¿Sabes cómo debes tratar a tu hijo? hazlo mejor de como te trataron a ti

El buen trato en los niños deja huellas imperecederas de amor filial.

Erika Patricia Otero

Un niño en un hogar enriquece a quienes tiene el gusto de tenerlo en sus vidas. Quizás esa sea la razón por la cual muchas parejas anhelan que su casa comience a tener la alegría que viene con la llegada de un hijo.

Pero tener un hijo no es algo que se deba tomar a la ligera. Un niño no solo representa inversión económica y tiempo; también requiere lo mejor de todo ser humano adulto: valores, principios, paciencia, amor, confianza, sabiduría y capacidad de aprendizaje.

Así es, porque por mucho que queramos los niños dependen de nosotros hasta más o menos la mayoría de edad; por lo tanto pretender tratarlos como si fueran adultos es un error muy grave.

¿Cómo debe ser tratado un niño?

Piensa en ti como si fueras un niño y respóndete la siguiente pregunta: ¿Cómo te gustaría que tu papá o tu mamá te tratarán si tuvieras la oportunidad de retroceder el tiempo?

Imagino que tu respuesta incluye lo que a todos cuando eramos niños nos gustaba: que te dejen jugar, que te permitan ver televisión y comer golosinas, que mamá y papá cuiden de ti y no te abandonen (te den seguridad), que tus amigos te traten bien, que tus padres te escuchen, cuiden y te apoyen en tus fracaso, etc.

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Ahora bien, siendo adulto ¿Cómo te gusta que las personas te traten? supongo que con respeto, equidad; que quienes tienes cerca te traten con honestidad y sean amigos leales, que las personas sean amables aunque no te conozcan.

¿Ves la diferencia?

No hay ninguna. Aunque expresado de diferente forma, tanto a los niños como a nosotros los adultos nos encanta que nos traten bien, que la gente que tenemos a nuestro alrededor sea buena, nos quiera y respete. Además deseamos sentirnos seguros, no tener miedo y contar con nuestra familia en momentos de dificultad, nos gusta divertirnos con amigos y familiares.

Por eso; si como adulto adoras ser “bien tratado” pues a los niños también.

Entonces ¿Qué debo hacer?

Ve en tu hijo un reflejo tuyo y sigue respondiéndote:

¿Te gustaba que papá y mamá te gritaran cuando cometías una falta? A ninguno nos gustaba. Por eso en lugar de gritar a tu hijo por un error, llámalo y habla con él o ella cualquiera sea su edad, dile cómo te hace sentir que te defrauden y explícale que a causa de su error tendrá un correctivo.

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¿Te gustaba que te ignoraran cuando tratabas de contarles algo? No; pues a tu hijo tampoco. Si estás ocupada pídele que te de un momento mientras terminas lo que estás haciendo y que tan pronto lo hagas serás “toda oídos” para él.

¿Te agradaba que te prometieran cosas y no te cumplieran? tampoco te gustaba ¿no es así?, pues debes recordar eso antes de darle tu palabra y defraudarlo.

Seguro te encantaba que tus padres tuvieran tiempo para jugar o ver un programa de televisión contigo; pues tu hijo también quiere que compartas algo de tu tiempo con él, no le importa cuanto siempre y cuando sea de calidad, eso es lo que más valorará.

A tu pequeño niño también le gusta que le abraces y le digas que le amas. Si por cosas de la vida tus padres no lo hacían contigo y eso es algo que les reprochas en silencio, entonces aprovecha el momento para sentir el amor de tus hijos.

Tus hijos no necesitan las cosas más caras aunque puedas dárselas, sé que si pudiera decírtelo preferiría cambiar todos sus juguetes por un rato contigo.

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Por eso, trátelo con amor, con respeto; forja en él y ella lazos de confianza y apoyo que duren hasta más allá de la muerte, de seguro que esas vivencias serán las más valiosas que puedan tener en su vida.

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Erika Patricia Otero

Psicóloga con experiencia en trabajo con comunidades, niños y adolescentes en riesgo.