Retos virales de internet: cómo pueden poner en riesgo la vida de nuestros hijos

El internet y las redes sociales no son malos. En el uso que se les da es donde radica el problema a zanjar.

Erika Patricia Otero

Si algo ha roto la típica monotonía de la vida humana, es el internet y las redes sociales. Gracias a esto, la vida cotidiana se ha hecho más ligera y las relaciones sociales más “fáciles” de establecer.

Nadie niega los beneficios que ofrece la tecnología; sin embargo, son muchos los riesgos asumidos al vivir atentos de lo que sucede a través de una pantalla. Tanto es así que incluso, ante el mínimo malestar, en lugar de acudir al médico, lo que algunas personas hacen es recurrir a internet y “autodiagnosticarse” cualquier enfermedad que encaje con el síntoma; esto solo como para poner un ejemplo.

En el caso de las redes sociales- un añadido del internet-, las personas no solo establecen nuevas amistades, también comparten experiencias de vida. Una de las opciones que se ha hecho más popular en años recientes son los retos virales.

¿Qué es un reto viral?

Los retos virales son desafíos o pruebas que se hacen populares en las redes sociales. Logran un gran alcance social debido a que muchas personas se sienten tentadas a llevarlos a cabo.

Por lo regular consisten en tareas, ejercicios, bailes que parecen ser difíciles de ejecutar. Sin embargo, las personas se sienten muy motivadas a hacerlos debido al reconocimiento que logran tras alcanzar el objetivo propuesto.

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Ahora bien, los retos virales pueden parecer a simple vista divertidos y entretenidos; y sí, es verdad que algunos son bastante graciosos. Hay otros retos que no tiene nada de divertido; por el contrario, lo que hacen es arriesgar la vida de las personas que los ejecutan.

El gran problema que los retos virales representan

Debido a que es una manera rápida de ganar popularidad, las personas se sienten motivadas a asumir cada vez retos más grandes. Todo va en un rápido ascenso hasta que ya no miden el nivel de peligrosidad ni que tanto arriesgan su vida.

Es así como llegamos al punto en que niños, jóvenes y adultos se ven inmiscuidos en la realización absurda de actividades como “¿Quién se atreve a comer el ají más picante?” o “¿Cuánto tiempo eres capaz de soportar debajo del agua?”, por solo poner algunos ejemplos.

Hace algunos años se hizo dolorosamente conocido el reto de la ballena azul. Este reto, lamentablemente, llevaba a los adolescentes que lo asumían a quitarse la vida. Lastimosamente, a causa de este reto, muchos adolescentes de Rusia y Europa perdieron la vida.

Hay retos menos invasivos, pero igual de peligrosos. Ejemplos de estos fueron “el reto de la canela” que consistía en tratar de comer una cucharada de canela en polvo. El resultado era que la persona casi se ahogaba al tratar de tragarla. Otro ejemplo fue el “vacuum challenge“, este reto consiste en que la persona se mete en una bolsa de basura hasta el cuello y el aire que contiene la bolsa es aspirado haciendo un efecto de envase al vacío. Es de esa manera que la persona queda atrapada y forrada en la bolsa, impidiendo que se mueva con libertad.

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La situación cada día es más preocupante respecto a este tema. Una de las últimas problemáticas surgidas, es que los retos han llegado a un punto en el que “creador”, amenaza a los ejecutantes con tomar represalias si no lo siguen las reglas establecidas.

Lo anterior es solo la punta del iceberg. Hay que otros retos conducen a los participantes a cometer crímenes a favor de este.

Retos virales y la responsabilidad de los padres

Una de las situaciones que ha permitido que los retos virales ganen popularidad entre niños y adolescentes, es la falta de supervisión paterna.

Empezaremos por señalar que muchos niños y adolescentes tienen acceso a un móvil, una tableta o un computador. A la par de esto, hay una gran facilidad para que un niño abra una cuenta en una red social; a partir de aquí, la exposición a todo un mundo inexplorado esta a un simple movimiento de dedo.

Muchos padres están tan involucrados en su propio mundo virtual que les pasa desapercibido lo que sus hijos hacen. Por esta razón los jovencitos se ven motivados a buscar en el exterior, la atención que no tienen en casa.

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La motivación de una persona que ya supera la mayoría de edad se centra en la necesidad de aprobación externa. Al contrario de los niños, lo adultos son responsables de sus propias vidas, los niños no.

Corrigiendo el camino

Se supone que un padre debe asumir el cuidado de sus hijos; ser orientador y supervisor de lo que ellos hacen en su tiempo libre. Por el contrario, nos encontramos con padres que dejan a sus hijos sin guía que les oriente el camino hacia lo correcto. Esto ha llevado a que muchos chicos arriesguen sus vidas al no comprender las dimensiones que un reto puede tener para sus vidas.

De todas maneras, no todo está perdido. Los padres no tiene que ser perfectos y siempre pueden corregir sus errores, lo importante es que no sea demasiado tarde. Solo se trata de estar más atento a lo que hacen los hijos; además de estar abierto a hablar con ellos acerca de los riesgos de la vida en el internet. Explicarles de manera clara los peligros a los que se exponen, evitará lagrimas y arrepentimientos.

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Erika Patricia Otero

Psicóloga con experiencia en trabajo con comunidades, niños y adolescentes en riesgo.