoco fueron malos padres por no poder darte una educación de calidad.

Tus padres te dieron todo lo que tenían, y lo dieron con el corazón. Por ello, es momento de abrirnos hacia la gratitud absoluta de lo que fue y aún de lo que no pudo ser.

La culpa a un lado y venga un abrazo

La ingratitud parece ser algo bastante frecuente en muchos hijos. Hay algunos que simplemente no aprendieron a agradecer, y otros que no toman dimensión real de lo que significa el esfuerzo. 

Dejemos de culpar a nuestros padres por los males que nos aquejan en la vida. Después de todo, “somos lo que hacemos con lo que hicieron de nosotros”. Si vuelves a leer la frase entenderás que significa que hoy eres tú el responsable de tu vida, y no tus padres.

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Siéntete agradecido con todo lo que tus padres pudieron brindarte, porque hoy estás aquí por ellos. Incluso cuando no te han brindado aquello que podían comprarte, has aprendido una lección. 

Las malas decisiones también enseñan

La vida nos pone a prueba todo el tiempo. Muchas veces, cuando creemos que todo se desmorona, no podemos ver cuánto aprendemos de esa experiencia sino hasta que pasan unos años.

Si has tenido padres que han tomado malas decisiones para contigo y tu familia, o si sientes realmente que no te han brindado lo que necesitabas, ello también forma parte de tu acervo y puedes usarlo a tu favor, pues de las malas experiencias también se aprende.

Puede que hayas necesitado más amor, más abrazos y hasta más palabras de comprensión por parte de tu padre. Pero, ¿te has puesto a pensar en su historia personal y qué cosas hicieron de él el padre que fue? Comprender esto puede hacerte más empático para los demás, y eso es un gran legado.

Mi padre era un hombre de emociones fuertes. Reía bien alto, cantaba y bailaba. Pero también se hundía en la ira y su voz se hacía escuchar. No podía ver llorar a sus hijas, y siempre quise su consuelo cuando me echaba a llorar, pero era mi madre la que venía a mi encuentro. Con el tiempo comprendí que no es que no quería darme consuelo, sino que simplemente me estaba dando todo lo que podía.

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A través de los años entendí que mi padre era un ser humano y que también lidiaba con sus demonios de vez en cuando. Él me dio todo lo que pudo, y como pudo. Por ello hoy veo las cosas desde otro lugar.

Enséñale a tus hijos acerca del valor de las cosas

Vivimos en un mundo sumamente materialista. La Navidad es sinónimo de gastar y gastar, cuando en realidad el verdadero regalo es el nacimiento de Jesús. En una sociedad cada vez más volcada hacia el valor de lo que se compra con dinero, a veces es difícil quitar a nuestros hijos de ese espiral.

Por ello, es una tarea cotidiana agradecer a diario por la familia y la unión. Recitar en voz alta nuestro agradecimiento no debe ser cuestión de eventos importantes como un cumpleaños o un día de la madre, sino cada día de nuestras vidas. Así, nuestros hijos aprenderán acerca del valor de la familia.

Asimismo, es importante recalcar el valor de las cosas materiales y cuánto nos cuesta conseguir todo lo que llevamos a casa. Se trata de que ellos vean realmente que la vida no es comprar y comprar, sino básicamente satisfacer necesidades y apoyarnos como familia.

Gracias papá y mamá por todo lo que me han dado

Solía ser una persona quejosa. Vivía anhelando aquello que no tenía o esas cosas que no había podido alcanzar. Hoy me doy cuenta que la queja constante es una forma de autocompasión muy dañina, que puede paralizarnos en el camino hacia nuestros sueños.

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Hoy decido enfrentarme a todo aquello que no fue como yo esperaba y elijo transformarlo en algo positivo. Elijo entender que mis padres me dieron todo lo que tenían, todo lo que estaba en sus corazones y siempre pensando en el bien de nuestra familia.

Gracias a ellos hoy soy quien soy, con mis aciertos y mis errores. Tomo aquello que me dieron y lo transformo a mi antojo, pues lo bueno y lo malo de la vida me han dado las herramientas suficientes para hacer de mí lo que quiero ser.

Tus padres han hecho todo lo que podían por ti y probablemente hoy se sientan tristes por aquello que no pudieron darte, así que hazle saber la gratitud que sientes en tu corazón por haber crecido junto a ellos.

Agradece cada día la presencia de tus padres en tu vida. Ellos darían la vida por ti, sin pensarlo, y ello vale más que cualquier tesoro del mundo.

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Fernanda Gonzalez Casafús

Fernanda es Licenciada en Periodismo, especialista en Redacción Digital y Community Managment. Editora de contenidos y redactora en Familias.com. Nacida en Argentina y mamá de dos, ama los animales, la danza, la lectura y la vida en familia. Escribir sobre la familia y la maternidad se ha convertido en su pasión.