Muchas mujeres no tienen instinto materno, pero eso no las hace malas madres

Eres mamá, y sin importar lo que digan, tu labor, más que instintiva, es por amor.

Erika Patricia Otero

Por siglos se ligó el hecho de ser una buena madre a una capacidad innata con la que las mujeres nacemos. Se supone que ese instinto nos da todas las herramientas que una mujer necesita para criar hijos felices. Pero además de eso, se cree que también nos colma de deseos de ser madres prácticamente desde que tenemos edad para serlo. Pero la realidad es que no es así.

El instinto materno es un mito

No todas las mujeres quieren ser madres, y tampoco todas al convertirse en madres hacen un buen papel; para comprobarlo, no basta más que poner un canal de noticias.

Sí, es cierto que muchas de nosotras tenemos la bendición de dar vida; pero la maternidad es algo que se aprende al enfrentarnos a la crianza.

Es que ser mamá no es algo que viene en un manual, por muchos que ahora se encuentren en el mercado. Con cada hijo que se tiene, las cosas son diferentes y debemos aprender más cosas; la maternidad es una tarea de nunca acabar.

No tienes por qué sentirte mal por desesperarte

Esta es otra de las situaciones con las que debemos lidiar. Prácticamente una madre debe ser una santa, sin derecho a sentirse perdida, sobrepasada y cansada. Es como si por ser madres tuviéramos que tener en el rostro una sonrisa imborrable; y además de ello, lucir siempre perfectas e incansables.

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Es como si a las personas alrededor se les olvidara que somos seres humanos. Sí, ser mamá a veces es estresante y no tienes por qué sentirte mal por ello.

No es agradable no poder dormir plácidamente, cuando debemos levantarnos a mitad de la noche a amamantar el bebé. No es lindo escuchar a nuestro hijo llorar descontroladamente sin saber qué le pasa. Tampoco es agradable tener al niño enfermo y no poder hacer nada para ayudarlo. También pierdes la paciencia cuando no se comporta bien en la escuela y te llaman a casa para darte el informe; y sí, también quisieras dejar todo tirado e irte lejos para escapar de todo eso.

Es verdad, los hijos compensan lo malo de la maternidad

No es que la maternidad sea horrible 24/7, para nada. Los hijos compensan con sus logros y pequeños detalles todo lo pesada que pueda ser la maternidad.

Te sientes feliz cuando ves los progresos de tu bebé, cuando responde a tus miradas y te sonríe. Es lindo cuando te dice “mamá” o “te amo” y te abraza con sus bracitos. Cuando en la escuela resaltan sus logros, o te das cuenta que aprendió a valerse por sí mismo en muchos aspectos y que se debe a tus enseñanzas. Esa es la parte más bonita de ser mamá.

En efecto, ser mamá no es tremendo al 100%; pero no creas que al respecto todo es “amor y paz”, lindo y tierno”, estarías creyendo una mentira.

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Las expectativas poco reales y el peso sobre tu función

Sabemos claramente la carga que puede poner sobre una mujer las expectativas poco reales. Muchas personas suponen que no es más que alzar un bebé en brazos para que surjan deseos de ser mamá y que todo lo hagas bien.

Es más, muchas veces suele pasar que cuando un hijo comete un error, falla socialmente y termina cometiendo delitos; las primeras acusadas de esos errores somos nosotras. Recaen sobre nuestros hombros las miradas recriminatorias de la sociedad que nos acusan de no haber hecho una buena labor como madres, cuando son los hijos los directos responsables de sus actos debido a sus decisiones.

Así como si logran grandes éxitos o no, todos esos eventos son fuente de sus propias elecciones y no siempre de la crianza. Sí, tras ese hijo o hija, hay una madre, pero al fin y al cabo es un ser humano tan lleno de cualidades o defectos como cualquiera.

La ciencia sobre el instinto materno

Hace poco hubo una polémica acerca de un estudio que concluyó que las madres tienden a reunir a sus crías. Específicamente decía que los instintos maternos son los que hacen que una madre actúe como se supone debería, pero hubo un problema: fue llevado a cabo con roedores y nosotros somos primates.

La situación, según explicó la psicóloga Darcy Lockman, es que nosotros los seres humanos no tenemos realmente instintos. Esto se debe al desarrollo mismo de nuestro cerebro y a la evolución. Pero es que además, no necesitamos de instintos para sobrevivir; nos hemos adaptado y mucho de lo que hacemos, incluso la crianza de los hijos, es aprendido.

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Así que hasta la ciencia lo confirma: las mujeres no nacemos con instinto maternal.

Nuestro error

El error en el que caemos como madres, es que muchas queremos cumplir las expectativas que la sociedad supone debemos abarcar. Deseamos con fuerza monumental no equivocarnos, hacer y saber de todo para que a los hijos no les falte nada. Es más, es debido a la opinión ajena que nos exigimos de más, cuando en realidad los hijos ni quieren, ni piden, ni necesitan tanto.

Como madres llegamos a hacer una cantidad ridícula de sacrificios y concesiones, a un punto que llegamos a olvidarnos de nosotras mismas. Se nos olvida que nuestros hijos nos miran muy de cerca, y que mucho de lo que aprenden lo hacen a través del ejemplo que les damos.

Si en algo tenemos culpa es de olvidarnos que somos seres humanos, que somos mujeres con derechos y pensamientos propios. Llegamos a un punto de olvidar que si somos infelices nuestros hijos lo serán como consecuencia de nuestro accionar.

Sí, porque si somos felices y nos preocupamos por nosotras, también nos preocuparán nuestros hijos. Piensa que si nuestros hijos a la larga triunfan o fracasan será tanto por las decisiones que tomemos, así como por lo que hagamos con nuestras vidas.

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Ser madre no es una tarea fácil ni nace con nosotras. Sin embargo, si nos empeñamos en aprender y disfrutar del hecho, si vamos creciendo y corrigiendo las fallas, seguro que haremos un buen papel con el que quedemos satisfechas.

Olvidemos la presión social, lo que dirán nuestros familiares, amigos y vecinos de si hacemos esto o aquello, o si no seguimos sus consabidos consejos bien intencionados. Procuremos hacer lo mejor que podamos y amemos a nuestros chiquillos tanto como sea posible. No sintamos la maternidad como una obligación porque ese es el problema, solo disfrutemos de crecer al lado de nuestros niños.

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Erika Patricia Otero

Psicóloga con experiencia en trabajo con comunidades, niños y adolescentes en riesgo.