¿Por qué algunos padres maltratan a sus hijos para “estimular” su éxito estudiantil?

El éxito profesional depende literalmente del trato que se reciba por parte de los padres. Si un hijo se siente motivado, será más exitoso en el futuro.

Erika Patricia Otero

Todos tenemos experiencias estudiantiles distintas. Hay niños que recuerdan su época de estudios con cariño y otros que aborrecen todo este tipo de memorias. Y es que, cómo no hacerlo, si por 15 años solo pasaron angustia y desarrollaron rabia por el compromiso escolar.

Lo anterior se debe a que algunos niños son presionados por sus padres para que obtengan excelentes calificaciones; sin embargo, la manera en que lo hacen no es denigrante. Mientras tanto, hay algunos otros que humillan, comparan y hasta golpean a sus hijos porque -a sus ojos- no son buenos estudiantes.

No hay nada de malo en desear que un hijo dé un buen rendimiento en la escuela; lo reprobable es el modo como se pretende que lo logre, castigos, gritos humillaciones y comparaciones.

En muchas ocasiones, este tipo de comportamiento viene dado por el estilo de crianza que estos padres recibieron. Otras veces, la forma en la que “motivan” a sus hijos viene dada por la cultura del país de origen.

Sea como sea, que un niño sea exitoso en sus estudios no tendría que estar relacionado con la presión familiar. Más bien, tiene que ver con el apoyo y atención que reciba de parte de sus maestros y padres. Un trabajo mancomunado es mejor para estimular a un hijo al éxito escolar, que “estimularlo” por medio de la coerción.

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Crianza y cultura como responsables de la coerción estudiantil

No debemos negar que uno de los aspectos que más influye en la educación de los hijos, es la manera como nosotros mismos fuimos criados.

Con nuestros hijos, prácticamente repetimos patrones de crianza. Si nuestros abuelos fueron padres considerados y gentiles, sus hijos serán criados con el mismo parámetro; lo mismo si recibieron una crianza llena de malos tratos.

En mi caso personal, de parte de mi madre tuve una crianza un poco más relajada; en cambio, por parte de mi padre las cosas fueron distintas. Ya avanzados los años y por charlas ocasionales, pude tener un panorama amplio de cómo fue la crianza de ellos; entonces, supe que mi padre no la tuvo nada fácil.

Culturalmente, Colombia es un país donde muchos niños reciben un trato hosco por parte de sus padres para que rindan académicamente; sin embargo, esto no es un patrón que se repita en todos los hogares. Con el paso de los años, los hijos se han vuelto conscientes de los vicios de la crianza que recibieron; debido a esto, decidieron criar a sus hijos de una forma más flexible y comprensiva.

Diferencias culturales

Ahora, países como India y Corea, los padres ejercen una presión atroz sobre sus hijos en cuanto a rendimiento escolar. En muchos países de Asia los estudios son vistos como lo más importante en la vida de un ser humano. Para ellos, el rendimiento escolar excelente garantiza una calidad de vida adulta superior a la media. Es justo porque los padres no desean que sus hijos pasen sus mismas dificultades, que ejercen presión sobre sus hijos.

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Querer que a un hijo le vaya bien en la vida es un objetivo loable; lo que es censurable es la manera como se hace. Conozco a alguien de la India cuyos padres ejercen una presión terrible sobre ella. El sistema de estudios en el que ella se encuentra tampoco lo hace fácil.

La persona de quien hablo es de la India, pero vive en Emiratos Árabes. El estudio en EA para los indios es una “mezcla” de los sistemas educativos de ambos países. En la India, cuando un estudiante llega a los últimos años del bachiller debe elegir una vertiente académica.

Nada malo con esto, excepto que los padres presionan para que sus hijos elijan cierto tipo de vertiente académica; así la situación, los hijos terminan estudiando lo que los padres quieren y no lo que ellos desean. Y ¡cuidado con lo que eliges!, porque así mismo la gente te juzgará. Por ejemplo, ser psicólogo es muy mal visto; en cambio, ser ingeniero de sistemas es lo máximo.

Pasa un tanto igual en varios países más de Asia. Se sabe que en Corea los alumnos de bachiller pasan más horas estudiando que durmiendo. Quizás sea por esto que Corea es uno de los países con el índice de suicidios más alto del planeta.

¿Qué es lo mejor, castigar o ser permisivo?

Ni una cosa ni la otra; todo debe ser equilibrado cuando se trata de la educación de un hijo.

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Para empezar, tanto padres como maestros deben hacer un trabajo en conjunto; esto, para ver de cerca el crecimiento y mejoramiento académico del niño. Esto implica que haya una comunicación directa en ambas direcciones. Además, el niño, más que presionado, debe ser motivado tanto en casa como en el colegio.

En el caso de que el rendimiento no sea el esperado a pesar del apoyo; entonces, es momento de hablar para saber lo que ocurre y descartar bullying o acoso de cualquier tipo. En el caso de que sea cuestión de sobrecargar de tareas, lo adecuado es enseñarle a manejar su tiempo. Y si es cuestión de rebeldía o indisciplina, bueno, los padres deben elegir la manera de regresarlo al orden.

El punto importante es que los niños reciban de parte de sus padres la motivación para estudiar. Esto va más allá de los intereses profesionales a futuro; más bien cimenta las bases de la relación padres e hijos más allá del tiempo.

Cuando la relación con los padres es armónica, los hijos están más dados a escuchar y seguir los consejos paternos. El caso es distinto cuando hay coerción y amenazas en lugar de estímulos positivos. Por esto, los padres deben elegir la manera correcta de orientar a sus hijos; siempre visualizando la relación a futuro.

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Erika Patricia Otero

Psicóloga con experiencia en trabajo con comunidades, niños y adolescentes en riesgo.