¿Tienes miedo al rechazo? Puede ser una bendición camuflada de calamidad

“Si eliges no hacer algo por miedo al rechazo, te estás rechazando a ti mismo… y el mundo te está ignorando”, Jia Jiang.

Erika Patricia Otero

“No” es la palabra que más escuchamos desde que somos pequeños. Claro, nos resistimos a esta palabra con todas las fuerzas de nuestro ser, pero eso no detiene la potencia de su fuerza.

Todos en el mundo hemos tenido que lidiar con el rechazo. Ya se trate de que alguien no quiera ser nuestro amigo o nuestra pareja. También hemos experimentado lo que se siente ser rechazado en un empleo o en algún curso que deseábamos hacer con mucha pasión. Sentirse así es inevitable.

Tener miedo al rechazo es más común en la infancia y la adolescencia; sin embargo, eso no quiere decir que en algún momento de la vida vamos a dejar sentirlo. Para algunas personas sentirse tan agobiado por este miedo puede resultar frustrante; algunos más van a sentir rabia. Cualquiera sea la emoción involucrada, vamos a sentirnos bloqueados para actuar.

Lo interesante es que tras el rechazo de alguien o de una situación pueden haber cosas muy positivas cuando decides hacerle frente.

El rechazo no es algo personal

Esto es algo importante a tener en cuenta. No conocemos las razones de nadie para rechazarnos cuando hacemos un acercamiento. Las únicas que conocemos son las nuestras para rechazar a alguien o acercarnos.

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Es justo por eso que aunque nos duela y hiera nuestro orgullo, no debemos tomárnoslo como algo personal. La otra persona pudo haber pasado por un mal día o solo no somos de su gusto; y no es su culpa ni nuestra.

La razón por la que nos tomamos los rechazos tan a pecho es que somos muy consientes de nuestras imperfecciones. Esto hace que creamos que los demás son consientes de ellas. También puede tratarse de que nos menospreciamos tanto que nuestras inseguridades nos golpean con severidad.

Descubriendo el lado positivo del rechazo

Sé de sobra que cuando se es rechazado, nuestro orgullo resulta herido. El asunto es que los demás tienen derecho a rechazarnos y con seguridad también hemos rechazado a otras personas.

Lo interesante de esto, es que tras cada rechazo nosotros nos hacemos más fuertes y seguros. Puede que vengan más rechazos, pero estos van a doler menos y vamos a descubrirnos más valientes y menos temerosos.

Es más, muchas veces, esa persona que nos rechaza nos hace un favor. Me ha pasado que con el tiempo me doy cuenta que ese “príncipe azul” que anhelaba, desteñía terriblemente.

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Esto ocurre porque nos fijamos, no en quién es realmente, sino en las expectativas que ponemos en esa persona. Tanto, que no nos deja ver quién es en realidad. Pese a eso, llega el día que nos damos cuenta quién es, es entonces donde llega la sensación de alivio. Sí, muchas veces el rechazo es un favor, nadie quiere terminar amando a alguien que solo vivió en su imaginación.

Eso pasa con todas las personas de las que “nos enamoramos”. Solemos enamorarnos de lo que construimos en nuestra cabeza y le atribuimos una serie de cualidades que anhelamos que tenga; al final eran tan así.

Eso no lo hace mala persona, solo alguien real, pero que no es ni de cerca la persona que esperamos. En realidad nadie lo es, por eso es que es tan complicado el amor.

Si te lo piensas bien, cuando alguien te rechaza, no lo hace directamente. La razón es que nunca llegaron a conocerte como persona. Además, deberíamos estar agradecidos, no no hizo perder tiempo ni nos hizo sumirnos en el doloroso sufrir del rompimiento. Sí, hay desilusión, pero nada más que eso.

Supera el rechazo con buen ánimo

Suponer en cualquier caso la razón de un rechazo, es mortal para nosotros. Lo mejor es basarnos en lo que somos capaces de observar.

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No imagines cosas porque muchas veces la realidad que creemos está lejos de ser la realidad verdadera. Te rechazó, punto, no necesitas más respuestas. Mejor, en su lugar, dite a ti misma: “Él se lo pierde”, te da una perspectiva mejor y no te hará sentir decaída.

También puedes cambiar las cosas a tu favor; por ejemplo: pretender una relación con alguien completamente opuesto a ti siempre será un desastre. Puedes decirte: ¿Qué futuro tendría una relación si a él le gusta ir de camping, pero yo odio los mosquitos?, ninguno. Así por ejemplo.

El punto es que encuentres que si te rechazaron no fue porque merecieras ese no; solo que, o bien son muy distintos, o simplemente no se dio la oportunidad de conocerte. De esa manera ninguno pierde, tú no sufres y todos felices.

Todo llega con el tiempo

Sé de cuenta propia que bien se puede aprender a vivir en soledad; sin embargo, también llegan momentos donde queremos tener a alguien que nos ame.

Aprendí también, que el afán de encontrar a esa persona especial a veces nos hacer elegir mal. Como dice mi madre: “Del afán no queda más que le cansancio” y ella sí que tiene razón.

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Tampoco funciona ir de manera desesperada acercándosele a las personas. Si a algo le huyen los seres humanos es a las personas que muestran necesidad de compañía.

Lo mejor es abrirse a las posibilidades e ir con calma. Sin afán y sin mostrar necesidad de compañía. Ambos aspectos te harán elegir mal y a la larga solo vas a sufrir.

Recuerda que así como nosotros no estamos obligados a estar con otras personas, ellos tampoco. Lo mejor y más idóneo es que siempre busques rodearte de personas buenas y que te inspiren a ser mejor. No vayas a la ciega en busca del amor o de amistad, estos llegarán solos. Y recuerda: Das lo que quieres recibir.

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Erika Patricia Otero

Psicóloga con experiencia en trabajo con comunidades, niños y adolescentes en riesgo.