Una buena madre no se automedica durante el embarazo y la lactancia

¡No te automediques! Demuestra tu amor a tus hijos desde tu embarazo y la lactancia.

Yordy Giraldo

Hace varios años me enteré de que el 70% de los niños del Teletón son criaturas cuyas madres tomaron medicamentos durante el embarazo.

Sinceramente ya no recuerdo de dónde salió esa estadística, pero nunca he podido olvidar esas palabras. Y aunque la cifra fuera mucho menor, las consecuencias de la automedicación en cualquier momento, pero especialmente durante el embarazo y lactancia, pueden ser muy peligrosas, irreversibles y trascendentales en la vida de los involucrados. Bien vale la pena no correr riesgos.

La mayoría de nosotros, sin embargo, cree que si un medicamento se vende sin receta es porque no es peligroso, cuando lo cierto es que todos los medicamentos tienen contraindicaciones, y la mayoría de ellos contienen sustancias capaces de filtrarse a través de la placenta y dañar el desarrollo del bebé.

No debemos olvidar que durante el embarazo nuestro bebé se nutre de nosotros en todos los sentidos, desde los minerales que tenemos en nuestro cuerpo, los alimentos que ingerimos e incluso de nuestras emociones. Es por ello que en esta etapa es importante que nuestra alimentación, nuestras actividades y nuestra vida en general, estén orientadas a ofrecer las mejores condiciones para el óptimo desarrollo de nuestro retoño.

La vida es un regalo divino, es un milagro que no por común deja de ser valioso, al contrario, no es dado a todos poder gozar de la bendición de dar vida, es por ello que para quienes tienen la ventura de la fertilidad en su vientre, el compromiso de traer hijos al mundo al que les ofrezcamos lo mejor de nosotros debería de ser mayor.

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La salud de los hijos ya no es cuestión de suerte o azar. Hoy es mayormente nuestra responsabilidad que nuestros pequeños padezcan o eviten daños a su salud. Reza el adagio que “sobre aviso no hay engaño”, por eso comparto contigo algunos ejemplos de las consecuencias que puede acarrear el tomar medicinas sin el debido cuidado profesional.

  • Tomar aspirinas en los últimos meses del embarazo puede provocar sangrado tanto en el bebé como en la madre.

  • Los jarabes para la tos pueden provocar hipotiroidismo en el niño.

  • Los laxantes irritan el intestino del feto.

  • Las gotas nasales pueden elevar la presión arterial de la madre (lo que puede causar preclamsia)

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  • Los medicamentos utilizados para calmar los nervios, el insomnio o la ansiedad provocan hemorragias en el feto.

  • Los salicilatos (antinflamatorios, analgésicos) causan disrupción vascular

  • La estreptomicina puede provocar sordera.

  • Las tetraciclinas generan hipoplasia del esmalte dentario.

  • El misoprostol (usado para tratar úlceras) puede provocar un aborto.

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  • El ácido retinoico (tratamiento de cáncer y acné) causa anomalías cerebrales, cráneo-faciales, cardíacas.

  • Los cumarínicos pueden causar sordera y retardo mental.

  • Los anticonvulsivantes pueden causar fisura labio-palatina y espina bífida.

En Scielo (una página que habla sobre contenidos médicos publicados en revistas especializadas) puedes consultar más información para tomar conciencia del daño que una simple pastilla puede ocasionarte a ti y a tu familia.

La primera reacción cuando nos sentimos mal es buscar una solución rápida al malestar, sin embargo el camino fácil generalmente no es el mejor camino, pues las cosas bien hechas siempre requieren tiempo, tiempo para saber qué tenemos, por qué lo tenemos, y cuáles son las opciones para hacerles frente.

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Ser buenos padres no se trata únicamente de proveer el sustento a nuestros hijos. Lo que hacemos con nuestros propios cuerpos, especialmente durante la etapa en que ellos se desarrollan dentro nuestro y de nosotros, es también una manera de determinar qué tan buenos padres somos, y si realmente estamos comprometidos con el bienestar de nuestros chiquitos.

Seamos padres responsables antes, durante y después de dar a luz, hagamos cuanto esté en nuestras manos para asegurar una buena calidad de vida a las generaciones venideras. ¿Acaso existe un padre o madre que no quiera un hijo sano?

Las malformaciones congénitas pueden llegar a prevenirse en un gran porcentaje, cuidanto tu salud antes de embarazarte, procurando estar en tu peso, consultando a especialistas para cualquier enfermedad que te aqueje. Si estás embarazada, aliméntate sanamente, no consumas sustancias tóxicas. Si tu bebé ya está en tus brazos, no olvides llevarlo al doctor y que él te oriente sobre las vacunas necesarias para evitar enfermedades.

Automedicarnos, independientemente de si estamos en gestación o no, lo que provoca a la larga es que nuestro cuerpo se acostumbre, se haga dependiente de los fármacos y limite su capacidad para defendernos, provocando círculos viciosos donde la perjudicada siempre es nuestra salud, y en el tema específico que nos compete, la salud de quienes más queremos, nuestros hijos.

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Yordy Giraldo

Yordanka Pérez Giraldo, Cubana de nacimiento, mexicana por elección.