¿Sabes si tus hijos están listos para ser felices?

Estamos educando niños para que sean exitosos en el plano profesional, pero a nivel emocional van camino al fracaso.

Marta Martínez Aguirre

¿Te has preguntado si tus hijos están listos para ser felices? Los niños de hoy son expertos ganando batallas contra zombis, terroristas y alienígenas, pero rara vez saben resolver sus conflictos cotidianos. Son especialistas de las redes sociales, pero incapaces de tolerar al otro. Quizás sean brillantes para las matemáticas y las lenguas pero pocas veces aprenden de sus errores.

Estamos educando niños para que sean exitosos en el plano profesional, pero a nivel emocional van camino al fracaso. ¿Qué nos pasa? La infidelidad hace guiños en el ascensor, la violencia silba bajito en el próximo semáforo, las adicciones deambulan entre las calles. Estamos mal, llenos de contradicciones, aferrados al desamor, la intolerancia, el individualismo y la competencia.

Quizá estés a punto de dejar de leer, porque ¿a quién le importa detenerse y pensar, en estos tiempos de la fibra óptica? Sin embargo, si sigues leyendo puedo compartirte algunos hábitos que hemos dejado de lado pero van a permitirte formar hijos emocionalmente saludables, para los cuales la felicidad será una inquebrantable presencia.

1. Abre el libro de tu vida

Es el cumpleaños de tu hija y la llevas al shopping, compran ropa, zapatos, carteras y hasta organizas una reunión con sus amigas para el fin de semana en un parque de diversiones. Eso te hace una madre moderna, “cómplice”, pero que está fomentado el consumismo. El consumismo destruye la estabilidad emocional, crea niños inseguros y superficiales. Además tu presencia dependerá del monto de la tarjeta de crédito. En tiempos de crisis o desempleo te convertirás en una “mala madre”, “incomprensiva” y quien sabe cuántos reproches más.

Estar presente es otra cosa: compartir tus metas, relatar tus experiencias espirituales, hablar de tus momentos más felices y también contarles de tus fracasos. Tus hijos necesitan aprender de tus experiencias; así como hacen selfies, ellos fotografían tus momentos compartidos en el alma. Tu paciencia, tu ternura, tu fe, educa más que una televisión plana de muchas pulgadas.

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2. Enseña a pensar

Tu hijo hizo algo malo en la escuela, la maestra te llama y tú justificas su conducta porque te acabas de separar o porque falleció la abuela hace tres años. Para sembrar hijos felices, nada mejor que ayudarlos a hacerse cargo de sus actos. No creas que darle un sermón de regaños es la solución; sermonear no hace otra cosa que desgastar la relación madre-hijo. Lo más acertado es grabar ideas, encausar emociones.

Permite que te cuente lo sucedido, dale tiempo para que reflexione sobre sus acciones y busque la forma de reparar lo ocurrido. No lo dejes en el olvido, pídele que te relate luego cómo se sintió por enmendar sus errores.

3. Aguarda en la oración

Aunque tu pequeño golpee a sus amigos, no pierdas la esperanza. Tarde o temprano hasta la semilla más dura da su fruto. Por momentos puedes sentirte decepcionada, triste y angustiada, pero no dejes que la desesperanza se meta en tu vida. Acompaña las crisis de tus hijos, no escondas las lágrimas, no reprimas tus ganas de decirle que confías en que saldrá adelante.

Ora, deja que Dios bese tus lágrimas y pide fuerzas para seguir luchando por esa hija que parece obstinada con ese novio que la humilla. Sé que orar parece algo raro, quizás te preguntes dónde van a parar esas palabras pronunciadas con dolor. Cuando alguien preguntaba por Jesús ya sabes la respuesta: está del otro lado del jardín orando. El creador de los planetas y las estrellas también aguardó en la oración, por eso es capaz de interceder en tu nombre.

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Marta Martínez Aguirre

Marta Martínez es de Uruguay. Posee una licenciatura en Psicología, y un posgrado en Logoterapia. Ama todo lo que hace y adora servir. Es especialista en atención psicológica domiciliaria. Contacto: