Síndrome de Hubris: cuando el falso sentido de poder enferma

Una persona con un falso sentido del poder puede dañar su vida, llevándose con ella a quienes le rodean.

Erika Patricia Otero

Posiblemente, en algún momento te has encontrado con alguien que, por su posición de poder, abusa de su autoridad. Ya se trate de un guardia de seguridad en un hospital o un evento público, si esa persona no sabe usar posición, va a mostrarse abusivo.

Hemos visto este tipo de comportamiento en políticos, agentes de la ley y hasta guardaespaldas. Sí, entendemos que están haciendo su trabajo; sin embargo, hay muchas maneras de hacer conocer su poder sin dañar a los que están bajo este.

Este tipo de comportamiento se conoce como síndrome de Hubris. Básicamente, hace referencia a las personas que cambian su personalidad cuando se encuentran en cargos de liderazgo y poder. Como decíamos, puede darse en distintos ámbitos.

Profundizando sobre el Síndrome de Hubris

El término hubris o hybris (ὕβρις, hýbris) es un concepto griego que significa “desmesura“.

Fueron los griegos fueron los primeros en identificar este síndrome. Ellos, ante una persona con estos rasgos en posiciones de poder, los juzgaban duramente.

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Sin embargo, no fue sino hasta que David Owen, ministro del gobierno laborista de James Callaghan y el psiquiatra Jonathan Davidson que se le dio importancia a este comportamiento.

Owen explicó que este síndrome puede ser una consecuencia natural de exceso de confianza y ambición de cualquier persona que persiga el poder como meta. Es más, muchos percibimos cierto grado de arrogancia en personas con poder, pero es una consecuencia de su cargo.

Ahora bien, el problema no es tener cierto grado de arrogancia. Es cuando la la sed de poder y autoridad lleva a alguien a mostrar orgullo excesivo. Esto lo lleva a tratar a otras personas con insolencia y desdén, como si él fuera una especie de ser omnipotente. Además, parece mostrar satisfacción al usar su poder de esta manera. La situación es que ese exceso de confianza y desprecio hacia los demás conduce a tener un carácter impulsivo y destructivo.

Desde el punto de vista neurocientífico, este tipo de comportamiento se considera una neuro-patología que está fuertemente vinculado al tipo de personalidad narcisista.

Identificando el síndrome de Hubris

Hay que tener en cuenta que hay ciertos rasgos de personalidad que pueden ser desencadenantes de este síndrome. Por ejemplo, alguien con rasgos narcisistas claramente tiene síndrome de Hubris.

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Ya sabemos que una persona narcisista encuentra placer en dominar a otra persona, y es justo de esto que se trata este síndrome. Una persona bajo el yugo de un narcisista sufre humillaciones constantes, dominio total, desprecio y manipulación.

También es relevante tener en cuenta que no solo políticos y agentes de seguridad pueden mostrar señales de este síndrome. Médicos, jefes y gerentes de alguna compañía, psicólogos, profesores y cualquier persona con algún cargo que represente poder, puede evidenciarlo.

Entre los síntomas podemos identificar los siguientes:

1 Su poder es usado para buscar glorificarse. Esto es lo que puede sucederles a algunos profesionales de la salud. Ocurre cuando su vocación por ayudar es reemplazada por su necesidad de mostrarse poderosos.

2 Están obsesionados con la imagen que dan ante los demás. Se muestran excéntricos y tienden a mostrar un estilo de vida lleno de lujos y grandes placeres.

3 Exceso de autoconfianza que implica el desprecio por los consejos o críticas que les hace ser incapaces de intercambiar argumentos y de cambiar de parecer . Básicamente, ante sus ojos, ellos jamás se equivocan.

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4 Pérdida de contacto con la realidad que puede verse reflejada en una sensación de omnipotencia.

5 Grandilocuencia al hablar, como si fuera el dueño de la verdad absoluta.

6 Actúa de manera impulsiva e imprudente. También se muestra inquieto y pueden presentar repentinos ataques de ira irracional cuando sienten que su autoestima es lastimada. Este es un rasgo de personalidad narcisista.

7 Aparece una incompetencia evidente por el exceso de confianza, existe una falta de atención a los detalles.

8 Su manera de hablar es distinta ya que suelen hablar de ellos mismos en tercera persona. También usan usar el modo mesiánico de hablar (como si estuviera dando un discurso de fe) sobre cuestiones cotidianas. Tiende a la exaltación y la autoconfianza exagerada.

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9 Pérdida de contacto con la realidad y aislamiento progresivo. Esto se debe a que no respetar el espacio de los demás; además, tienen un comportamiento prepotente, lo que hace que de a poco se aísle.

10 Cree tener superioridad moral. Ellos y sus acciones no son discutibles, lo que les hace cometer muchos errores en su trabajo como en las relaciones personales.

11 Falta de empatía.

Solo queda decir que no solo políticos, personal de seguridad y profesionales de la salud pueden llegar a sufrir este síndrome. Cualquier persona cualquier persona que obtenga grandes algún puesto de poder puede llegar a mostrar evidencias de este. Es por esto que se recomienda estar alerta para poder detectar a tiempo cualquier señal de este síndrome, que puede tratarse a tiempo antes de sea demasiado tarde.

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Erika Patricia Otero

Psicóloga con experiencia en trabajo con comunidades, niños y adolescentes en riesgo.