Si tu hijo hace esto, entonces es un chico resiliente

Desarrollar la resiliencia en los niños no siempre es sencillo. Este artículo te ayudará a saber si tu hijo ya esté en camino de ser una persona resiliente.

Emma E. Sánchez

Cuando hablamos de niños y resiliencia, generalmente las opiniones se polarizan: unos creen que los niños son frágiles, altamente sensibles y que se traumatizan fácilmente, y que si hay algún suceso doloroso o difícil o mal atendido, sus vidas se habrán  dañando para siempre.

Y por otro lado, están los que sostienen que los niños son mucho más fuertes de lo que imaginamos, que se sobreponen con facilidad, que perdonan rápido, no guardan rencores y pronto se recuperan de las situaciones difíciles.

Los niños nos sorprenden

En lo personal, me gusta pensar que los niños son todo eso y más al mismo tiempo, y que pueden siempre sorprendernos.

Como parte de mi trabajo diario es observar varias clases en línea a diario, observo a los maestros y observo a los niños. Estos últimos son los que más me gusta ver, y si bien complican mi trabajo cuando cierran sus cámaras, también esas acciones me hablan de ellos y de lo que pueden estar sintiendo y experimentando física, mental y emocionalmente.

La educación a distancia para los niños nunca será fácil. Biológicamente, los niños menores de 3 años simplemente no deberían estar frente a una pantalla, y luego entre los 3 y los 12 años su exposición a los dispositivos electrónicos no debería de rebasar las 4 horas al día.

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No está de más decir que durante esas cuatro horas, los menores deben tener actividades de movimiento, descanso de los ojos, hidratación y cambio de posturas.

Los niños en estas edades deben correr, saltar, jugar, estar al aire libre, convivir y hablar mucho con otros niños. Deben leer cuentos, hacer preguntas, comer sanamente jugar con animales y disfrutar del sol, deben dormir largo y profundo por las noches y recibir toneladas de afecto y respaldo emocional de parte de su padres y cuidadores.

Pero la pandemia llegó y nos puso a prueba intensiva, como adultos, y sobre todo como padres y docentes.

Me ha tocado ver que los niños que cuando estaban en la escuela eran de los mejores y ahora en casa no brillan; y al revés con otros alumnos que eran tímidos o reservados y ahora durante sus clases en línea se muestran más seguros y alegres.

Ahora, si tu hijo está presentando conductas o dificultades en lo académico o emocional y que antes no tenía (y que ya te están preocupando), es necesario atenderlas con seriedad pero no con ansiedad, porque solo complicará las cosas.

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A veces es solo cuestión de tiempo

Revisa si tu pequeño se está adaptando a las nuevas condiciones o si ya pasó demasiado tiempo y no logra tomar el ritmo de las cosas o de su grupo.

Y lo más importante: observa su actitud ¿Está sufriendo?, ¿o mantiene una actitud positiva ante las situaciones? ¿Tu hijo un reto o un problema difícil de solucionar? 

Un niño está haciendo bien las cosas y desarrollando resiliencia ante la dificultad cuando hace lo siguiente:

Es capaz de pedir ayuda

A ti o a su profesor, a un hermano mayor, y eso es muy bueno. Tal vez tú te angustias porque ves que varias veces a la semana pide ayuda con las divisiones, por poner un ejemplo, y puede ser cierto que el tema se le está dificultando o todavía no lo entiende bien o no lo ha ejercitado lo suficiente. Pero el hecho de pedir ayuda a otros es una muy buena señal de resiliencia porque no teme o le de vergüenza preguntar y está buscando la manera de resolver.

No lo regañes, mejor ayuda a encontrar lo que necesita y que sepa que preguntar es mejor que ignorar o sufrir, solo por no atreverse a hablar.

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Tu hijo es capaz de reconocer sus errores lo mismo que sus aciertos

Un pequeño de primer grado, tras ver sus resultados en un dictado,  dijo a su maestra “Solo tuve 5 errores, pero ¿viste qué bonitas son mis letras?” Ese es un perfecto ejemplo de su autoestima y su capacidad de reconocer los aciertos y los errores sin amilanarse.

Las calificaciones

Es muy posible que las calificaciones de tu hijo hayan variado un poco en alguna evaluación durante el confinamiento.  No es una tragedia ni necesita ir al psicólogo, aclaro que estoy hablando de variaciones lógicas o mínimas, nada drástico o polarizado que no tenga una explicación clara y razonable.

Si tu hijo es capaz de explicar dónde falló o qué ocurrió para que obtuviera esa calificación y sobre todo, entiende lo que hay que mejorar o corregir y luego le dedica tiempo o atención a la mejora, entonces tu hijo es un chico resiliente.  No lo abrumes con amenazas o sentencias, él entiende y sabe que puede mejorar.

Y nunca olvides que tu hijo no es una “calificación”

Esperanza

Ser resiliente significa que de alguna manera, dentro de tu ser, sabes que las cosas malas o duras pasarán y que todo siempre puede mejorar con esfuerzo, paciencia y un poco de ayuda.

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Si tu hijo tiene esa actitud ante la dificultad y los retos, ante una mala nota o un mal día, entonces tu hijo está dando señales de ser resiliente.

Poner una meta, no abandonarla y cumplirla

Esta es una gran muestra de resiliencia que inclusive muchos adultos no hemos logrado desarrollar. Muchos nos ponemos una meta y ante la menor dificultad o primer traspié, la abandonamos y le damos la espalda.

Observa si tu hijo puede proponerse hacer algo y no parar hasta conseguirlo. Ejemplo: andar en bici, caerse y levantarse todas las veces que sean necesarias o leer un libro completo, terminar un proyecto paso a paso y saber que, aunque lento, puede cumplir su meta.

Si es capaz de hacerlo a pesar de los momentos en los que quisiera dejarlo, entonces va muy bien en fortalecer y desarrollar resiliencia.

Si puedes ver estos aspectos en tu hijo de manera muy objetiva, no me queda nada más que felicitarte porque algo estás haciendo muy bien en su educación y formación.

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No tires por tierra estos primeros frutos de  su autoestima y resiliencia presionando o forzando procesos, mejor observa y mantente lista cuando te pida ayuda, apoyo o consejo y disfruta de verlo crecer y desarrollarse pleno.

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Emma E. Sánchez

Pedagoga y Terapista familiar y de pareja. Casada y madre de tres hijas adultas. Enamorada de la Educación y la Literatura. Escribir sobre los temas familiares para ayudar a otros es mi mejor experiencia de vida.