Ser hombre hoy

Ellos también tienen derecho a evolucionar, a construirse de una nueva manera, y cuestionar los significados tradicionales de la masculinidad.

Danitza Covarrubias

Muchas veces se habla de lo que padece la mujer por ser mujer, de sus derechos y de lo que aún falta. Sin embargo, es importante plantear la conexión entre lo femenino y masculino. Existe la teoría de los dos sexos, que plantea que todo lo masculino se concibe como el reverso de lo femenino, y viceversa. Por lo tanto hay una relación con lo que socialmente se exige de uno y de otro.

Historia del hombre

En la historia de la humanidad, la relación de hombre y mujer se ha visto marcada por la superioridad del hombre. Algunos autores plantean que esto comenzó cuando el hombre se dio cuenta que esa grandeza de la mujer de dar vida, se originaba a través de ser fertilizadas por el hombre.

Fue entonces cuando este se adueñó de la mujer para poder identificar a su cría. A partir de ese “ser dueño” y la necesidad del hombre de grandeza, generó que la mujer tuviera que ser inferior. Sin embargo, la “superioridad” social del hombre no solo tiene ventajas, sino también puede representar un peso difícil de cargar para los hombres.

Tradicionalmente el hombre debe ser proveedor, y el estilo de vida de una familia se le atribuye totalmente a la capacidad de trabajar y generar dinero del hombre. Aunque por una parte le ha dado históricamente al hombre la capacidad de desarrollarse profesionalmente y tener el mundo de afuera, es una responsabilidad para algunos muy difícil de ejercer.

Esta imagen de fuerza, resistencia, y poderío, los adueña de una gran parte del mundo. Pero todo tiene un precio. Y el precio es la pérdida de un mundo donde es válido necesitar, sentir, ser vulnerable, y entrar en contacto e intimidad con los otros. Los deja entonces solos.

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Masculinidad

Mosse define la masculinidad como las distintas formas “en las que los hombres confirman lo que piensan que es su virilidad”.

Hace 100 años era muy claro lo que se esperaba de un hombre. Fuera o no algo positivo para la sociedad o para el mismo hombre; en eso podían confirmar su virilidad.

Hoy en día, con la revolución femenina y la “democratización” de los géneros, el hombre está perdido. Los espacios en los que se identificaban masculinos y viriles están también ocupados por la mujer, o desplazados.

Las mujeres ahora proveen a sus hogares, las mujeres también heredan propiedades, son fuertes y hacen cosas “de hombres”, tradicionalmente hablando. Las mujeres también ahora conquistan a los hombres. La libertad sexual ya se presume que es de ambos, el espacio de conquista también dejó de ser de ellos.

Los nuevos marcos legislativos protegen a la mujer del acoso y abuso transforman los conceptos anteriores de conquista, e incluso, en última instancia, las mujeres ya no “necesitan” al hombre para ser madres.  Entonces los hombres, ya no encuentran en qué y dónde confirmar su virilidad.

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De pronto los hombres y mujeres, padres y madres, están en una lucha y discusión continua en los roles de género, en la relación mutua. Incluso en la educación y ante la relación con los hijos.

Cuando estamos ante situaciones de incertidumbre, donde no hay claridad de lo que se espera, puede generar reacciones violentas al no poder identificar y procesar las emociones. Lo que provoca esta situación tiene dos posibilidades:

1 Que el hombre se vuelva aún más tradicional

Sentirse perdido ante un mundo enorme, puede provocar en el hombre esa necesidad de grandeza. Esto puede que afiance la necesidad de disminuir a la mujer para lograr crecer y sostenerse. No necesariamente son hombres que no puedan hacer labores de una mujer, pero que sí han internalizado la necesidad de sentirse fuertes y grandes.

2 Que el hombre entre en contacto con otras posibilidades

Algunos hombres pueden tener otro tipo de herramientas y recursos, entre ellos la resiliencia, la propia conciencia y capacidad de procesar sus emociones, lo cual le posiciona en la posibilidad de construir una nueva masculinidad. Una nueva manera de relacionarse con los otros, con el mundo, con ser hombre.

¿Qué tipo de recursos les estamos dando a nuestros hijos?, ¿hacia donde percibimos que se están inclinando?

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Los niños, dentro de esta discusión, terminan solos con estas dudas y conflictos internalizados.

El mañana

Es lógico que después de años de vivir los roles de género en una manera determinada, podamos encontrar una nueva manera de la noche a la mañana.

El cambio de la mujer era una necesidad imperante. Sin embargo, es totalmente esperable que el hombre se resista a modificar su manera de vivir su masculinidad. Esta ha gozado de muchísimas ventajas socialmente. Tal vez no será hasta que toquen lo que pierden,  les interese construir una nueva manera de vivirse como hombres.

No estoy yo para responder el cómo crear una nueva masculinidad. La invitación queda abierta a hombres y mujeres a permitir que los hombres construyan su propia nueva versión de masculinidad. Se irá modificando poco a poco a través del tiempo. Ellos también tienen derecho a evolucionar, a construirse de una nueva manera, desde su ser hombres. Desde su saberse masculinos, y cuestionar los significados tradicionales, para crear los nuevos

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Danitza Covarrubias

Danitza es originaria de Guadalajara, Jalisco, en México. Licenciada en psicología y maestra en desarrollo transgeneracional sistémico, con certificación en psicología positiva, así como estudios en desarrollo humano, transpersonal y relacional. Psicoterapeuta, docente, escritora y madre de 3. Firme creyente que esta profesión es un estilo de vida.