¿Te complicas la vida? Esta pequeña ayuda puede evitarte el drama

Si el problema tiene solución, ¿De qué te preocupas? y si no tiene ¿De qué te preocupas?

Erika Patricia Otero

Tres son los grandes problemas del hombre:

La naturaleza de complicar todo innecesariamente, creando nuevos problemas,

el absurdo afán de asumir problemas ajenos, y la estupidez de evitar los problemas reales”

Rafael Hernampérez

Si con algo batallamos cada día los seres humanos es con problemas. Unos de estos dilemas pueden ser graves y otros no tanto. De igual manera, muchas veces esas dificultades pueden ser causadas por terceros y pueden ser muy graves; mientras que otros pueden ser provocados por ti mismo y solo ser producto de tu imaginación.

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Como ves, hay todo tipo de problemas. Lo interesante, es que se trate de asuntos graves o no, la habilidad para hallar la solución siempre está en nuestras manos.

La pregunta que muchas veces nos hacemos es por qué nos gusta complicarnos la vida; la razón es que somos así. Es como si la vida fácil no nos gustara y buscáramos la manera de hacerla más interesante.

¿Cómo nos complicamos la vida?

De muchas maneras. A veces, asumimos problemas que no nos corresponden; otras más, descuidamos los inconvenientes que sí nos pertenecen. Y lo que es más curioso, otras veces los inconvenientes son solo producto de nuestra suposición.

En el primer caso

Asumir problemas de otros es un gran error. Lo primero es que cada cual tiene que librar sus propias batallas. “Cazar problemas ajenos” nos gana enemigos que no necesitamos y no merecemos. Lo peor es que el dueño del inconveniente resuelve la situación y quien se queda con el enemigo eres tú. Lo sé por mi propia experiencia.

En tu vida esto no te deja nada bueno. Nadie necesita cargar en su espalda un peso que no le pertenece; además, esto solo lo va a llenar de estrés y angustia. Nadie merece vivir así.

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En el segundo caso

Descuidar tus problemas solo los agranda y empeora. Peor aun es que se puede volver una situación acumulativa.

Es cierto que hay situaciones que no se van a poder resolver facilmente; aun así, debes hacer lo mejor de tu parte. Si no se pueden resolver, entonces déjalos estar; en algún momento se van a solucionar. Sin embargo, si está en tus manos, da lo mejor de ti para zanjar ese asunto lo más rápido posible.

Hacer esas dos cosas te va a quitar mucho peso de encima porque sabes que diste lo mejor de ti.

En el tercer caso

Muchas son las personas que sufren por problemas imaginarios. Tengo un familiar con quien estamos distanciados porque -basado en sus suposiciones- dijo una cosas que no eran ciertas. Cuando la verdad salió a la luz, trató de defenderse culpando a otros; el resultado es que se enemistó con la familia.

Las suposiciones son ideas que se dan por ciertas; sin embargo, no tienen un sustento en la realidad. Esas ideas llevan a las personas a actuar de determinada manera; y por lo regular las cosas no salen como esperaban.

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¿Cómo dejar de complicarse la vida?

Hay varias maneras muy fáciles de lograrlo:

1 Perdonar

Las personas suelen cargar con más resentimiento del que se puede soportar. Este causa tanto dolor que termina perjudicando la salud física y mental.

Perdonar es importante a la hora de dejar ir problemas y situaciones del pasado. Además, ayuda a cerrar ciclos y dar inicio a nuevos asuntos.

Otra manera de avanzar es perdonarnos a nosotros mismos por los errores del pasado. Cuando se hace, las situaciones comienzan a fluir y a ser mejores y más benéficas para nosotros.

2 Dale la importancia justa

A veces complicamos todo al darle más importancia de la que se merece un problema.

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Supón que te enteras que alguien dijo un chisme de un amigo tuyo. Tú al darte cuenta formas todo un drama, reclamas y tomas acción en un asunto que no es tuyo. En cambio, tu amigo lo deja ir; sabe que es un comentario malicioso al que no merece darle importancia y lo supera pronto. ¿Quién fue el más afectado? Tú, pero eso merecía la pena, no. El resultado es que te complicaste la vida por algo que no lo valía.

3 No te preocupes de más

Muchas veces también pasa que se le otorga mucha energía a una situación.

Es como que alguien te comenta algo que le sucedió y tú no dejas de pensar en esto. Llegas a un punto que no puedes ni dormir, cuando en realidad es una insignificancia.

Hay problemas que necesitan atención y es justo dársela; sin embargo, también hay situaciones que no lo ameritan. Debes tener la sabiduría para discernir y así no amargarte la existencia.

4 Responsabilízate

Es de adultos asumir la responsabilidad de los problemas que nosotros mismos creamos.

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Si por ejemplo dijiste algo incorrecto de una persona y la lastimaste, pues lo justo es que repares tu error. Asumir tu responsabilidad te lleva a corregir el camino; además, te orienta a ser más prudente a la hora de tomar decisiones o de hablar.

5 Déjalos ser

Hace años leí la siguiente frase:

“Si el problema tiene solución, ¿De qué te preocupas? y si no tiene ¿De qué te preocupas?

Es verdad. Muchas veces los problemas se solucionan solos. Otras veces tenemos que actuar, pero ¿Qué pasa cuando haces todo de tu parte y no se remedia nada? Pues simple, déjalos que tomen su curso y que pase lo que tenga que suceder.

Solo me resta decir que vivir una vida tranquila va a depender siempre de ti. Siempre van a existir inconvenientes, y siempre tendrás que solucionarlos; sin embargo, si lo haces desde la paz mental y la armonía, las cosas saldrán mejor de lo que esperas.

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Erika Patricia Otero

Psicóloga con experiencia en trabajo con comunidades, niños y adolescentes en riesgo.