Deja de mirar y actuar desde la escasez

Date la oportunidad de explorar qué te roba la paz, y pregúntate si en verdad es tan riesgoso, si deseas seguir alimentando ese miedo, o si quieres liberarte.

Cuando era niña, Mony pensaba que la televisión era aburrida, y que leer era una tarea titánica. Simplemente, le parecía que las imágenes borrosas que otros llamaban letras, eran bloques difusos.

Afortunadamente, sus padres se dieron cuenta de que la pequeña, necesitaba lentes. Ese artefacto, le cambió la vida. Hoy, ella disfruta mucho leer, y se ríe a carcajadas con las caricaturas que disfruta con su familia en el televisor.

A veces, tú y yo miramos la vida, a nosotros mismos o el futuro, sin lentes. Nos cuestan particularmente algunas cosas, pero basados en nuestra experiencia, nos parece que “así son las cosas”. Hoy te invito a mirar con los lentes de la abundancia tu vida, tu persona y tus recursos.

Dejemos de mirar desde la pobreza

La pobreza refleja escasez, indigencia. El cuerpo o el alma necesitan algo, y no lo tienen. Surge entonces el desamparo. Esta situación nos detiene. Nos desnutre y nos hace sentirnos abandonados o a medias.

En estas líneas queremos reflexionar contigo sobre la pobreza en todas sus representaciones: pobreza económica, pobreza de valores, pobreza emocional, pobreza de habilidades. ¿Vives alguna de ellas? Si estás aquí es porque deseas retirarla de tu vida, así que vamos adelante.

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Para el sicólogo mexicano Juan Rosales, la pobreza es un síntoma que, al atenderse, puede salir de tu vida. Él, nos sugiere explorar su origen en tres áreas que te detallamos a continuación.

La pobreza como síntoma

Un síntoma no es la enfermedad. La alta temperatura del cuerpo, por ejemplo, demuestra que ha ingresado a nuestro organismo algo que lo daña, y nuestro cuerpo pretende combatirlo. Lo sensato será siempre atender y explorar los síntomas y conseguir un diagnóstico lo más integral posible. Solo así el tratamiento para regresar la armonía y salud a nuestro cuerpo será efectivo.

La pobreza que experimentes en tu vida ha de ser vista como una indicación de tu organismo emocional, que te expresa algo que atender para salir de ella.

La primera recomendación que nos da el licenciado Rosales es: detectar el tipo de pobreza que experimentamos.

¿Qué pobreza experimentas?

¿Tus finanzas se encuentran limitadas de momento?, ¿el dinero que llega a tu hogar se esfuma rápidamente?, entonces estamos hablando de pobreza económica. ¿Te sientes sin recursos para abordar las problemáticas que vives?, ¿es complicado para ti expresar lo que vives o experimentas? Estos son síntomas de pobreza emocional y/o interior. Ahora, toca excavar a fondo en tu sistema de creencias o experiencias del pasado para identificar su origen, y extirparla de nuestra vida.

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1 Heridas emocionales como primer indicio

Una herida emocional es una cicatriz que indica un dolor o experiencia de nuestra infancia que determina nuestras maneras de reaccionar en las demás etapas de nuestra vida.

Si pierdes la calma ante ciertas reacciones de otros, o te acercas a los demás con temor, por ejemplo, es debido a alguna herida emocional que has experimentado.

Te daré un ejemplo para que sea más fácil que realices tu análisis personal: en el caso de la pobreza económica, ¿había algún tabú en casa para manejar el dinero?, ¿había escasez?, ¿consideras “bueno” tener bienestar económico?

Has identificado ya el tipo de pobreza que experimentas. Reflexiona, ¿hay alguna experiencia en tu pasado que identifiques como “el síntoma” para ella?

Te sugerimos leer: No dejes que tus heridas emocionales hieran a tus hijos

2 Lo que hemos aprendido sobre la pobreza

Supongamos que has descubierto que experimentas pobreza emocional, por ejemplo, te cuesta expresar tus deseos o necesidades. Reflexiona conmigo ¿qué has aprendido sobre la expresión de sentimientos? Tal vez, que no es seguro, tal vez que no es necesario. Entonces, te encuentras atrapado, porque solo sabes actuar como has aprendido.

