Por qué es tan difícil ser generoso con las personas de la calle

La caridad es una virtud que falta en nuestra sociedad actual.

Fernanda Gonzalez Casafús

De acuerdo a una investigación, mientras más observamos a las personas necesitadas, más nos cuesta ayudarlos. Sus autores plantean el efecto “espectador” ante las desgracias ajenas, y sugieren que existe una difusión de responsabilidad por la cual ninguna persona se siente responsable de ayudar.

Cada año suelo deshacerme de la ropa que a mis hijos le van quedando chicas, o de las mías que ya no uso. Las pongo en una bolsa y las llevo a una organización de beneficencia que queda a la vuelta del colegio de mis hijos. Para mí es fácil y rápido. Y aunque estoy haciendo un acto de caridad, me pregunto ahora si no podría hacer un poquito más. Sí, ahora que lo pienso, caigo en la cuenta de que el ajetreo de la vida diaria no nos deja ver al otro y empatizar con sus necesidades.

Al parecer, y según los expertos, el efecto “espectador” se da cuando las personas percibimos que no hay emergencia. Es decir, si vemos que una casa se está incendiando y hay alguien adentro, probablemente haremos algo para ayudar, o al menos buscar ayuda. Sin embargo, la falta de hogar de una persona, o el hecho de que ésta esté pidiendo en la calle, no nos sugiere una real emergencia, por lo que no intervenimos o simplemente ni evidenciamos en ese momento la falta de esa persona.

Por qué deberíamos involucrarnos

En una sociedad ajetreada en la que vivimos, sentir compasión por los demás y actuar puede aportar un pequeño gran cambio para la comunidad que nos rodea. Involucrarse no es difícil, puesto que cada pequeña acción que emprendas puede ayudar al otro.

Si te sientes mal y arrepentido de haber mirado para otro lado cuando tuviste la oportunidad de ayudar, es tiempo de reivindicar esa acción y convertirla en algo positivo. Sea que ayudes a la anciana de tu cuadra a caminar hasta el mercado, o que brindes el asiento a alguien que lo necesita en el autobús, puedes hacer que alguien tenga un gran día gracias a tu aporte.

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Ser generosos con las personas de la calle suele ser difícil porque los prejuicios están a la orden del día. Sin embargo, lo primero que debes hacer para involucrarte es pasar a la acción. ¿Y cómo? La próxima vez que veas a alguien pidiendo, acércate, bríndale unos pocos minutos de tu tiempo para dedicarle unas palabras u ofrecerle un pedazo de tu sándwich. Puedes cambiar el día de esa persona, y ello puede ser el motor para cambiar su vida.

Ser compasivos es acompañar con amabilidad y comprender a los demás en los procesos de su vida. Se trata de entender y ser bondadosos con el otro, pero además, ayudar y tender un puente entre lo necesario y lo alcanzable.

Estas son algunas de las formas en las que puedes involucrarte con los demás, dando un espacio a la compasión y brindando tu ayuda a los que necesitan:

  • Brinda tu abrigo: Si ves alguien pasando frío, no dudes en brindarle tu abrigo. O vuelve a casa a buscar uno para esa persona que sufre. Después de todo, la vida te ha dado enormes posibilidades y tienes más de un abrigo para protegerte en el frío invierno. Créeme que las buenas acciones vuelven.
  • No desperdicies los alimentos: Enseña a tu familia a aprovechar cada alimento que hay en casa y a no desperdiciarlo. Puedes además guardar en algunos tarros la comida del día para distribuirla a las personas que piden en la calle. Estarán felices de poner algo en sus estómagos.
  • Practica la compasión: Realiza el ejercicio diario de realizar una buena acción en el día. Puedes organizar una colecta de ropa entre los vecinos, o preparar alguna comida para alguien que lo necesite, o simplemente ofrecerte como voluntario en los lugares de asistencia gubernamental, donde los niños concurren a tomar la merienda del día.
  • Brinda un espacio de conversación: Acércate a ese abuelo que se sienta cada tarde en el banco de la plaza. Conversa con él, pregúntale de su vida y bríndale unos minutos de tu tiempo. No olvides llevar una taza de té y algunos bocadillos. El momento será inolvidable para ambos.
  • Corta con los estereotipos: No todas las personas de la calle son drogadictos o alcohólicos. Y puedes comprobarlo si apenas te acercas y los observas. En mi país por ejemplo, los últimos años han dejado un tendal de personas desocupadas, pero que luchan por sobrevivir y que puedes ver que aún conservan la dignidad y el respeto. Cortar por lo sano con los estereotipos y la discriminación es un sólido camino para ayudar a quienes más lo necesitan.

Tú no eres responsable de las personas en la situación de calle, pero trabajando en conjunto y tomando partido de lo que le pasa a las personas que viven en nuestra comunidad, estaremos realizando un gran aporte a la sociedad y a la humanidad. No se trata de echar culpas al Gobierno, o a las generaciones, o a la voluntad de las personas, sino de seguir caminando y buscando soluciones y respuestas, antes que trabas y planteos que no ayudan.

Ayudando a los demás nos ayudamos a nosotros mismos, y esto trae sus beneficios. Te sentirás más agradecido con la vida y elevarás tu paz interior. La solidaridad es un recurso al que deberíamos apelar a diario. Vive siendo ejemplo de ello y estarás en paz contigo y los demás.

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Fernanda Gonzalez Casafús

Fernanda es Licenciada en Periodismo, especialista en Redacción Digital y Community Managment. Editora de contenidos y redactora en Familias.com. Nacida en Argentina y mamá de dos, ama los animales, la danza, la lectura y la vida en familia. Escribir sobre la familia y la maternidad se ha convertido en su pasión.