Y tú, ¿por qué comes?

Si comer por alguna de las siguientes razones, mejor reconsidéralo.

Yordy Giraldo

¿Por qué eres gordo? De seguro te extraña la pregunta, incluso puede que te moleste. Te pregunto porque aunque quizá te sientas culpable de tu sobrepeso, la realidad es que existen muchas razones que pueden explicarlo, ya que no es tan simple como decir que comes porque tienes hambre.

Te voy a confesar algo: soy fanática de los programas sobre personas que superan sus problemas de obesidad. Me resulta inspiracional ver su empeño, su fuerza de voluntad, además de que -por lo general- tienen historias de vida tremendamente fuertes tras todo ese peso. El problema nunca se limita a la comida: detrás hay realidades difíciles de imaginar, mucho más de vivir.

Para todos ellos la comida se vuelve el placebo que les da bienestar instantáneo, solo que lo que a corto plazo se siente como un aliado, a largo plazo es su peor enemigo. La comida es una amante egoísta a la que no le gusta tener competencia, quiere que la busques cuando tengas problemas, cuando estés alegre, cuando estés solo, cuando necesites afecto, hasta que finalmente se convierte en obsesión.

En la actualidad con tan poco espacio para disfrutar del tiempo libre, la comida es lo que más a la mano tenemos y que en sí mismo puede hacernos sentir bien, darnos energía y ocupar los momentos de ocio. Es por eso que recurrimos tanto a ella. Para superarlo es necesario descifrar la causa de nuestro apego, y pongo a tu alcance las razones más comunes.

1. Comer por culpa

Por lo general, responde a algún acontecimiento en la vida de quien lo padece. Quizá la pérdida de un ser querido, el abandono, o sentirnos responsables de alguna cosa que nos atormenta, hace que nos castiguemos a través de la comida. Nos aislamos y dejamos que la gula acapare nuestras emociones. Este desorden requiere ayuda especializada.

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2. Comemos por ansiedad

El estrés es la causa principal, cuando estamos ansiosos el hipotálamo sufre las consecuencias. Nuestro estado de ánimo se mezcla con las ganas de comer, y el resultado es la voracidad. Quienes comen por ansiedad deben reducir el consumo de azúcares porque causa dependencia, tomar más agua, eliminar tentaciones e integrar rutinas que los mantengan ocupados.

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3. Comer por costumbre

Aquí simplemente se sigue la dinámica familiar, es todo lo que conocen y para ellos está bien; el problema es que la comida se vuelve una adicción y es imposible parar solos. Por lo general necesitan padecer las consecuencias para que empiecen a pensar en salir de ese círculo vicioso.

4. Para revivir buenos momentos

A veces asociamos ciertas comidas a recuerdos de tiempos mejores, así que recurrimos a ella tanto como nuestra realidad nos fuerza a hacerlo. La comida entonces es una máquina del tiempo que nos saca de ese instante en el que no queremos estar, y nos lleva a ese otro donde fuimos felices.

Comer es un placer y una necesidad, así que si no comes por lo primero, forzosamente comerás por lo segundo; de cualquier manera no podemos soslayarnos de ello. Entender qué nos motiva a buscar en la comida refugio es el primer paso; aprender a comer para dar a nuestro cuerpo lo que realmente necesita, el segundo; y buscar ayuda para escapar de la dependencia alimenticia la tercia perfecta para superarlo. Por lo que vuelvo a preguntarte, sin que te enojes, y tú, ¿por qué comes?

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Yordy Giraldo

Yordanka Pérez Giraldo, Cubana de nacimiento, mexicana por elección.