¿Posees o eres poseído? Acaparadores: el peligroso arte de acumular objetos

Toma tiempo convertirse en uno, y lo mismo para dejar de serlo. Si acaso estás comenzando a poner tus emociones en tus posesiones y no en las relaciones humanas, quizá deberías preguntarte si posees o al contrario, si ya fuiste poseído.

Yordy Giraldo

Soltar es quizá lo que más nos cuesta a los seres humanos. Nos aferramos a las cosas casi con la misma intensidad con la que nos aferramos a la vida, a veces incluso más, porque arriesgamos la vida a cambio de cosas sin más valor que el espacio que ocupan. De hecho, ése es su gran atractivo, que pretendemos que llenen nuestros vacíos.

Acumular se ha vuelto tan recurrente que ya no es un tema exclusivo de las consultas terapéuticas. Canales de televisión dedican temporada tras temporada de series y producciones sobre personas aquejadas por el “síndrome de Diógenes”, un trastorno que obliga a quien lo padece no sólo a conservar todo lo que posee, sino a buscar poseer cada vez más, hasta que no le queda espacio ni para sí mismo.

No importa si lo necesita, si está viejo, roto o si es peligroso, simplemente les resulta imposible desprenderse porque el vínculo que crean con esos objetos -hay quienes acumulan animales- son el único lazo que sienten que tienen en sus vidas, y les provee de la sensación de pertenencia que tanta falta les hace. ¿Cómo nace un acumulador? No está del todo claro, algunos dicen que es un asunto neurológico, y otros acusan causas externas.

Hay personas en riesgo de convertirse en acumuladores. Revisa sus perfiles y circunstancias:

Compradores compulsivos

Los compradores compulsivos derivan en acaparadores compulsivos porque en su búsqueda de satisfacción inmediata cada nuevo objeto sólo les sirve para alimentar la dependencia de posesión.

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Quienes padecen depresión

La depresión provoca, entre otras cosas, abandono de nuestra persona y dejamos de interesarnos en nuestro entorno. Este descuido es, muchas veces, el primer paso para que las casas se conviertan en vertederos donde todo entra y nada sale.

Lo que deja una pérdida

Cuando se pierde a alguien nos queda la sensación de indefensión, de no tener control sobre lo que nos afecta. Entonces surge le necesidad de adquirir objetos que sabemos que no podrán abandonarnos nunca para lidiar con el vacío que la pérdida nos dejó.

Fobias sociales

Los acaparadores que tienen el origen de su problema en situaciones afectivas, como por ejemplo malas relaciones de padres e hijos, son quienes tienden a acaparar mascotas para lidiar con esta necesidad de afecto.

Experiencias traumáticas

Por ejemplo, quienes en su infancia sufrieron grandes carencias materiales guardan todo lo que tienen a la mano por si acaso llegaran a necesitarlo, y nunca más estar en una situación de precariedad como la vivida.

Salvo los casos de verdad graves, resulta complicado diagnosticar a un acaparador. Para empezar, no se ven a sí mismos como personas con problemas; además tienden a aislarse, por lo que no hay testigos de la situación en la que viven, y la mayoría de las veces sólo se los ve como alguien con muchas pertenencias, o una persona sucia y desordenada, pero a quien no se le cataloga como un enfermo, aunque en definitiva se trate de una enfermedad.

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El acaparamiento es un trastorno obsesivo compulsivo que requiere tratamiento psicológico para ser superado. Toma tiempo convertirse en uno, y lo mismo para dejar de serlo. Si acaso estás comenzando a poner tus emociones en tus posesiones y no en las relaciones humanas, quizá deberías preguntarte si posees o al contrario, ya fuiste poseído.

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Yordy Giraldo

Yordanka Pérez Giraldo, Cubana de nacimiento, mexicana por elección.