Criar hijos con buena autoestima es crear adultos felices

Un hijo es un regalo que supone una gran responsabilidad; como tal deberías poder hacer lo mejor para él.

Erika Patricia Otero

Hace un tiempo alguien me preguntó la razón por la cual no “quiero” tener hijos. La verdad es que siempre quise tener hijos, pero tengo algo claro; solo tendré hijos si cuento con las condiciones necesarias para poder criarlo.

Mis “condiciones” son las siguientes: tener una pareja estable, gozar de estabilidad económica y encontrarme emocionalmente estable. La primera es que no quiero que un hijo sufra la carencia de su padre; sé lo que duele crecer añorando compartir tiempo con mi papá y no tenerlo. La segunda razón se funda en que para mí es vital ofrecerle una vida sin preocupaciones económicas. Vi a mi madre padecer la angustia de no tener el suficiente dinero cubrir las necesidades escolares, y esto me hizo padecer el suplicio de discriminación porque “era pobre”. Y la tercera es que a causa de muchas situaciones difíciles que viví de niña, no me sentí capaz de ofrecer una buena vida a un hijo.

¿Qué es un hijo?

Con franqueza, me molesta que la gente piense que un hijo cumple la función de “realizarte” como ser humano. Un hijo no debería ser una mete que te dará el impulso que se necesita para luchar. Un hijo es un regalo que supone una gran responsabilidad; como tal deberías hacer lo mejor para él, no para ti.

Dar vida a un ser humano es fácil, lo difícil es que puedas hacer una buena labor con esa criatura. Un niño más que cosas materiales requiere que tú como padre o madre seas estable emocional y psicológicamente. Eso es algo que pocos pueden ofrecer a un hijo.

Todos los seres humanos que son padres cometen errores durante la crianza de sus hijos. Es natural, no se nace con un manual que te indique cómo criar a tu hijo y que sea un adulto feliz. La situación es que tendemos a educar a los niños de la forma como nos educaron a nosotros. Además, ellos aprenden de manera indirecta todos nuestros “traumas personales”.

Advertisement

Te preguntarás cómo lo hacen; pues bien, estos son algunos ejemplos: cuando le dices a tu hijo que no se vista de tal manera porque se burlaran de él. También cuando le dices que no suba a ese árbol porque por su pie plano va a caer y se romperá un brazo. Pueda que esas dos cosas ocurran, pero puede ser que no. El asunto es que les permitas aprender por sí mismos y no les inculques tus miedos; eso solo generarán falta de confianza en ellos.

Enseña amor propio a tus hijos

Los niños comienzan a desarrollar su amor propio a la edad de 5 años. Esto se debe a que a esa edad su concepto sobre su propia persona se intensifica; además, es una edad típica en la que casi todo padre enseña el autocuidado, la presentación personal y a hacer que otros le respeten.

También a esa edad es habitual que comiencen a socializar más; las relaciones interpersonales son parte vital de la construcción del amor propio.

Te preguntarás cómo interfieren las relaciones con sus iguales en la autoestima de tus hijos. Pues te diré que los niños comienzan a verse reflejados en sus amiguitos; además, quieren hacer lo mismo que ellos y se cuestionan si son capaces de hacerlo. Añadido a esto, los niños buscan aceptación de otros niños, y miden esto en el trato que reciben por parte de ellos.

Es acá donde también los niños reciben refuerzo de sus capacidades por parte de ustedes. Cuando a tu hijo le dices : “¡buen trabajo!” o “tú puedes!” refuerzas su confianza personal.

Advertisement

Sé puedes ver el desarrollo de una buena autoestima no surge por el auto elogió; sino por el tipo de elogio que el niño recibe tanto de su familia como de otros niños.

Crear una buena autoestima en tu hijo puede ser un reto

Puedes suponer que hacer que tu hijo desarrolle una buena autoestima es fácil; sin embargo, no lo es, y menos si tú no tienes una buena autoestima.

Muchos crecimos con padres que creían que la mejor manera de hacernos fuertes era a base de palabras fuertes, castigos físicos y reprimendas frente a otras personas. Sé que sabes que eso lejos de hacerte fuerte, lo que hizo es que crecieras con muchos temores e inseguridades. Puede que seas una persona fuerte, capaz de esforzarte y de salir adelante; aun así, también reconoces que hubiera sido agradable que tus padres te dijeran que eras bueno, inteligente y capaz de lo que te propusieras en la vida. Eso seguro hubiera hecho tu vida más fácil.

Como sea, el pasado es algo que no puedes alterar, pero sí perdonar y sanar. Puedes ayudarte con afirmaciones que refuercen día a día tus cualidades y habilidades, pero también una terapia psicológica puede ayudarte mucho.

Pese a eso, los tratos que recibiste de niño no son excusa para que los repliques con tus hijos. Hay maneras de corregirlo y que haga las cosas de la mejor manera posible sin compararlo con sus hermanos mayores o sus amigos. Puedes verte tentado a usar las mismas expresiones que usaron contigo, pero detente y piensa antes de decir algo hiriente y háblale de manera consciente; seguro y te lo agradecerá.

Advertisement

Cómo ayudar a tu hijo a desarrollar una buena autoestima

Siempre que tu hijo te muestre un dibujo, dile lo bien que lo hizo, aunque solo se trate de simples trazos sin orden. Dile cuanto le amas y cuánto crees que es un niño talentoso y buen hijo.

Estimúlalo para que desarrolle sus habilidades; cuando tropiece y caiga, no lo recrimines ni le digas: “te dije que te ibas a caer”. Mejor dale la mano y ayúdalo para que lo intente de nuevo hasta que logre su propósito. Dile siempre lo que sientes por él y lo mucho que admiras su forma de ser.

Aun así, también corrígelo cuando se equivoque y no por tratar de cultivar su amor propio permitas que te falte al respeto. Si debes corregirlo y darle un castigo, no dudes en hacerlo; el amor propio no es incompatible con la guía y corrección a tiempo.

Solo me queda decirte que no importa qué tantas heridas tengas en tu autoestima, siempre podemos ser mejores a pesar del dolor.

Toma un momento para compartir ...

Erika Patricia Otero

Psicóloga con experiencia en trabajo con comunidades, niños y adolescentes en riesgo.