Su hijo de 18 meses vomitaba y tenía berrinches SÓLO cuando viajaba en el automóvil; su madre luego descubre el ATERRADOR motivo

Sólo cuando le removieron las ropa se dieron cuenta de lo que estaba pasando...

Fernanda Gonzalez Casafús

Para muchos padres, llevar a sus hijos en los asientos traseros del automóvil puede llegara ser una verdadera tortura. Muchos niños lloran y gritan ni bien el auto se pone en movimiento, ya que el mismo les causa mareo y malestar. Otros, simplemente lloran porque no les gusta viajar atados en el asiento del coche.

Nichola Griffiths es madre del pequeño Max de 2 años, quien durante 18 meses tuvo que viajar con su hijo llorando y gritando en el asiento trasero del vehículo. Según reporta Mirror, la madre no podía entender por qué su hijo tenía semejantes ataques de ira, y hasta llegaba a vomitar, cada vez que lo ponían en su butaca.

Ella y su marido, llamado Nigel, llegaron a pensar que su hijo simplemente se hacía el enfermo y que se trataba de una rabieta. Les tomó casi año y medio darse cuenta de que el niño lloraba por una tremenda razón.

Un descubrimiento que dejó mucha culpa en los padres

A pesar de que el niño lloraba sin parar al momento de ser sentado en su sillita, los padres siguieron llevándolo allí, puesto que no tenían otro remedio. Pensaron en algún momento que sufría mareos por el mismo movimiento del auto, pero en comparación de un probable accidente en caso de no estar atado correctamente, ese mareo sería algo menor.

Pero un día de mucho calor, colocaron al niño sin ninguna camisa sobre el asiento. Al sacarlo, vieron una gran marca roja en su espalda, más precisamente sobre su espina dorsal. Parecía una picadura de abeja por sus dimensiones y por lo hinchado que estaba. Entonces, al no encontrar ninguna abeja dentro del auto, comenzaron al revisar el asiento. Lo que encontraron los dejó ampliamente sorprendidos.

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Una gran púa de plástico atravesaba la sillita de viaje, y era eso lo que estaba raspando su espalda cada vez que lo sentaban allí. Desde hacía 18 meses que Max había estado soportando ese dolor al apoyar su espalda, sin que sus padres se dieran cuenta que estaba tratando de decirles el dolor que sentía. El llanto y los vómitos eran tan sólo una respuesta del cuerpo al estrés que estaba pasando.

La madre del pequeño dijo, según Mirror, “Es como ponerlo en una cámara de tortura cada vez que fuimos a algún lugar durante los últimos dos años. Me siento enferma pensando en ello, realmente me afecta emocionalmente”. Sin dudarlo, la culpa los invadió, puesto que lo que pensaban que era un berrinche era nada menos que una demostración de dolor.

Además, su madre dijo “Si nos hubiéramos estrellado o hubiéramos tenido un accidente, no sé qué podría haber ocurrido con esa espiga que se clavaba en su espina dorsal”. Sin dudas,un accidente podría haber hecho estragos en el cuerpo del pequeño.

La familia hizo el reclamo correspondiente a la compañía Britax, la marca de la silla, y ésta les envió una silla nueva. Sin embargo, la madre dijo que no confía más en la compañía y que no volverá a comprar ni usar sus productos.

Un recuerdo doloroso

A pesar de que el niño ahora viaja muy feliz en una nueva silla para el vehículo, Nichola no puede quitarse de la mente los momentos de angustia por los que debe haber pasado us hijo sin que ella ni su marido hayan hecho algo. “Soy su madre, así que se supone que debo protegerlo y envolverlo en un montón de amor. A veces pienso que él debe haberme odiado cada vez que lo senté allí, y que no habrá entendido por qué lo hacía”

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Escuchar a nuestros hijos

A pesar de que no puedan hablar aún, los bebés se comunican con nosotros a través del lenguaje gestual y corporal. Los llantos y las rabietas casi siempre tienen un mensaje detrás. Si bien es cierto que muchos niños manifiestan su enojo a través de las rabietas, es necesario entender por qué lo están haciendo y qué es lo que nos están queriendo decir.

Cuando un bebé es muy pequeño, el llanto es el único elemento que tiene a sus disposición para hacerle saber a su cuidador que algo anda mal o lo disgusta; es su método de supervivencia. Es por ello que es importante que cuando un bebé llora demasiado, la madre o el padre chequee que sus necesidades básicas estén cubiertas y no sólo eso, sino también revisar sus ropitas, y el lugar donde duerme. Muchas veces algún elástico ajustado los está molestando, o algún hilo comprime alguna parte del cuerpo, o tal vez le de alergia algún componente de la tela de su ropa.

Por más productos de calidad que elijamos para nuestros hijos, así sean de la mejor marca, es fundamental asegurarse que cumpla con las normas de seguridad básicas, como es el caso de las sillitas para el automóvil, y revisar manualmente que no tenga detalles y defectos de fábrica.

Es responsable de nuestra parte escuchar lo que nos dicen nuestros hijos cuando no dicen “nada”, porque aún así nos están diciendo muchas cosas. ¿Te ha sucedido algo similar alguna vez?

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Fernanda Gonzalez Casafús

Fernanda es Licenciada en Periodismo, especialista en Redacción Digital y Community Managment. Editora de contenidos y redactora en Familias.com. Nacida en Argentina y mamá de dos, ama los animales, la danza, la lectura y la vida en familia. Escribir sobre la familia y la maternidad se ha convertido en su pasión.