¿Sabes qué son las emociones aflictivas y cómo nos afectan?

No hay nada de malo en sentirse mal, lo malo es no controlar lo que sientes.

Erika Patricia Otero

Cada segundo de nuestras vidas los seres humanos sentimos y nos emocionamos. Ya sea porque vimos algo que nos hizo reír y momentos después vimos un video triste. Siempre estamos sintiendo y emocionándonos. Sin embargo, la realidad es que a lo que sentimos no le damos mucha importancia excepto cuando se trata de atracción, amor, odio o ira.

Cuando se trata de emociones que consideramos positivas, las disfrutamos. La situación es diferente cuando se trata de emociones aflictivas; estas solemos de sentir negarlas o reprimirlas al no sentirnos cómodos y pasarla mal.

Pese a esto, limitarnos a negarlas, es negar nuestra propia escancia, con todo y malestares. Las emociones son mucho más que eso; son una especie de alarma que nos anuncian estados internos en los que tienen una función importante.

¿Qué son las emociones aflictivas?

Las emociones aflictivas afectan la relación con nosotros mismos y con quienes nos rodean. Lo que las hace negativas es que estas emociones hacen que pongamos hincapié en lo malo. Además de la sensación de incomodidad mental, está la sensación física que estas emociones dejan.

Ejemplo de esto puede ser que cuando sientas ira, tu cara se caliente y tiembles por la emoción generada.

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Las emociones están vinculadas con los pensamientos y conducta. Dicho de otra manera, cómo nos sentimos influye en la interpretación de una situación y lo que decidimos hacer después.

Las emociones no son ni buenas ni malas. Es el cómo actuamos cuando las sentimos lo que dictamina su significado o sentido.

Supongamos que descubres que tu mejor amiga habla mal de ti. Como es de esperarse, te sientes herida, traicionada y efecto de eso, sientes mucha rabia. ¿Qué vas a hacer? tú lo decides: puedes buscarla y estallar en reclamos, o te alejas de esa persona y jamás vuelves a hablarle.

¿Cómo aparecen y cuáles son?

Una gran característica es que son inevitables; es decir, simplemente aparecen. Por supuesto que puedes controlarlas, pero necesitas trabajar en tu autocontrol para lograrlo. Además de esto, también debes desarrollar un gran sentido del respeto por los demás.

Algunas emociones aflictivas son:

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  • Ira
  • Rechazo
  • Soledad
  • Rencor
  • Celos
  • Avaricia
  • Miedo
  • Culpa
  • Tristeza
  • Miedo
  • Hostilidad
  • Resentimiento
  • Envidia
  • Frustración
  • Decepción
  • Respulsión

Diferencia entre las emociones aflictivas y las constructivas

La gran diferencia entre las emociones aflictivas y las constructivas es que las primeras paralizan y las otras nos permiten aprender.

Además, las emociones aflictivas, hacen que nuestros pensamientos se vuelvan negativos y desarrollamos la tendencia a pensar de manera sesgada.

Expresado de manera práctica, las emociones aflictivas nos hacen ver los extremos de una situación y no todo el contexto. Añádele, que nos hace tomar todo de manera personal y esto hace que somaticemos; es decir, que enfermemos a causa de estas emociones.

En cambio, las emociones constructivas abren el camino para que hallemos soluciones para una situación problemática.

Nos permiten aprender y nos ayudan a desarrollar resiliencia.

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¿Cuál es la importancia de las emociones aflictivas?

Estas emociones funcionan como señales que indican que algo va mal o no funciona como se supone que debería. Son el mapa guía en medio de un laberinto.

Es muy posible que no entendamos lo que nos ocurre, pero sí podemos sentirlo. Es como ese proceso psicológico proyectivo del que ninguno es consiente, pero es evidente para tu terapeuta.

Por ejemplo: si alguien que no conoces del todo te “cae mal” porque -desde tu perspectiva es alguien “odioso”. ¿Adivina quién es el odioso? Así es, solemos ver en los demás lo que no nos agrada de nosotros. Esta emoción no es agradable. No sabemos por qué nos sentimos así; lo que es cierto es que es una señal de que ese aspecto de tu personalidad no te agrada y te hace sentir inconforme. Como ves, te da información valiosa de ti que pasa desapercibido cuando no eres consiente.

Cuando se toman en serio este tipo de emociones, lo que hacemos es cuidar nuestra salud. Cuando vivimos la mitad del día enojados, estresados y molestos, no solo vas a terminar muy enfermo; además, vas a quedarte solo.

Controlando tus emociones aflictivas

Las recomendaciones son las siguientes:

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1 Acepta que existen: No se puede tapar el sol con un dedo. Negar que estás enojado porque tu compañero te ganó ese ascenso no te va a ayudar a sentirte mejor.

La vida es una sucesión subidas y bajadas. Lo que hay que ver en ellas es la oportunidad de crecimiento, no lo mal que nos hacen sentir.

2 Encontrarles su lado práctico: 

Estas emociones tiene un mensaje que darnos. Es cuestión de preguntarnos el por qué esa situación nos hizo sentir de esa manera,; esto te llevará a descubrir más de lo que crees que sucede.

3 Analizar nuestro autodiálogo: 

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Cuando algo nos genera ira- por ejemplo-podemos darnos cuenta que la intensidad de la sensación no supera los dos minutos; sin embargo, si recordamos de nuevo el suceso molesto, esa emoción se renovará. La renovación depende de la idea a la cual se asocia la emoción. Esa idea es sostenida por lo que nos decimos a nosotros mismos. Por eso es importante escuchar cómo nos hablemos y cómo nos etiquetamos.

Por último, pero no menos relevante, debes tener en cuenta que no puedes ir estallando de ira en todas partes. Hay emociones que socialmente son aceptadas y otras que no. No es cuestión de reprimir, sino de controlar. Debes hacer las pases con lo que sientes y resolver los problemas que esconden tras lo que no te gusta sentir.

 

 

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Erika Patricia Otero

Psicóloga con experiencia en trabajo con comunidades, niños y adolescentes en riesgo.