Si cada vez que tienes un problema quieres esconderte, tienes que leer esto

Intentar huir de los conflictos los convierte en pesadas piedras que nos impiden avanzar. Encuentra la fuerza para enfrentarlos. Si tengo un problema, ¡me escondo!

Marilú Ochoa Méndez

Ana no respondió la encuesta que la directora del colegio le solicitó con tanta urgencia. Un día después, de compras en el mercado, se la encuentra de frente, puede verla claramente. Ana se da la media vuelta, ¡porque no quiere que la vea!

Carlos se siente deprimido, no ha podido presentar a su jefe los proyectos que le ha solicitado. Está pasando por serios problemas con su pareja y además, su estado de salud no es bueno. La situación se complica más porque no puede generar ingresos si no entrega lo que le solicitan, y esto lo frustra. Elige no asistir a ningún evento social para evitar el roce con las personas, ¿y si le preguntan qué le sucede?, ¿va a contestarles que está enfermo?, ¿qué pensarían de él?

Sara, por su parte, llora todos los días y se siente frustrada en su hogar, donde vive con su madre. Su novio le pide que se case con él y que se aleje de lo que tanto la hace sufrir, pero ella —confrontada— elige mejor darle largas y largas.

En la vida, continuamente las personas llegamos siempre a un punto de conflicto, ya sea personal o con otros compañeros de camino, y esto nos cimbra y nos desestabiliza. Algunas veces, la primera reacción ante ellos es la evasión. Se trata de una salida fácil, un tanto primaria o básica, pero a fin de cuentas sencilla y parece arreglar el conflicto de momento. Lo malo es que después los conflictos nos pesan en la espalda, convirtiéndose en un pesado costal de piedras que dificultan nuestro diario caminar. ¿Qué hacer?

Vaciar el costal de “culpas” y evasiones será absolutamente liberador, y para lograrlo te sugiero ejercitar lo más seguido que puedas estos puntos:

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1. Adelántate en el tiempo

Cuando elegimos evadirnos es porque nos resulta más fácil de momento escondernos que enfrentar el problema; infortunadamente, esta salida es un espejismo, porque solamente retrasa el momento en que tendremos que dar la cara y eventualmente quedar mal o perder validez ante las personas. En realidad, es mucho más práctico quedar mal ahora, que quedar peor después, ¿no lo crees?

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2. Practica la honestidad siempre y con todos

Ejercítate en ser honesto y sincero siempre y con todos. ¿No te gusta la sugerencia que te hace tu amigo? Díselo. ¿No deseas tomar el plato fuerte en la comida familiar? No lo hagas. Las pequeñas cosas son las que nos van forjando, ya lo decía el filósofo Gabriel Marcel, “quien no vive como piensa, acaba pensando como vive”. Trata de ser en lo cotidiano lo más honesto que puedas, y eso te dará la fuerza suficiente para siempre enfrentar los problemas.

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3. Cree en tu fuerza interior

Puedes cambiar. ¿Sabes por qué? Porque día a día tienes el poder de decidir hacerlo, y no importa si estás muy acostumbrado o inclinado a hacer lo que hasta ahora te ha hecho daño, lo que importa es que lo que decidas hoy, que lo vuelvas a decidir mañana que vuelvas a equivocarte.

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Para ampliar el panorama, lee Vivir feliz es una decisión

Leía una frase el otro día de Paulo Coelho que queda como anillo al dedo en este punto: “Las decisiones son sólo el comienzo de algo… Cuando alguien toma una decisión, se interna en una corriente poderosa que lo lleva a un lugar con el que nunca había soñado en el momento que tomó esa decisión”. ¿Cómo ves? ¿Te animas a emprender ese camino?

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Marilú Ochoa Méndez

Enamorada de la familia como espacio de crecimiento humano, maestra apasionada, orgullosa esposa, y madre de siete niños que alegran sus días. Ama leer, la buena música, y escribir, para compartir sus luchas y aprendizajes y crecer contigo.