3 instintos que jamás deberías ignorar

“La esencia del instinto es que es seguido independientemente de la razón”. Charles Darwin

Erika Patricia Otero

Aunque a muchos no les guste reconocerlo, somos mitad animales; lo único que nos hace diferentes es nuestra capacidad para racionalizar las cosas. La verdad es que no me ofende esa parte animal que tenemos; es más, le estoy profundamente agradecida porque gracias a ella puedo decir que sigo con vida.

El instinto es esa parte animal la que nos mantiene protegidos y motivados en el diario vivir.

¿Qué es el instinto?

Es una conducta innata que provoca una acción o sentimiento sin tener conciencia de la razón a la que obedece. Se transmite genéticamente entre los seres de la misma especie, y les hace responder de la misma manera ante determinados estímulos.

En los seres humanos vale decir que no son tan evidentes; sin embargo, están ahí escondidos a la espera de que “algo” les haga salir y activarse.

Un ejemplo de esto es el instinto de supervivencia. Este está con nosotros desde la misma concepción, y gracias a él podemos reaccionar ante un peligro.

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Cuando un instinto se activa, la razón queda excluida y la parte animal toma el control de nuestro cuerpo; todo para mantenernos a salvo. Aun así, el instinto de supervivencia no es el único que poseemos.

Además del instinto de supervivencia, somos dueños de dos más: el instinto reproductivo y el religioso.

El instinto de reproducción tiene como fin la preservación de la especie; básicamente se refiere a la sexualidad con el único fin de traer hijos al mundo.

En cuanto al instinto religioso, aunque no hay un acuerdo, la mayoría de los psicólogos positivistas dicen que los seres humanos tenemos una necesidad innata de darle sentido a la vida.

Ahora bien, dentro del instinto de supervivencia hay 3 más que de ninguna manera debemos ignorar.

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1 Sensación de peligro

Todos hemos tenido esa sensación de que por determinado camino no debemos caminar porque algo puede pasarnos. Esa sensación suele ser agobiante cuando preferimos obedecer a nuestro ego, en lugar de hacerle caso.

Sin embargo, cuando atendemos ese “pálpito”, y rato después nos damos cuenta que estuvimos a punto de ser asaltados, de verdad agradecemos no haberlo ignorado.

La realidad es que nuestro cuerpo “se da cuenta” de varias situaciones a la vez sin siquiera ser consientes de ello. No es suerte, es que tus sentidos están siempre alerta para preservar tu existencia.

2 Primera impresión

Este es otro instinto que no falla. Muchas veces nos ocurre que conocemos a alguien y sencillamente no nos agrada. Es como si su energía fuera contraria a la de nosotros y simplemente no se hace conexión.

Pues bien, si esto llega a suceder lo mejor será que le hagas caso porque no falla. Por supuesto, esa sensación instintiva no implica prejuicios por características particulares; solo surge de la nada. Es lo mismo cuando alguien que recién conoces te agrada; sencillamente se debe que instintivamente “leemos” el lenguaje corporal, este nos dice qué se puede esperar o no de ellos.

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3 La elección correcta

Siempre estamos tomando decisiones. Unas son más fáciles de tomar; mientras otras suelen llevarnos más tiempo. A pesar de lo anterior, cuando al final decidimos correctamente, queda esa sensación de certeza de haber elegido bien.

Esto puede deberse a experiencias anteriores de tu vida que dejaron huella y sabes qué o qué no debes escoger.

Desde luego, muchas veces estos instintos fallan porque sobreponemos la lógica a lo instintivo por eso de que “somos racionales”. Esto sucede muchas veces en el amor, pero nos confundamos, los instintos no fallan.

Lo interesante es que somos una dualidad entre lo instintivo y lo racional que finalmente nos hace ser seres humanos. Es cuestión de saber combinar ambos aspectos para saber sacarles el mayor beneficio posible.

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Erika Patricia Otero

Psicóloga con experiencia en trabajo con comunidades, niños y adolescentes en riesgo.