Señales que indican que tu hijo es “malcriado” y qué hacer al respecto

¿Qué estás haciendo tú para que tu hijo se comporte como un "malcriado"? Revisa estos consejos para comprenderlo y ayudarlo a manejar sus emociones.

Emma E. Sánchez

Cuando hablo con los padres de familia de mis alumnos, siempre parto de la idea de que todos ellos y nosotros como maestros queremos lo mejor para los pequeños.

No he sabido de un padre o una madre que en la mañana al despertar, se siente en la orilla de su cama y se pregunte a sí mismo: “¿qué haré hoy para dañar el desarrollo de mis hijos?” O algún maestro que se siente a hacer su planeación pensando en actividades que dañen o eviten el aprendizaje de los niños.

Nadie en su sano juicio hace eso, todos nos esforzamos por hacer lo que mejor podamos para que los niños aprendan, sean felices, saludables y lleguen a ser  buenas personas en este mundo. Pero ¿qué pasa cuando el niño no aprende y es más bien grosero?

No sentir culpa

¡Tranquila! Los padres nos equivocamos mucho con mucha frecuencia, por eso debemos revisarnos constantemente, y perdonarnos para corregir la marcha y seguir adelante.

Revisar nuestra forma de crianza

Analiza con sinceridad tus conductas y la manera en la que te diriges a tus hijos, y principalmente cómo los estás disciplinando.

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La niñez no es sinónimo de ignorancia

Los niños aprenden y entienden, solo es cuestión de verlos como personas con entendimiento y tratarlos de esa manera, entonces ellos harán todo por llegar a ser lo que tú esperas de ellos.

Ahora, responde con sinceridad:

-¿Tu hijo hace berrinches con frecuencia?

-¿Te ha avergonzado frente a otros por su conducta o respuestas?

-Cuando le hablas, ¿te obedece o te ignora olímpicamente?

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-Nada le parece, nada le gusta y siempre parece estar a disgusto

-¿Hay que ofrecerle algo, amenazarlo o rogarle para que haga lo que se le pide?

Si has respondido que sí por lo menos a dos de las preguntas, entonces, efectivamente estás malcriando a tu hijo.

Cuando has revisado tu manera de educar a tu hijo y te das cuenta que las cosas no están saliendo tan bien como las pensaste y tu hijo  se está comportando como un “malcriado”, es tiempo de poner en práctica y probar estas sencillas recomendaciones:

Hay que poner límites claros

Ejemplo: Al terminar de jugar, los juguetes se ponen en esta caja. Podemos salir a jugar cuando la cocina esté limpia.

Las reglas se ponen antes de empezar el juego preferentemente y se aceptan mucho mejor cuando se establecen de común acuerdo.

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No cedas ante el berrinche o la manipulación

Sin gritar, mucho menos pegar, pero dejando muy en claro que las cosas se harán cuándo y cómo tú lo digas.

Se practica en casa pero si algún día te ocurren la calle o frente a amistades, no temas, y reacciona con la misma paciencia de siempre. Sé firme en dar una indicación, y luego simplemente ignora el drama y vete a continuar lo que estabas haciendo.

No cedas, no entres en negociaciones.

Cumple las reglas establecidas

Las reglas son para respetarlas, por eso piensa muy bien antes de poner alguna y piensa en que tú también la vivirás y la respaldarás.

Dale asignaciones en casa y una  responsabilidad

Cuando el niño sabe y siente que se le puede confiar algo porque lo hará muy bien, su autoestima crece al igual que su seguridad personal. Dale la oportunidad de hacer algo él solo, de resolver, y seguro no te decepcionará, pues saber que tiene tu confianza es un mundo de nuevas fortalezas para él.

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Dale el don del esfuerzo y la perseverancia

Jamás le des todo cuanto pide al momento que lo pide, solo le estarás haciendo un terrible mal. Cría a tu hijo bajo la bendición del esfuerzo y trabajo para lograr todas las metas que establezca en su vida.

Mediante tu ejemplo enséñale a dar servicio a otros

Prestar servicio desinteresado por otros le permitirá ver y entender que sus necesidades no son precisamente las más importantes o prioritarias por atender y que la amabilidad debemos darla para poder recibirla.

Tu hijo no es perfecto ni producto terminado, lo mismo que tú,  y requiere de un padre y una madre que le muestren cómo hacer las cosas sin insultos o regaños. Tu hijo requiere de tiempo y paciencia para aprender. El amor no está peleado con la disciplina ¡al contrario!  La disciplina y congruencia de lo que se enseña con lo que se hace, es la mejor muestra de interés y amor que un niño puede recibir de sus padres.

Ten paciencia, mejora tus hábitos y verás que muy pronto  la conducta de tu hijo mejorará radicalmente.

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Emma E. Sánchez

Pedagoga y Terapista familiar y de pareja. Casada y madre de tres hijas adultas. Enamorada de la Educación y la Literatura. Escribir sobre los temas familiares para ayudar a otros es mi mejor experiencia de vida.