Su mayor lucha fue perdonar a su padre. Ahora tú puedes aprender de su experiencia

¿Quieres descubrir la magia liberadora del perdón? Lee éste artículo y la encontrarás.

Erika Otero Romero

Mucho se habla acerca del perdón. Pero hablar de él no es lo mismo que llevarlo a cabo. Perdonar en realidad es algo muy difícil. Si eres de esas personas que se les dificulta perdonar, por más que lo intenten, estarás de acuerdo en que perdonar requiere de muchísima voluntad, pero también amor por el prójimo, así como amor por uno mismo. Sí: perdonar, a la larga, sana tu vida.

El perdón es necesario cuando hemos sido objeto de la traición; lo triste de ésta es que siempre viene de alguien por quien uno siente cariño. Pero es importante saber lo siguiente: sentir rencor hacia un ser querido nos ata con cadenas de amargura y nos impide tener paz. Para re-encontrarnos con esa paz y vivir en armonía con nuestros seres amados es necesario perdonar u olvidar. Si tú en algún momento has dicho que perdonas pero no olvidas y cada día te empecinas en recordar la situación que te hirió, no vas para ningún lado.

Una historia de perdón

Conozco a una mujer que cuando era pequeña no tuvo una buena relación con su padre. Él, demasiado autoritario para apreciar lo que su pequeña hija hacía, tenía la creencia que ella debía ser castigada por cualquier error, por insignificante que éste fuera. Ella creció llena de miedo y rencor hacia su padre o cualquier figura que para ella representara autoridad. No era que su padre no lo amara, sólo que la había lastimado y humillado mucho a lo largo de su infancia, tanto, que cada que lo tenía cerca temblaba y no se sentía con fuerzas para decirle algo por temor a ser recriminada.

Fueron casi 24 años de su vida bajo el temor y la rabia que sentía hacía su papá, hasta que un día ella se enfrentó a él. Sabía que no iba poder aguantar por mucho tiempo más sus humillaciones y malos tratos, se llenó de valor, en pocas y contundentes palabras le expresó todo lo que pensaba de él y como la hacía sentir, ante lo que su padre guardo silencio y se alejó de ella sin mirarla. Ella me confesó que se había sentido liberada, pero que le dolía lo ocurrido y temía haber provocado serios problemas a su mamá y a sus hermanos.

Según me contó después, debieron pasar tres meses y una pequeña tragedia para que la relación entre ellos fuera retomada. Para sorpresa de ella, la actitud de su padre había cambiado, y cambió mucho más con el pasar de los días. Ella ya no recuerda cual fue la última vez que su padre la miró con desprecio, y mucho menos cómo la hacía sentir. En la actualidad, tiene la relación que ella siempre soñó tener con su papá, de confianza, amor y respeto.

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¿Qué implica perdonar?

El perdón sin aprendizaje, sin desear cambiar nuestra actitud, sin motivarnos para aprender, lejos de ser una situación que nos libere, nos llevará a cometer los mismos errores una y otra vez. Una ilustración que encontré hace poco revela en pocas palabras lo mágico que puede ser el acto de perdonar: “Más que olvidar, perdonar es aprender, soltar y seguir.”

El perdón está implícito en esos acontecimientos que se dieron para unir a padre e hija en una relación de amor filial que nunca debió ser negativa. Ella pudo perdonar y olvidar todos los acontecimientos de su vida pasada que la llenaban de dolor; también aprendió a expresar lo que sentía sin lastimar, y además soltó todo lo negativo para ser felizrespecto a su padre, y siguió adelantecon su vida. Ese cambio en la relación de ellos, también hizo lo suyo en relación entre sus demás familiares, lo cual los volvió más unidos y comprensivos, sobre todo amorosos y respetuosos de sus diferencias.

Sí, perdonar es un acto de amor y voluntad. Si no sientes que puedes perdonar, no podrás hacerlo; pero como me dijo ella: “si yo pude perdonar, cualquier persona puede hacerlo”.

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Erika Otero Romero

Psicóloga con experiencia en trabajo con comunidades, niños y adolescentes en riesgo.