El sufrimiento: 5 explicaciones bíblicas al respecto

Una persona dispuesta a aprender las lecciones más duras de la vida, es una que sabrá tomar mejores decisiones.

Erika Patricia Otero

Despertar a veces solía doler mucho. No era un dolor físico, me dolía el alma y yo quería que terminara. Estaba sola, sin dinero, sin trabajo y lejos de mi hogar, de mi familia. Desesperada porque no podía ver más allá de la oscuridad del momento, me refugié en la biblia.

Necesitaba respuestas y las buscaba de manera incansable; las hallé, pero no las comprendí en ese momento. Pese a todo, mi dolor pocos días después tuvo alivio y regresé a mi hogar y con mi familia; el único refugio seguro que siempre tuve y tendré.

Sin embargo, jamás dejé de pensar en las razones por las cuales yo había sufrido tanto en los últimos tiempos. Llegué a la conclusión de que yo y solo yo, era la única responsable de mi sufrimiento de ese tiempo. Era responsable por mis malas elecciones. Lo peor es que pude evitarlo, pero mi terquedad y orgullo no me permitieron verlo. Si yo hubiera hecho caso a ese sentimiento, a esa sensación de desasosiego que me invadió pocos días antes de irme de mi país, me hubiera evitado tanto dolor.

Pero como dice mi mamá:“Perder por conocer no es perder”.  Tiene razón, aprendí, y de la manera más dura, a valorar lo que tenía y no era consciente. Además, me hice fuerte, valiente, autónoma, independiente; conocí una parte de mí que de otra manera no hubiera salido a la luz .

Ahora sé que no es fácil que alguien me derrote o me dañe, gracias a esa dolorosa experiencia, gracias a ese sufrimiento que yo misma me busqué.

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Lo que aprendí del sufrimiento y por qué no culpo a Dios por ello

El sufrimiento parece ser inevitable para todos los seres humanos. No discrimina ni raza, creencias o estatus socioeconómico. Si eres un ser humano, vas a sufrir y punto, eso parece que dijeran las reglas de la vida. Lo peor es que culpamos a Dios por ese sufrimiento, como si temiéramos hacernos responsables de nuestras elecciones.

Sí, por cruel que parezca, más de la mitad de los dolores que padecemos, los provocamos nosotros mismos aunque seamos incapaces de verlo por efectos del orgullo y la obstinación.

Culpar a Dios por el sufrimiento de las personas a nuestro alrededor, por las enfermedades, la muerte, las guerras, la pobreza, el hambre y tantos males que existen no es sensato. Si lo piensas, esas cosas son provocadas por las decisiones de personas que creen que hacen lo mejor, y tarde se dan cuenta que fallaron.

En el caso de la muerte, sufrir a causa de ella es infructuoso, porque es inevitable y tan natural como nacer. Sin embargo, las personas insisten en verla como una maldición porque les aleja de los seres que aman.

Si reflexionamos al respecto del sufrimiento -propio o ajeno-, poco a poco nos daremos cuenta que evitarlo, así como propiciarlo y sacar lo mejor de él en ese momento, está en nuestras manos. Cuando al final seamos capaces de aceptarlo podremos tener fuerzas para superar ese dolor y no quedarnos regodeándonos en él como si eso fuera la solución.

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El sufrimiento según la biblia

A causa del sufrimiento y de responsabilizar a Dios de este, muchas personas se han hecho no creyentes; aún así la biblia da explicaciones sobre el mismo, plausibles o no, lo dejo a tu elección.

1 Nos prepara para las dificultades de la vida

Todos sufrimos de diferentes maneras, así que de primera mano sabemos lo que se siente estar afligidos a causa del dolor emocional o físico que podamos llegar a experimentar.

Las escrituras bíblicas no pretenden restar valor a nuestro dolor; lo que sí buscan es darle un sentido que podamos comprender.

2 Corintios 4: 8-9 dice:

que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados;

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perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos;

Palabras más o menos, esta escritura explica que aunque estemos pasando por una dura etapa de nuestras vidas, debemos procurar mantener la vista puesta en un mejor futuro. Todo dolor y sufrimiento es pasajero, y siempre  debemos ser capaces de sacar provecho del mismo para avanzar en nuestro progreso espiritual.

2 Nos permite hacernos conscientes de su amor por nosotros

Sufrimos pero no estamos solos. Para quienes creemos en Dios, es un gran consuelo saber que Él está con nosotros en los momentos más duros de la vida; ese es nuestro mayor alivio, nuestro sostén y nuestra fuerza para continuar.

Pese a eso, también debemos tener la mente abierta para aprender la lección que se nos quiere enseñar; tan pronto como la aprendamos dejaremos de sufrir y no tendremos que volver a pasar por experiencias similares y dolorosas.

3 Nos hace conscientes del pecado

Todos somos pecadores. Los errores de otros nos lastimaron y a causa de ello sufrimos lo indecible. Es por esta razón que muchas persona llegan a enojarse con Dios, porque según ellos Él debía evitar ese dolor. El gran problema es que tampoco somos inocentes, también hemos dañado y lastimado; así que sufrir es la consecuencia de nuestros actos pecaminosos, de nuestras mala decisiones y en esto solo nosotros somos responsables.

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4 Para fortalecernos como comunidad

Recuerdo el terremoto del 2017 en México y me encantó la manera en las que las comunidades reaccionaron a tan devastador evento.

Muchas personas no se quedaron quejándose o lamentando lo que perdieron; al contrario, unieron fuerzas y recursos y dispusieron su fuerza y amor al prójimo para ayudar a quien en ese momento más lo necesitaba. Si, todo un pueblo sufrió mucho por una catástrofe, pero México demostró una vez más la fuerza de lo que están hechos sus habitantes, y esto es un ejemplo de cómo el sufrimiento une en amor a una comunidad.

5 Da la posibilidad de que enseñemos con el ejemplo y la experiencia

Muchas cosas que aprendemos de nuestros padres, ellos las aprendieron de su propia experiencia o de las cosas que les pasaron a nuestros ancestros.

Aprender y ser ejemplo para nuestros familiares, incluso en cuanto a sufrimiento se debe, es bueno porque evita que otros cometan los mismos errores. Que hay algunos que no les basta con el ejemplo; es cierto, pero cuando pasan por eso en “carne propia” sabrán que lo que se les decía no era mentira, eso ayudará a que también transmitan su conocimiento.

Sufrir es inevitable, pero te puedes hacer la vida más amable si solo superas, aprendes y sigues adelante tomando mejores decisiones, y procurando vivir una vida más digna.

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Erika Patricia Otero

Psicóloga con experiencia en trabajo con comunidades, niños y adolescentes en riesgo.