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Si “así aprendí”, “en mi casa así pasaba”, “para mí es normal”, son tus argumentos para justificar tu visión desde la escasez, ahí tienes la clave, ¡sólo debes buscar un camino distinto!

3 ¡Me da un miedo terrible!

El Dr. Rosales nos brinda una clave clarificadora en este sentido, pues afirma que “el miedo es natural solo si es la respuesta a un peligro o riesgo, todos los demás miedos son aprendidos.” ¿A qué le tienes miedo?

Si tu visión desde la escasez te paraliza, tiene que ver con un miedo. Date la oportunidad de explorar qué te roba la paz, y pregúntate si en verdad es tan riesgoso, si deseas seguir alimentando ese miedo, o si quieres liberarte.

La solución: reaprender

El escritor y motivador Laín García Calvo, en su video “Cosas que la gente pobre hace que los ricos no”, nos sugiere algunos tips muy valiosos para reaprender, y cambiar nuestra visión hacia la prosperidad. Te enlisto algunos.

1 Dejar de lado la visión de “supervivencia”. “No estoy tan mal”, es una visión conformista, pues muestra tu resignación ante una situación que vives que está “dentro de lo normal”. Lo correcto es no descansar hasta que se ha alcanzado lo que se merece, lo que se anhela.

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2 Búsqueda de “lo barato”. El autor recomienda dejar de considerar si algo es caro o barato en función de nuestro bolsillo, y comenzar a juzgar su valor, lo que aporta a nuestra vida. Laín nos dice: “La mayoría de la gente paga el precio bajo y obtiene lo bajo, lo básico. Pagas el precio de una dieta, y subes y bajas, pero paga el precio de un hábito y tendrás mucho más

3 Esperar sentados a que “los tiempos mejoren”. Para este autor, ni el gobierno, ni tu familia, ni tu jefe ni tu mejor amigo son quienes te sacarán de esa situación de escasez, eres tú mismo. Y aquí, la palabra clave es sacrificio.

¿Estamos dispuestos a levantarnos antes, para formarnos, a invertir en mentores y generar hábitos que nos conviertan en personas de valor? Entonces preferiremos estudiar, prepararnos, en lugar de desahogar nuestra frustración o cansancio en la televisión o las redes sociales. Y nos regala otra frase interesante: “Si tú plantas las semillas de las raíces de la abundancia en tiempo de dificultad, recogerás frutos en tiempos de abundancia

4 Tener un gran fin en la mente siempre. La sugerencia de García Calvo es retomar esta propuesta del genial autor estadounidense Stephen R. Covey: “Iniciar con un fin en la mente“. Dedicar nuestra energía a muchos objetivos nos resta energía y enfoque. Decide, enfócate y arriesga: “No puedes andar en varios caballos al mismo tiempo. Decídete, elimina el resto y monta solamente uno“.

5 Compromiso. Seamos leales y fieles a lo que deseamos. Serios y cabales. Las personas de abundancia, trabajan duro.

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6 Trabaja por pasión. Vivir para trabajar, o para conseguir el amor de alguien, por ejemplo, nos convierte en mercenarios o manipuladores. En cambio, si te esfuerzas por tu amor a la labor que realizas, si tu fin está más allá de la remuneración económica, emocional, práctica, ya estás del otro lado.

Laín nos invita a la reflexión, pues inquiere por qué los millonarios como Steve Jobs, una vez que se vuelven millonarios, siguen trabajando y proponiendo e innovando. Es porque su objetivo inicial no ha sido el dinero en sí, sino su propuesta, su cambio, su aporte.

7 Invertir lo que ganas. ¿Qué haces con el dinero que recibes, o con lo que obtienes cuando te esfuerzas por algo? Si “quemas el cartucho” y descansas, tienes visión de escasez. Si buscas algo más, si buscas invertir en vez de gastar, entonces generarás abundancia. Esto también incluye un control estricto de gastos, porque no se trata de “disfrutar hoy”, sino de generar eficientemente para lograr aquello que sueño.

Tienes algunos tips para “colocarte los lentes”. ¡Úsalos!, crecerás, no lo dudes.

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