Casarse es fácil, permanecer juntos es el reto

Al principio estamos muy enamorados. Pero el verdadero reto consiste en mantener firme ese amor por siempre.

Fernanda Gonzalez Casafús

Aún recuerdo la hermosa sensación que recorrió todo mi cuerpo cuando dimos el sí. Todas mis ilusiones y sueños comenzaban por fin a tener luz, porque ahora me sentía completa y digna de la felicidad que atravesaba.

Casarse es un acto de entrega total. No estoy de acuerdo con que el casamiento y la convivencia sea la misma cosa. “Es solo un papel”, dicen muchos. Yo creo que ese papel es un símbolo fuerte de confianza en el otro y fe en la relación.

Cuando nos casamos estamos aceptando compartir nuestra vida, pues si tomamos esa decisión es porque creemos que vivir con quien amamos nos llenará de gozo para siempre. Sin embargo, aunque casarse es un hermoso plan y nos ennoblece, el verdadero reto es permanecer en esa unión a pesar de los obstáculos.

Casarse es fácil….¿pero qué pasa cuando llegan los problemas?

Cuando digo que casarse es fácil no estoy diciendo que es una decisión que se tome a la ligera. De hecho, siempre me gusta decir que casarse es para valientes. Digo que es fácil porque todo lo es cuando el viento va a favor. Pero cuando comienzan los problemas es cuando verdaderamente vemos nuestras intenciones puestas al servicio de la acción.

Todos decimos que amaremos, respetaremos, cuidaremos, y comprenderemos a nuestra pareja. La realidad es que cuando las cosas marchan bien, nos amamos y somos felices. Pero cuando comienzan los roces, las discusiones y los desacuerdos, no todas las parejas pueden llegar a tener la entereza suficiente para poner a flote su matrimonio.

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Un matrimonio sólido es aquel que logra que ese amor inicial que se prometieron el día de su boda se mantenga sano y fuerte a pesar de las tempestades. Un amor verdadero no es aquel que no atraviesa problemas, sino el que sabe salir ileso de ellos.

No es un cuento de hadas, es una realidad que se construye día a día

Es paradójico que aún hoy haya personas que sigan pensando que casarse es beneficioso para un montón de situaciones como mejorar su status social, traer hijos al mundo antes de que “se hagan viejos”, huir de su hogar parental, o “atar” a alguien.

Cualquiera de estas razones no son suficientes para casarse, pues la verdadera unión marital, la pura, la real y sincera, se da cuando dos personas que se aman deciden compartir todo juntos, con la firme creencia de que no todo será color de rosa, y con la suficiente madurez para afrontarlo.

La realidad del matrimonio se construye día a día cuando elegimos entender que para poder crecer hay que saber atravesar las tormentas. Para poder edificar un muro alto y fuerte que proteja a la pareja debemos comenzar por poner el primer ladrillo, de a dos.

Aceptamos el reto de lograr y mantener un matrimonio feliz…

Dirimiendo las peleas

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Escuchando activamente, aún cuando queremos interrumpir y decir “pero…”

Acompañando en las decisiones personales del otro

Aconsejando sin imponer

Entendiendo la historia familiar

Ayudando a superar las trabas personales

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Cediendo espacio

Hablando con dulzura, amor, respeto

Tomando decisiones basadas en conversaciones adultas

Reconociendo errores

Sabiendo disculpar y disculparse

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Dando un abrazo aún cuando el rencor no nos deje

Ofreciendo palabras de aliento y no de abatimiento

No hablando mal de nuestro cónyuge a sus espaldas

Blindando nuestro matrimonio de los chismes

Manteniendo la amistad y la complicidad

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Haciendo aquello que los hace reír

Recordando momentos felices

Hablando de aquello que los preocupa

Pidiendo ayuda profesional cuando no podemos resolver una situación

Refugiándonos como familia en la fe

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Juntos no es lo mismo que casados

Muchas parejas han permanecido en unión matrimonial durante largos años, incluso cuando la mujer era engañada por el esposo, o cuando ambos se llevaban muy mal. Los matrimonios de antaño eran así, pues no estaba bien visto separarse. Muchos jóvenes y adultos de hoy decimos que preferimos ser sinceros antes de permanecer por largos años en un matrimonio donde las cosas no funcionan.

Es cierto, nadie quiere sostener una relación donde sufre, donde no es valorado y donde no se vive un clima de paz. Por ello, el reto no es solo mantenerse casados por miedo al “qué dirán si me separo”. El reto es mantenerse unidos, y que esa unión sea genuina y fuerte en el tiempo.

Muchas parejas actuales deciden casarse luego de una larga convivencia. Ellas están poniendo toda su fe en el matrimonio y están sellando su amor en ese compromiso legal, pues consideran que es un signo de algo que se vislumbra indestructible.

Nuestro reto es hacer que ese compromiso que asumimos el día de nuestro matrimonio, no solo quede intacto a través de los años sino que sea inquebrantable y sea alimentado por el amor, la esperanza y el respeto mutuo.

Pues después de todo, no se trata de cuánto amor sentimos al principio, sino de cuánto amor construimos al final ¡Lucha siempre por tu matrimonio!

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Fernanda Gonzalez Casafús

Fernanda es Licenciada en Periodismo, especialista en Redacción Digital y Community Managment. Editora de contenidos y redactora en Familias.com. Nacida en Argentina y mamá de dos, ama los animales, la danza, la lectura y la vida en familia. Escribir sobre la familia y la maternidad se ha convertido en su pasión.