Tu relación con tu madre (y con tu hija), será la más fuerte y especial que tendrás en la vida

Marilú Ochoa Méndez

Así es. Recientemente se ha descubierto que de las relaciones entre los miembros de la familia, el vínculo madre-hija, es el mas fuerte de todos. Esto lo ha revelado la ciencia gracias a un estudio que buscaba probar algo completamente distinto, y la contundencia de la superioridad de la relación entre madres e hijas desvió por completo sus conclusiones, provocando gran revuelo.

Interesante ¿no? Te compartimos todo al respecto aquí.

Todo comenzó con un estudio para detectar el impacto de la depresión y ansiedad maternas en el entorno familiar.  Desde el primer momento, saltó a la vista de los psiquiatras Bun Yamagata y Masaro Mimura, entre otros, que “los síntomas de depresión en las madres, están estrechamente relacionados con la depresión en sus hijas (44%), pero no en los hijos varones (0.1%). También notaron una estrecha relación entre el desarrollo de la ansiedad materna, en el impacto de posteriores síntomas en sus hijas, relación que tampoco impactó a los hijos“.

Todo esto se explica por el cerebro

Ante estos sorprendentes resultados, los expertos compararon la estructura del cerebro entre la madre y sus hijas, y la madre y sus hijos. También compararon esto con la relación del padre con hijos e hijas. Las pruebas eran clarísimas: la relación madre-hija presentaba conexiones neuronales muy similares, que arrasaban con los resultados de la comparación entre las otras relaciones familiares.

Estos científicos, de la Universidad de California en San Francisco y la Universidad de Stanford, notaron que desde el cerebro: “presumimos que los pares madre-hija revelarían asociaciones significativamente positivas de volumen de materia gris (GMV) en las regiones cerebrales  implicadas en los trastornos del estado de ánimo, en comparación con otros pares padre-hijo. Nuestra hipótesis se basó en los hallazgos de estudios previos que demuestran que la depresión exhibe fuertes patrones de transmisión intergeneracional específicos para mujeres“. 

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En resumen: el cerebro de madre e hija es similar en el ámbito de las emociones y estados de ánimo. Esto, sin duda, ayuda para que tu madre conozca tu interior, casi como se conoce a sí misma.

A veces, tanta cercanía causa corto-circuito

Si bien, es positivo que madre e hija pisen terreno común, esta similaridad puede ser la causante de choques entre ambas, lo que puede acortar su vínculo afectivo, más que reforzarlo.

Este hallazgo de la psiquiatría es el primero en su tipo en “investigar los patrones de transmisión intergeneracional en el cerebro humano mediante neuroimagen“, y si bien nos muestra las conexiones y terrenos comunes, las decisiones que tomemos madre e hijas para fortalecer nuestras relaciones determinarán en mucho la calidad de nuestro vínculo.

Aún a pesar de esta gran similitud, ambas podemos decidir mostrar nuestra peor cara la una a la otra.

Todo está en ti

La voluntad humana ha demostrado tener capacidad de desafiar la física y la biología. Aquí, con la biología a nuestro favor, madres e hijas podemos construir relaciones inmejorables.

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Maite Nicuesa, doctora en Filosofía por la Universidad de Navarra, y experta en Inteligencia Emocional, nos brinda algunos consejos que te compartimos aquí:

1 Busca puntos en común con tu madre

Los detalles y momentos de conexión entre tu madre y tú, estrecharán el lazo entre ustedes. Es importante que busques compartir momentos ricos y alegres. Interésate por sus cosas, sus pasatiempos e inquietudes. Anímala a cuidar su salud física, y bríndale todo tu cariño.

2 Presta también atención a los límites

Si acaso hubiera algún roce, procura colocar límites saludables de manera asertiva. La intención es limar cualquier aspereza que pueda sacar chispas entre ustedes. Trata de reforzar la buena comunicación, evitando discusiones sin sentido, y sé tan paciente como fue ella cuando te enseñó a comer, o a atarte las cintas de los zapatos.

Si la relación sigue siendo difícil, mantente en el camino, las bendiciones que se generarán, serán grandes tesoros para ambas.

3 Tu madre es perfecta como es, ¡y tú también!

En este camino, no olvides perdonar, y pedir perdón. Tu madre quisiera ser perfecta, pero no lo es, y en sus imperfecciones, te enseña que su amor incondicional es un barril sin fondo.

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Cuando te frustres por algún problema, mírate siempre primero al espejo, y repite que tampoco tú eres perfecta. Pide a Dios que te ayude a nunca olvidarlo, para que generes una relación siempre saludable con ella.

La armonía entre madre-hija conlleva inmensos tesoros

La médica y autora Christiane Northrup, escribió un texto muy hermoso que puede inspirarnos a sanar y reforzar la relación entre madres e hijas:

“Que todas y cada una de nosotras estemos dispuestas a apoyarnos mutuamente mientras damos a luz mejores vidas posibles.
Que aprendamos a honrarnos y respetarnos sin que haga falta un sacrificio indebido.
Que estemos dispuestas a perdonarnos mutuamente el sufrimiento y las heridas que nos causamos sin saberlo y sin querer.
Que nos respetemos como poderosas maestras.
Que sepamos que nuestra sabiduría vive en todas las células de nuestro cuerpo y siempre está disponible, aun cuando no esté nuestra madre.
Que sepamos que podemos llamar a nuestras abuelas para pedirles orientación siempre que la necesitemos.
Y, finalmente, que las relaciones madre-hija del futuro sean tan firmes y sustentadoras que cuando una mujer diga: 
“Me estoy volviendo como mi madre”, lo diga sonriendo con orgullo
Y que sus amistades y familiares proclamen: “¡Bien hecho!

Reforcemos pues esta relación única y especial que la ciencia confirma ser única en su especie. Primero con nuestra madre, luego con nosotras mismas como mujeres, y después con nuestras hijas. La paz que obtendremos de ello, será nuestro más hermoso premio.

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Marilú Ochoa Méndez

Enamorada de la familia como espacio de crecimiento humano, maestra apasionada, orgullosa esposa, y madre de siete niños que alegran sus días. Ama leer, la buena música, y escribir, para compartir sus luchas y aprendizajes y crecer contigo.