Tú eres valiosa como un diamante. Estos consejos te ayudarán a pulir todo tu valor

Un simple gesto cambiaría su vida para siempre. Ojalá esta historia te conmueva tanto como a mi.

Maia Fernandez

Cuenta una antigua historia que una anciana iba caminando por la montaña. Ella tenía fama de ser muy sabia y bondadosa. Al llegar a un arroyo cristalino, muerta de sed, se detuvo para beber un poco de agua. Grande fue su sorpresa al ver que algo brillaba en el fondo. Estiró la mano y gracias a que el arroyo no era muy profundo, pudo alcanzar aquel objeto. Se trataba de una piedra preciosa. La observó: su extraña belleza y brillo eran impresionantes. La secó y la guardó en su bolso. Al día siguiente, la mujer se encontró con otro viajero, que estaba muy hambriento. Ella abrió su bolso y le compartió su comida. El hombre vio la piedra preciosa de la mujer y se la pidió. Ella, sin dudarlo, se la dio. Él se fue, regocijándose de su buena fortuna. Sabía que la piedra valía lo suficiente para darle seguridad para toda la vida. Pero días después, regresó donde se encontraba la anciana y le dijo: “He estado pensando. Sé lo que vale este objeto, pero te lo devuelvo con la esperanza de que me des algo mucho más precioso: Dame lo que tienes dentro, que te permitió regalármelo.”

De vez en cuando se cruza en nuestra vida una persona especial. Alguien que destaca entre los demás y que nos inspira a ser mejores personas. Debo decir que esta clase de personas no son muy fáciles de encontrar, y no hablo necesariamente de la Madre Teresa de Calcuta o Mahatma Gandhi, figuras que trascienden las fronteras con su enseñanza y se vuelven un ejemplo para toda la humanidad. En este caso, hablo de aquellas personas anónimas para el mundo: puede ser un amigo, un familiar, un vecino, personas que tienen una actitud diferente a los demás. Suelen ayudar, trabajar en silencio y no te enteras cuando sufren, porque no quieren preocupar a otros. Existen muchas clases de personas que tienen esas piedras preciosas del alma. Son personas que:

  • Dan de lo que tienen, no de lo que les sobra.

  • Dedican su tiempo a dar de comer a los necesitados.

  • Siempre están sonrientes, aún en los peores momentos.

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  • Escuchan a los demás e intentan ayudarles en lo que necesiten.

  • Todo animal que ven en la calle despierta su ternura y dejan agua y comida en la puerta de su casa, para que se alimenten.

  • Están despreocupados por las cosas materiales.

  • De todo lo que sucede a su alrededor, extraen una enseñanza.

  • Contagian su alegría, de su boca salen palabras positivas y alientan a los demás.

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  • Al conversar con alguien, le dedican su total atención, le escuchan, le miran a los ojos.

Haz que las piedras preciosas de tu interior brillen con fuerza

Esta clase de personas irradian una armonía tal, que hacen que los demás quieran acercarse a ellos. En realidad, todos podemos desarrollar esas virtudes. El primer paso es cambiar, pero ¿cómo? A veces cuesta desprenderse del egoísmo, abandonar la queja, el miedo y la crítica. Por eso, hoy voy a compartir algunos consejos para hacer salir esas piedras preciosas que todos tenemos: esos diamantes que en algunos casos son carbón todavía, pero que con mucho esfuerzo pueden convertirse en joyas relucientes.

1. El amor

Sentir amor hacia los demás facilita las cosas. Para desarrollar este sentimiento es fundamental reflexionar, comprender al otro. Ponernos en su lugar, conocerlo. Sin estos aspectos, jamás podremos amarlos.

2. La sensibilidad

Amar nos hará ser sensibles. Por eso el segundo consejo es sensibilizarnos ante la vida. Una persona insensible nunca podrá ayudar a los demás. En mayor o menor medida, todos tenemos cierto grado de insensibilidad: el corazón se nos ha endurecido ante el dolor ajeno. Ese es un gran problema. Observar a los demás, analizar los fenómenos desde el corazón, tratando de imaginar cómo se siente la otra persona, es de vital importancia para el desarrollo de la sensibilidad.

3. El trabajo

El tercer consejo es esforzarnos por hacer algo útil. De esa manera alimentamos la alegría por el bienestar ajeno, y cada día necesitaremos volver a sentir esa armonía, esa paz y buscaremos seguir sirviendo al prójimo.

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4. La actitud

Este es el más sencillo de todos los consejos y consiste en cambiar de actitud. Sí, es fácil. Si logramos los pasos anteriores, el cambio de actitud vendrá como resultado de la dedicación que hayamos puesto en los demás.

Dar lo mejor que tenemos es regalar esas gemas preciosas del alma, dando una enseñanza y un ejemplo de buena conducta. Además, estos dones hacen que recibamos más de lo que dimos, pero de una manera renovada. Esto se debe a que, a través de la gratitud, recibimos del otro un regalo que se puede expresar de diferentes maneras y que llena de luz nuestra vida, brindándonos la paz interior que proviene de hacer el bien.

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Maia Fernandez

Maia Fernández vive en Argentina.Considera fundamental la educación de los niños y al arte en sus diferentes manifestaciones como un componente irremplazable de la misma. Blog www.educacionmusicalencasa.blogspot.com.ar