Amar no es depender, es respetarse

Ser bien amado es ser respetado y valorado. Y las parejas saludables lo saben. Conoce las características del amor sano.

Erika Patricia Otero

Es muy difícil escuchar a una amiga contarte cómo es de infeliz en su relación amorosa; pero es mucho más terrible ver cómo es conciente de su sufrimiento sin ser capaz de escapar de ese infierno.

Viví está situación de cerca por cuestión de años, y muchas veces ella se enojó conmigo porque le decía que estaba en una relación dañina para ella. Lo cierto, es que después de mucho tiempo y daño, mi amiga al final se dio cuenta de lo enferma que era su relación amorosa en todos los aspectos; y al fin logró reunir las fuerzas necesarias para alejarse de algo tan tóxico.

Pero, ¿qué es una relación de codependencia?

Este tipo de relaciones se caracteriza porque son como una adicción para ambas partes. Es una situación tipo:“Me haces daño pero soy incapaz de vivir sin ti”.  Se caracterizan porque no hay límites definidos, hay sufrimiento, mismo que se confunde con el amor; la persona está atrapada en una relación de la que no puede salir pero le es insatisfactoria.

Las razones para no poder escapar de una relación de este tipo son variadas, van desde la carencia de autonomía, el miedo a estar solo y a sentirse incompleto si se termina la relación.

¿Por qué alguien se hace codependiente emocional?

Los conocedores en el tema explican que suele ser un comportamiento aprendido desde la infancia y dentro del núcleo familiar. Una persona codependiente parece que escoge siempre el mismo tipo de parejas: dominantes, destructivas, abusivas. La persona se hace tan codependiente que olvida cuidar de sí misma y se hace tolerante de la conducta dañina de su pareja.

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¿Una pareja puede dejar de ser codependiente?

Podrían si quisieran, el asunto es que esto no se logra con solo querer. En todo tipo de adicción una persona debe admitir que está enferma y necesita ayuda; en las relaciones no hay excepción. El asunto es que la fuerza de los egos y la necesidad del otro les hace imposible ver la realidad.

Para lograrlo, deben recurrir a terapia de parejas, deben cumplir con objetivos que les ayuden a sanar y superar este tipo de conflictos emocionales de dependencia afectiva; de lo contrario, lo mejor que le puede ocurrir a ambos es que la relación se termine.

Sanar para encontrar el amor real

Toda persona que se haya visto involucrada en una relación de codependencia (y más si ha sido quien depende) debe darse tiempo para sanar sus heridas.

Lo bueno es que al reconocer que en esa relación se hacía daño, no quiere ni desea volver a pasar por lo mismo; ha aprendido lo que quiere en el amor y lo que no quiere, pero necesita tiempo.

Luego de haber sanado por completo estará listo para seguir con su vida, ya sea en pareja o sola, lo cierto es que ahora busca ser feliz de manera real y sana para ella, y no ser dañada por adicción a un amor insano.

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Ahora bien, ¿cómo sé que mi relación es sana?

Una relación sana es todo lo contrario. Dentro de una relación ideal también hay problemas, pero la gran diferencia es que hay límites, respeto, se valora a la otra persona, no se manipula, no se insulta, no se pega, no se daña al otro.

También hay libertad mental y emocional, ¿qué quiero decir con esto?, que la lealtad es algo tangible en este tipo de relaciones amorosas, pues ambos saben que se aman y este sentimiento es fuerte en ambos.

Características de las relaciones amorosas sanas

1 Responsabilidad

La pareja se hace responsable de sus acciones y decisiones; esto les permite asumir la culpa en caso de errores y resarcir el error cometido.

2 Se comprometen

En el caso de que hayan conflictos maritales, ambas partes saben negociar y hallar soluciones para poder seguir adelante.

3 Sociedad económica

Esto hace parte del compromiso que asumen. Cada gasto o inversión es consensuada pues lo que se persigue no es que uno gane más que el otro y así tenga más poder adquisitivo. Son pareja y como tal ambos gana, ambos invierten y ambos se sienten seguros económicamente hablando.

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4 Poder compartido

Cada uno tiene su rol, eso debe quedar claro; sin embargo, no porque él tenga un carácter más fuerte que ella (o viceversa) él tiene más poder. Por efectos de personalidad es posible que alguien domine al otro; pese a eso, ambos deben aprender a distinguir cuándo es bueno ceder a favor de la pareja. Su fin es ser felices juntos, no ganar una batalla de egos.

5 Libertad y comunicación

Un ingrediente primordial en las relaciones amorosas sanas es que hay confianza. Esto les permite darse libertad y pueden hablar de lo que sea sabiendo que no habrán faltas de respeto, no habrá miedo y siempre habrá comprensión y consenso.

6 Demostraciones de cariño

Palabras amables, abrazos, besos, esos actos son valiosos aunque algunas personas le resten importancia; sin embargo, fomentan y fortalecen la relación, así que ¿por qué no decirse cuánto se aman y demostrarlo a diario?

7 Individualidad

Son pareja , sí, pero también son individuos, y como tal cada uno tiene gustos, personalidades y creencias diferentes. El truco de las parejas sanas y felices es que saben respetar sus diferencias, mismas que incluso pueden llegar a complementarse y fortalecerlos, como parejas e individuos.

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8 Valoran a su pareja

Saben reconocer a la persona que tienen a su lado y no necesitan ni tiempo ni espacio para saber lo valioso que es el otro para su vida. No dependen el uno del otro, se aceptan, se respetan y dan mucho valor al papel que juega el otro en sus vidas.

Para bien o para mal muchos de nosotros pasamos por un amor poco saludable; a veces tratamos de convencernos de que nos lastiman porque nos aman, pero es un error grave. La buena noticia es que aprendemos, nos reconocemos, nos hacemos más fuertes, y a la larga, aprendemos a valorarnos y a buscar alguien que de verdad nos merezca y merezcamos.

Si estás en una relación de este tipo trata de buscar ayuda antes que sigas haciéndote más daño, uno que puede mellar mucho tu amor propio.

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Erika Patricia Otero

Psicóloga con experiencia en trabajo con comunidades, niños y adolescentes en riesgo.