El “karma” existe, aunque te niegues a creerlo

Las personas más felices no son aquellas que buscan justicia por sus propias manos, son las que aprendieron a vivir sin rencores, sacando lo mejor de lo que encuentran en su camino.

Erika Patricia Otero

Llámalo “ley de causa y efecto”, “retribución” o “karma“; sea como sea, la vida siempre se encarga de dar a todos, lo que cada uno merece. Para cuestiones prácticas, nada mejor que contar un ejemplo de la vida real.

Era una familia de cuatro: papá, mamá y dos hijos. Ellos no eran la familia perfecta, estaban algo lejos de serlo, pero eran felices. Un día, uno de los padres se dio cuenta que su pareja le había sido infiel en varias ocasiones; esto empezó a deteriorar la relación.

Las cosas empeoraron paulatinamente entre ambos padres. Finalmente, cuando uno de los hijos estaba recién entrando en la adolescencia y el otro aún era pequeño, se separaron. El padre infiel abandonó a la familia, olvidándose de sus hijos.

La familia de tres que quedó atrás tuvo que hacer malabares para salir adelante, pero lo lograron. Fueron casi 13 años donde estas tres personas pasaron por toda serie de pruebas y dificultades, pero la sacaron adelante. Hubo días donde apenas comían. Hubo muchas ocasiones donde la madre, a pesar de trabajar, no podía darles lo que necesitaban para el estudio.

En la escuela estos niños la pasaban mal porque eran humillados por ser pobres; pese a eso, la familia se mantenía a feliz. Luego de unos años, el padre que los abandonó, apareció esporádicamente en la vida de ellos. Empezó a responsabilizarse de sus acciones pasadas.

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La vida pasó y le mostró a este hombre que sus hijos ya no eran indefensos; sino jóvenes que sabían defenderse. Lo que los hijos supieron más tarde, es que para su padre la vida no era grata. De una forma u otra, él estaba pagando los años de sufrimiento que le hizo vivir a su familia.

No necesitas vengarte, la vida pone a todos en su lugar

Yo no tenía ni idea que el karma existía. Fui consiente de este cuando lo viví por cuenta propia. Justo por eso, puedo decirte que cuido mucho mis acciones, pensamientos y deseos; no quiero pasarla mal solo por dejarme llevar por mi miseria humana.

No somos justicieros ni vengadores; es por esta misma razón que lo mejor que podemos hacer es seguir adelante sin esperar nada a cambio.

Tampoco sirve que te llenes de rencor y deseos de venganza. Si le das cabida a estas emociones negativas, lo único que pasará es que enfermarás y no vivirás con amargura.

Puede ser que creas o no en el karma. No tengo la intención de convencerte de lo contrario. Lo único que pretendo es que puedas tener una vida libre de la infelicidad que genera desearle mal a alguien.

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Un pequeño ejemplo de “justicia divina”

Por años, mi familia y yo tuvimos un trío de vecinas que nos odiaban. No les hicimos nada malo; solo no les hablábamos porque eran ese tipo de personas que a leguas se percibía la “mala vibra”.

Justo eso, el mantener distancia de ellas, fue lo que disparó su odio hacia nosotros. Por evitar un problema mínimo, tuvimos que soportar uno mayor. Por años aguantamos chismes, robos, calumnias, mentiras y comentarios despreciables sueltos acá y allá.

No voy a dármelas de santa. Yo quería hacer que se tragaran todos sus chismes, pero prefería evitar una demanda por agresión.

Tras años de vivir a diario entre sátiras y mentiras; un día empezamos a notar que las personas con las que ellas se hablaban, dejaron de hacerlo. Paulatinamente, pasaron de ser el centro de atención -algo que disfrutaban-, a ser ignoradas por todo los que consideraban “amigos”.

Ellas fueron víctimas de sus propias acciones; la razón es que incluso de esas personas que llamaban amigos hablaban mal. Finalmente, estas mujeres vendieron su casa y se fueron del sector. Al final del todo, lo que sea que hagas a los demás, caerá por su propio peso.

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El karma funciona para bien o para mal

Es mucho más fácil esperar que las personas “paguen” el mal que hacen a otros. Pese a eso, lo interesante es que si actúas bien, eres justo y correcto, también recibirás tu recompensa.

Ahora, no es cuestión de vivir la vida a la espera de salir beneficiados por nuestras acciones; eso restaría sentido a la bondad. Es simplemente vivir acorde a hacer lo correcto; nada más que eso.

A veces, suceden cosas que no merecemos

Esto también sucede mucho. La situación es que a veces no somos consientes de lo que hacemos o de cómo vivimos. Quizás sintamos que no merecemos alguna situación difícil, y puede ser cierto. En estos casos, lo que sucede es que debes aprender una lección y salir victorioso de esta.

Cada prueba que sucede en la vida tiene un objetivo. Ya se trate de fortalecer algo en ti que es una debilidad o bien desarrollar una virtud o cualidad. Sea lo que sea que ese evento provoque, debes sacar lo mejor de eso.

Si te enfocas en el dolor que estás viviendo, no podrás ver lo benéfico de lo que está sucediendo.

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Piensa: ¿cuántas veces estás dispuesto a vivir experiencias similares y terribles por negarte a aprender la lección? ¿Una, dos , tres veces? La vida te pondrá pruebas similares e igual de horrendas hasta que aprendas. Cuando ya hayas asimilado esa enseñanza, jamás tendrás que volver a pasar por lo mismo.

Sí, ser una buena persona no es garantía de cero sufrimiento. Ser un buen ser humano es solo parte de lo que tú vienes a hacer en este mundo. Por hacerlo, tendrás bendiciones que a veces no podrás ver, pero que te beneficiarán por el resto de tu existencia.

 

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Erika Patricia Otero

Psicóloga con experiencia en trabajo con comunidades, niños y adolescentes en riesgo.