A veces, tus amigas sin hijos son ese ancla que necesitas para no enloquecer

Luego de tu maternidad, tal vez te desconozcas. Tus amigas sin hijos te ayudarán a recordar que sigues siendo tú, pero mas plena. ¡Procúralas!

Marilú Ochoa Méndez

El mar es inmenso. Es un acto tremendo de valentía lanzarse a enfrentarlo. Existen muchos testimonios de embarcaciones que se creen todopoderosas, y que son vencidas por las olas, la corriente y el furor de esta masa de agua salada.

La maternidad es así.  Nuestro mundo se resquebraja por completo. Muchas podemos sentirnos perdidas, y sufrir, queriendo naufragar, o sumergirnos del mundo que nos parece agresivo y crítico.

En este texto queremos presentarte un “ancla” que puede apoyarte en tu maternidad, a evitar perderte entre tantos pendientes ajenos, y sentirte abrumada y sola.

Parece que nos hemos ahogado

Los primeros días tras la llegada del bebé, no sabemos ni quiénes somos, olvidamos el día, la noche. Olvidamos nuestro nombre. ¡Olvidamos hasta comer! Es fácil naufragar en este mar de leche, llantos y despertares nocturnos.

Cuando pasa el puerperio, y “salimos al mundo”, ya sea integrándonos a la vida laboral, o entrando de lleno en el manejo del hogar, no es mas fácil. Aún nos tambaleamos como pelotas que un malabarista misterioso ha lanzado al aire. Aún no dominamos el mar abierto.

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Crecen los niños, y comienzan los retos de la crianza, el manejo de los berrinches, la preocupación por su salud, los amigos, la escuela. De repente, nuestra vida que antes era sociable, completa y segura, nos parece sumamente lejana.

Muchas sentimos que la orilla se pierde ola tras ola, y sufrimos mucho.

Solas en un mar inabarcable

No muchos comprenden que puedas pasarte todo el día ocupadísima, corriendo de un lugar a otro, calmando llantos y cambiando pañales.

El “mundo de afuera”, sigue girando. Los autos pasan en las madrugadas. Las tiendan continúan abriendo, los bares se llenan por la noche, y muchos hombres y mujeres salen al mundo con portafolio y tacones.

Miras tus uñas, y no recuerdas si te las cortaste o te las mordiste. Mucho menos recordarás cuándo fue la última vez que te las pintaste o hiciste la manicura.

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Lo peor, es que casi parece, de acuerdo al mundo “productivo” en el que vivías antes de parir, que tú no haces nada.

Necesitamos un ancla

Si tienes la dicha de contar con una red de apoyo: amigas, un esposo amoroso y consciente, el apoyo de tus padres o suegros, esta etapa se atraviesa casi sin inquietud.

Pero aún así, en el fondo de tu corazón, te preguntas dónde quedaste. Tal vez al parir te desdoblaste en dos. Se hundió irremediablemente tu yo moderna, tu yo profesional, y tu yo concentrada. Y en vez de ella, tu versión ojerosa, llorona y mamá, ha salido al quite.

No te desanimes. Todo esto es normal. Has vivido décadas siendo dueña de tus actos, auto-determinándote. Y no es fácil, sacar adelante tu nueva “yo”.

Un ancla que me ha ayudado a mí a no perderme en este encrespado mar, han sido mis amigas sin hijos.

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¿Por qué buscar a tus amigas sin hijos?

1 Ellas pueden ayudarte a redimensionar tus problemas

¿No encuentras la diadema rosa especial que combinaba con el pañalero de unicornio? Te sientes en verdad molesta, tú la compraste a juego, y no puedes comprender por qué no está donde recuerdas haberla dejado.  Para ti es indispensable hallarla, tienes un evento social, y tu bebé debe estar “perfecta”. Estos pequeños problemas pueden frustrarte mucho, es normal que tu mundo se vuelque por completo en tu bebé.

Tu amiga te ayudará a reírte de ti misma. Te recordará cómo salieron adelante de la rotura de tu tacón mas elegante, quince minutos antes de exponer el proyecto de tu carrera.  Ella sabrá recordarte lo capaz que eres, y de las situaciones que has salido adelante.

Esto te ayudará a recordar que el mundo no es solo pañaleras y vacunas. Te dirá que sí, que es importante que la diadema combine con el pañalero, pero que los ojos risueños de tu nena, son suficiente joya, y que tu paz y serenidad van primero.

2 Te obligarán a mirarte

Lo das todo por tus hijos. Eres capaz de andar todo el día en pijama por garantizar los ejercicios de estimulación, la papilla mas rica en nutrientes y el orden en tu hogar.  Tal vez tu mejor plan es arreglar tu casa, y te apasiona volver a acomodar las toallas del baño como viste en aquel video de YouTube.

Tu amiga te reclamará que la hayas olvidado, y que dejes de lado el café prometido por cambiar tu forma de doblar toallas. Ella te necesita, y te recordará que tú necesitas reírte como loca, volver a pintarte los labios, y platicar de tonterías al menos una tarde al mes.

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 3 Te dan un respiro

Recuerdo que estaba recién parida de mi quinta hija, y mi esposo me ayudó a llevarse a los grandes para que pudiera tener un rato tranquilo.  Mi problema era que me daba miedo bañarme, porque mi bebé pasaba por angustia de separación y debía abrazarla todo el santo día. Gracias al cielo, llegó mi amiga, y la abrazó amorosamente mientras me animaba a darme un baño de varios minutos que me reconfortó muchísimo.

Las amigas sin hijos hacen siempre cosas así.  Su energía aún está intacta, y son tan generosas como para cuidar a tus hijos, ponerles los últimos videos en su celular impecable, y aguantar que termine lleno de deditos pegajosos.

4 Ser diferentes nos dará fuerza

Unir lazos con tus amigas y amigos sin hijos, también hará fluir la fuerza y los aprendizajes de cada estilo de vida.  Podrán abrirse a las realidades del otro.  Los consejos desde tu estilo de vida pausado, profundo y a veces apurado, enriquecerán a tus amigos aún metidos en los horarios, efectividad y productividad del mundo de los solteros.

Así que marca el contacto de tus amigas y amigos solteros en este momento. Los momentos que compartirán te recordarán que sigues siendo la misma, y te ayudarán a mirar tu crecimiento con nuevos ojos.

No desperdicies esta ancla maravillosa, que te ayudará a navegar segura en este hermoso mar, que parece inmenso pero que dominarás pronto, te lo aseguro.

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Marilú Ochoa Méndez

Enamorada de la familia como espacio de crecimiento humano, maestra apasionada, orgullosa esposa, y madre de siete niños que alegran sus días. Ama leer, la buena música, y escribir, para compartir sus luchas y aprendizajes y crecer contigo.