Por qué a veces no podemos perdonar ni olvidar

Aprender a perdonar es una acción que requiere de tiempo, pero debemos hacerlo tarde o temprano para poder ser felices.

Adriana Acosta Bujan

Al cerrar tus ojos y concentrarte en tu infancia tal vez logres recordar en algunas travesuras que hiciste cuando fuiste pequeño, y seguramente se te dibujará una sonrisa de oreja a oreja, porque las travesuras fueron experiencias divertidas.

Incluso recuerdas que tus padres te obligaban a pedir perdón, y tú lo hacías fácilmente, como si fuera una orden irrelevante, porque hacerlo te permitía seguir jugando como si nada hubiera pasado.

Pero ahora que somos adultos perdonar no es una acción sencilla, y mucho menos olvidar, ya que vamos acumulando en nuestros corazones heridas, emociones dolorosas y experiencias traumáticas.

Cuando somos víctimas, el perdón no es un acto que se realice fácilmente, si analizamos la palabra “perdonar, podemos entender su profundo significado. Por ejemplo “per” se relaciona con una pérdida y “donar” se refiere a dar.

Lo que resulta interesante es que “per” se percibe como una pérdida que debe ser sanada por un proceso que lleva tiempo, para así poder “donar”, que en este caso se comprende como el acto de ayudarse a sanarse a uno mismo. En pocas palabras, “perdonar” lleva consigo un proceso de sanación para poder estar bien con uno mismo.

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Algunas personas suelen perdonar fácilmente, tal vez porque han aprendido a sanar rápidamente sus heridas, pero otras no logran hacerlo porque esas experiencias dolorosas les han originado traumas difíciles de olvidar.

Estas personas que no logran perdonar, es porque no se han percatado de que en sus corazones aún guardan rencores, ira y resentimientos que permanecen atascados en sus memorias por décadas, lo que va difuminando su capacidad de volver a confiar en la personas, y por lógica son infelices.

Perdonar: una herida que debe ser sanada

Es importante saber que las personas que les cuesta trabajo perdonar y olvidar es porque han sufrido un daño emocional. Cuanto mayor es el dolor experimentado, más tiempo se requiere para procesar lo sucedido e ir sanando ese sufrimiento. Y como algunas veces sucede, cada persona es distinta y cada uno tiene un tiempo específico para sanar.

Algunas investigaciones afirman que las personas que son capaces de perdonar “emocionalmente” y no de manera obligatoria, obtendrán un mayor bienestar mental y podrán avanzar hacia el camino de la felicidad.

Incluso Robert Enright, líder de la Internacional Forgiveness Institute y pionero en el estudio del perdón, indica que el acto de perdonar tiene como finalidad terminar una etapa, es decir, reducir el resentimiento, la ira y el sufrimiento emocional. Por ello es que se debe aprender a perdonar para poder obtener la paz interior.

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Comprendido lo anterior, analicemos los obstáculos que impiden a algunas personas perdonar y olvidar.

1. Pensar en la venganza

Tal vez son personas que han sufrido demasiado y no solo por una persona sino por varias, por lo que han acumulado experiencias traumáticas a lo largo de su vida y por obvias razones no logran perdonar fácilmente y lo único que hacen es pensar en la venganza.

Como dice el dicho popular mexicano, “La venganza es un plato que se sirve frío”, lo que significa que la víctima suele dejar pasar un tiempo para después poder causar daño a la persona que la hirió.

Pensar en la venganza frecuentemente es un obstáculo que impedirá sanar las heridas emocionales y perdonar. Según algunos investigadores, la búsqueda de la venganza se da más cuando existieron agresiones físicas antes que psicológicas, por lo que esas personas tienden a buscar la justicia por sus propias manos.

Lee también: 4 heridas emocionales de la infancia que nos persiguen aún de adultos

2. El orgullo

Otro obstáculo que nos impide perdonar es el orgullo, esta emoción no busca reconocer que hemos lastimado a otros por dejar prevalecer nuestro ego. Es decir, sentir orgullo nos hace insensibles e hirientes, por lo que impedimos la restauración de la relaciones cuando no somos conscientes de que la otra persona también está herida.

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Esto sucede frecuentemente en las relaciones amorosas y familiares; por sentir orgullo y no ser capaces de aceptar nuestros errores o de no ser empáticos y no ceder, evitamos perdonar, lo que provoca una ruptura permanente en las relaciones.

3. Dejar de vivir el presente

No podemos ser felices si todo el tiempo estamos pensando en las heridas del pasado, esta acción es un obstáculo que nos impide otorgar el perdón. Si te concentras poco a poco en tu presente podrá ser más sencillo olvidar y perdonar.

Es como dejar de pensar en tu sufrimiento y dar vuelta a la página; al final de cuentas, el dolor experimentado tiene una lección oculta que deberás analizar y aprender.

4. El daño causado trascendió

Cualquier persona puede lastimarnos, herirnos y hacernos garras. Con nuestro grado de madurez y con el tiempo podremos sanar. Sin embargo, cuando el daño no solo nos perjudica a nosotros sino que también afecta y trasciende a los que amamos, como por ejemplo a los hijos, será difícil perdonar y olvidar.

En conclusión, perdonar y olvidar no son acciones sencillas, y sabemos que nos llevará tiempo sanar nuestras heridas emocionales, pero debemos hacerlo para sentirnos bien y así poder encontrar la paz en nuestros corazones. Recuerda: perdonar es finalizar una etapa de dolor y sufrimiento, por ello será conveniente aprender a hacerlo.

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Adriana Acosta Bujan

Adriana Acosta estudió comunicación, es madre y abuela, y actualmente se dedica a la enseñanza e investigación a nivel universitario en Puerto Vallarta. Publica sus escritos esperando que ayuden a las personas que leen sus útiles vivencias.