Todo lo que te pasa, ocurre por una buena razón

Si te cuestionas la razón por la cual a las personas buenas les pasan cosas malas, entonces debes leer este artículo.

Erika Otero Romero

Quizá una de las razones más frecuentes por las cuales muchas personas reniegan de Dios, es porque Él no impide que situaciones como asesinatos, guerras, hambre y cualquier otra manifestación de violencia o injusticia, cese en los rincones más afligidos del planeta. En lo personal, me duele y me molesta leer y escuchar comentarios donde las personas se expresan de esta forma.

Desde luego, cada cual está en su derecho de decir y creer lo que desee y es obvio que muchas de esas personas se sientan de esa manera porque en sus vidas han experimentado dolor e injusticias, probablemente sintiéndose abandonados por el creador. Tal vez sea por ello que algunos afirmen que no existe o que se cuestionen dónde estaba cuando tuvieron que enfrentar dichas experiencias.

Para ser franca, muchas veces también me he encontrado en estados emocionales tan devastadores, que por momentos me sorprendo cuestionándome la razón de muchas cosas que suceden en mi vida, cosas que para mí no tienen sentido. Pese a eso, también llegan de la nada los recuerdos de situaciones en las que de verdad me he encontrado en peligro, de momentos de soledad y terror donde, literalmente, Él me ha protegido y liberado de dificultades. Eso me recuerda que no estoy sola y que, aunque no lo sepa y no lo llegue a comprender nunca, todo lo que pasa en mi vida, ocurre por una razón.

Cuestión de fe

La fe es un sentimiento de confianza, todos sabemos eso, pero el asunto es mantenernos con esa certeza indeleble en los momentos más críticos de la vida. Es absurdo que pretendamos pasar por la vida sin pena ni gloria, es decir, suponer que cada día podremos levantarnos, comer, hacer nuestras actividades y volver a la cama como si una vida así valiera la pena ser vivida. Días exentos de retos, sin desarrollar capacidades, cualidades, habilidades, sin fortalecernos, solo respirar, comer y ocupar espacio sin más objetivo que ese.

Todo ocurre por una razón

Las cosas malas que nos pasan, ocurren por una razón, por lo que es preciso dejar claro algo: por muy buena que sea una persona, no lo es por completo, y lo sabes bien.

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Todos tenemos un lado bueno y otro que no lo es tanto, además de que muchas de las cosas que hacemos y decidimos en la vida, están sujetas a la manera como cada uno es educado y cuidado por sus progenitores. Aunado a eso, también es cierto que, en la vida, se llegan a experimentar situaciones que nos hacen ser quienes somos, transformándonos en adultos. Desde luego, para ese momento ya hemos tenido que vivir circunstancias difíciles, de la misma manera hemos tenido que tomar decisiones, unas acertadas y otras no tanto, pero es normal, todos hemos pasado por eso.

El punto es que podemos elegir según nuestros deseos, pero, aunque es nuestro derecho vivir como nos plazca, no podemos elegir las consecuencias que traerán consigo nuestras elecciones. Es así que, estamos sujetos a pagar las consecuencias de nuestros actos, por lo que en ocasiones el hecho de que nos ocurran cosas malas o que no comprendemos, se nos hace algo injusto. Reflexionando sobre ello, sentimos que nos hemos esforzado por hacer lo correcto, ayudado al necesitado, hemos sido un buen amigo, hijo, padre, cónyuge, por ello no comprendemos la razón por la que pasamos por eso.

Pues bien, te diré que puedes estar pasando por eso para que aprendas una lección y te fortalezcas, para que sepas cómo salir de una situación difícil y que cuando vuelva a pasar por algo similar, la experiencia te sea útil.

Humildad y Orgullo

Con todo, la vida me ha enseñado que cuando más se reniega de las situaciones difíciles, más dolorosa y larga se hace la experiencia. Al final, todo suele pasar y solucionarse de manera espontánea cuando aceptas, aprendes y vives lo que sea que tengas que vivir. Como dice aquella sabia frase: tu dolor es directamente proporcional a tu humildad, entre más humilde eres, más rápido saldrás de la dificultad. Mantente orgulloso y verás cómo aumenta tu dolor e incluso, empeora.

Por último, la vida es una suerte de sucesos que te enseñan, te hacen crecer, te ayudan a mejorar, pero sobre todo, te ponen a prueba, de allí depende tu felicidad y el grado de armonía que tienes en la vida. La invitación es a que en adelante, admitas que eres débil, pero que esa debilidad se puede convertir en una fortaleza que te sostendrá en los momentos más oscuros de tu vida.

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Erika Otero Romero

Psicóloga con experiencia en trabajo con comunidades, niños y adolescentes en riesgo.