“Aunque el sol se esconda y se calle el viento”, mamá, por favor, no te rindas

Aún hay fuego en tu alma, aún hay vida en tus sueños, porque la vida es tuya y tuyo también el deseo.

Fernanda Gonzalez Casafús

Si estas palabras te han conducido hasta este primer renglón, no es casualidad. Y tampoco lo fue el hecho de haberme topado con esas primeras frases, que se le atribuyen al uruguayo Mario Benedetti, aunque muchos dicen que es de un autor anónimo.

Por estos días me he encontrado desanimada. Y bien sabemos que las madres no podemos darnos ese lujo. Y de repente, vino a mi mente el poema “No te rindas”, que fue como un susurro a mis oídos y una caricia para mi alma.

Con mucho trabajo que vengo haciendo de forma mecánica, los niños todo el día en casa, y ciertos planteos profundos que hago sobre mi vida, la desazón tocó mi puerta por estos días. Sin embargo, estas líneas aquietaron mi mente y me dieron parte del impulso que necesitaba. Porque la otra parte -la más grande- la hizo Dios, cuando acudí a él para mi consuelo.

Vivir la vida y aceptar el reto

El poema dice en uno de sus fragmentos más famosos:

Recuperar la risa, ensayar el canto,

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bajar la guardia y extender las manos,

desplegar las alas e intentar de nuevo,

celebrar la vida y retomar los cielos.

Muchas veces he sentido que ya no podía más con ciertas situaciones. En otras, he sentido el peso de la injusticia y he callado en silencio. Y muchas otras me armé de paciencia para atender al deber cuando en realidad mi deseo era otro.

Sin embargo, la fuerza de una madre es inexplicable. Cuando en otro momento me hubiera dado por rendida o hubiera visto un oscuro panorama, hoy saco fuerzas de donde ni yo imaginaba, y vuelvo al ruedo, más fuerte que nunca.

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Correr los escombros y destapar el cielo

La vida es eso; continuar el viaje, perseguir tus sueños”, dice el poema. En ocasiones nos abrumamos con las responsabilidades, las cuentas que no cierran, la ropa que ya no nos queda, o el trabajo que nos agobia.

Pero cuando eso pasa y miramos a nuestro alrededor, vemos que nuestra familia, la que siempre está allí, nos saca del pozo y nos recuerda que, a pesar de cualquier situación, podemos contar con ellos.

Es cuando el cielo se destapa y podemos ver que no todo está perdido; que Dios no cierra puertas sino que brinda nuevas oportunidades y debemos aprender a ver las señales a nuestro alrededor.

No hay heridas que no cure el tiempo

Muchas veces nos pasa que cuando experimentamos un hecho doloroso en nuestras vidas, creemos que jamás nos sobrepondremos a ello. Sin embargo, el tiempo es un sabio maestro que nos deja grandes enseñanzas. Y no es un simple cliché.

Si miras hacia atrás, seguramente verás todas aquellas situaciones que superaste con creces y todas te dejaron algo para atesorar, bueno o malo. El tiempo nos ayuda a mirar las cosas desde un lado más reflexivo y menos impulsivo, y nos presenta esa situación desde otra perspectiva. 

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Mamá, no te rindas

Las madres tenemos esa fuerza interior que nos hace invencibles. Aún cuando sientes que no todo es como esperabas, allí está tu hijo para regalarte esa sonrisa que te recuerda el verdadero motivo de tu lucha.

No te rindas, mamá. Los días son largos, pero la vida es corta y los pequeñitos que alguna vez tuvimos en nuestros brazos se harán mayores y extrañaremos aquello de lo que hoy nos quejamos a veces.

Habrá una última vez que tu hijo te pida quedarte a su lado para dormir, o una última vez que tomará tu mano para cruzar la calle. Nunca sabremos exactamente cuándo será esa última vez. Por eso, vivamos cada día como si fuera el último. Y no nos rindamos ante los embates de la vida, pues cada día merece ser vivido con todas nuestras fuerzas y con la convicción de que podremos salir adelante.

Vivir la vida y aceptar el reto

Sea cual sea el problema por el cual estás pasando, pequeño o grande, ponte estas pequeñas metas para poder afrontar la situación y salir victoriosa:

Piensa en tu familia

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Visualiza esa “luz” al final del camino

No te culpes ni culpes al destino

Divide el camino en etapas

Sonríe, porque siempre habrá motivos para hacerlo

Aunque el frío queme,

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aunque el miedo muerda,

aunque el sol se ponga y se calle el viento,

aún hay fuego en tu alma,

aún hay vida en tus sueños,

porque cada día es un comienzo,

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porque esta es la hora y el mejor momento,

porque no estas sola,

porque yo te quiero.

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Fernanda Gonzalez Casafús

Fernanda es Licenciada en Periodismo, especialista en Redacción Digital y Community Managment. Editora de contenidos y redactora en Familias.com. Nacida en Argentina y mamá de dos, ama los animales, la danza, la lectura y la vida en familia. Escribir sobre la familia y la maternidad se ha convertido en su pasión.