El gran error es esperar que los demás se comportan y piensen como lo haría uno mismo

Aprendamos a decir lo que esperamos del otro, sin juzgar ni pelear. Al hacerlo, construiremos relaciones más saludables.

Fernanda Gonzalez Casafús

A medida que uno va madurando, va tomando conciencia de ciertos comportamientos de la gente que nos rodea. Y muchas veces uno cae en la cuenta del gran error que es esperar que los demás se comporten y piensen como uno mismo. ¿Alguna vez te has encontrado en una situación donde esperabas que las personas actuaran de cierta manera, solo para decepcionarte cuando no lo hicieron?

Es natural tener expectativas sobre cómo las personas. Después de todo, todos tenemos nuestra propia perspectiva y creencias sobre lo que es correcto y lo que no lo es. Sin embargo, esperar que los demás se ajusten exactamente a nuestra visión del mundo es una receta para el descontento y el conflicto.

En casa, por ejemplo, a menudo esperamos que los demás cumplan con las tareas a las que se han comprometido. Puede ser algo tan simple como lavar los platos o sacar la basura. Pero, a veces, terminas tú haciendo lo que esperabas que los demás hagan.

Dejemos de suponer que el otro haría lo mismo que yo

En lugar de frustrarnos y resentirnos, podemos adoptar una perspectiva más comprensiva y recordar que todos podemos cometer errores, tener un mal día o tener prioridades diferentes. En lugar de asumir lo peor, podemos comunicarnos de manera abierta y amigable, recordándoles amablemente sus compromisos y buscando soluciones juntos.

Si ves el piso sucio, limpias. Pero seguramente te pase que no entiendes por qué eres la única que ve el piso sucio. “Mi marido y mis hijos pueden convivir la semana entera con la ropa en la silla, parece que nadie la viera”, me dijo una amiga. Y, en efecto, es porque esperamos que se comporten como una misma lo haría.

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Otro aspecto en el que solemos tropezar es cuando esperamos que los demás sientan la misma empatía que nosotros en situaciones determinadas. Todos tenemos diferentes niveles de sensibilidad y formas de expresar nuestras emociones.

Algunas personas pueden parecer más frías o distantes, pero eso no significa que no les importe. En lugar de juzgarlos rápidamente, podemos intentar comprender sus perspectivas y experiencias. La empatía no siempre se muestra de la misma manera, y cada uno de nosotros tiene nuestras propias formas de expresarla. Tratemos de ser más tolerantes y receptivos a las diferentes formas en que las personas pueden mostrar su preocupación y cuidado.

Además, esperar que los demás hagan lo mismo que haríamos nosotros en situaciones específicas puede ser una fuente de frustración constante. Todos tenemos diferentes antecedentes, experiencias de vida y valores que influyen en nuestras decisiones. Lo que podría parecer obvio para nosotros, puede no serlo para los demás. En lugar de imponer nuestras propias soluciones, podemos fomentar la colaboración y el intercambio de ideas. Al abrirnos a diferentes perspectivas, podemos descubrir enfoques alternativos y creativos para resolver problemas.

¿Qué hacer entonces?

Entonces, ¿cómo podemos superar este gran error de esperar que los demás se comporten y piensen como uno mismo?

1 Practica la comunicación efectiva

La comunicación abierta y respetuosa es clave para evitar malentendidos y conflictos. Expresa tus expectativas de manera clara y escucha activamente las perspectivas de los demás. Busca un terreno común y encuentra soluciones satisfactorias.

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2 Cultiva la empatía

Intenta comprender las diferentes perspectivas y experiencias de los demás. Ponerte en los zapatos de otra persona te ayudará a ver las cosas desde su punto de vista y a encontrar un terreno común. La empatía fortalecerá tus relaciones y fomentará un ambiente de comprensión mutua.

3 Ajusta tus expectativas

Reconoce que todos somos únicos y que nuestras acciones pueden diferir de las tuyas. En lugar de esperar que las personas sean iguales a ti, sé flexible y comprensivo. Acepta las diferencias y enfócate en el crecimiento personal y el aprendizaje a través de la interacción con los demás.

Aprendamos a decir lo que esperamos del otro, sin juzgar ni pelear. Al hacerlo, construiremos relaciones más saludables y satisfactorias, y encontraremos la paz interior al aceptar que todos somos seres únicos con nuestras propias perspectivas y formas de actuar. Recuerda, la diversidad es lo que hace al mundo un lugar interesante y hermoso.

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Fernanda Gonzalez Casafús

Fernanda es Licenciada en Periodismo, especialista en Redacción Digital y Community Managment. Editora de contenidos y redactora en Familias.com. Nacida en Argentina y mamá de dos, ama los animales, la danza, la lectura y la vida en familia. Escribir sobre la familia y la maternidad se ha convertido en su pasión.