Es hora de reconciliarte con tu cuerpo

Si planeas iniciar este año a dieta, tal vez desees reconsiderarlo.  Te traemos una propuesta mucho más sana y útil para tu vida y para la de tu familia.

Marilú Ochoa Méndez

Enero nos huele tanto a nuevo, que se convierte en un espejismo.  En las promesas de año nuevo, vemos el oasis que hará que “ahora sí” cumplamos los propósitos que reciclamos cada año.

En esta lista, muchas mujeres incluyen bajar de peso.  Para muchas de nosotras, las palabras “Año Nuevo, Dieta Nueva“, son una meta común y casi obligada.  Hoy, queremos invitarte a romper esta costumbre, por tu bien y el de tu familia.  Te explicamos por qué.

¿Es una preocupación sana?

Es común asumir socialmente que una lucha primordial de nosotras las mujeres es contra el sobrepeso.  Desafortunadamente, muchas mujeres aumentamos este estereotipo: a nosotras también nos parece que debemos vernos siempre bien, siempre mejor, siempre mas guapas.

Claro que un propósito como este es bueno, pero ¿hasta qué extremo es sano?. ¿Debería ser siempre uno de nuestros primeros propósitos como mujeres, el preocuparnos por nuestra apariencia? ¿nos interesa de la misma manera mejorar nuestro carácter, aprender cosas nuevas, mejorar nuestras relaciones sociales?

¿Por qué miras más hacia afuera?

No pretendemos darte lecciones, sabemos perfectamente que cada persona puede ponerse las metas que le vengan en gana, solo queremos recordarte, que tú eres mucho mas importante, valiosa y bella de lo que te muestra tu reflejo cuando te miras inquieta en el espejo.

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Y esto es claro, pues muchas veces, el sobrepeso, por ejemplo, es muestra de algo en tu interior que añora riqueza y alimento espiritual, que tú -sin comprender el fondo del tema- alimentas con antojos, sin saciar el problema de raíz.

Proponerte dedicar tiempo, energía y esfuerzos contundentes a mirar hacia dentro tuyo, puede ser la piedra de toque que proyecte tu gran belleza interior de una vez por todas.

Reconocer “lo que sí”

Hoy, queremos invitarte a posponer un poco ese propósito que se encargaría de tu apariencia, para enfocarlo en la raíz, que -dentro de ti- hace que tu cara no se vea tan sana, que tu barriga sea un poco más ancha que tus jeans, y que estés tan cansada todo el día.

Qué bueno que desees acortar tallas, de manera que aproveches toda la ropa del armario, pero primero, por favor, reconoce que lo que sí eres, lo que sí tienes, lo que sí te queda, lo que sí proyectas, lo que sí haces, lo que sí importas.

Te irritan los kilos de más. ¡Bien!, por tu salud, es bueno que les hagas la guerra, pero primero anímate a mirarte amorosamente.

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Reflexiona un poco

Piensa por favor en alguien a quien ames mucho. Piensa en sus manos, en su rostro. ¿Lo amas más porque tenga una arruga más, una arruga menos?, ¿alguna vez has pensado en quererlo más si usara distinta ropa, o fuera mas delgado? Estoy segura de que no. Y sin embargo, a veces perdemos el foco con nosotras mismas.

Lo sé, porque lo  he hecho muchas veces. Me he desanimado en muchas ocasiones cuando veo que no consigo mantener el régimen alimenticio que me había propuesto, o que aún sigo saliendo en las fotos con el brazo “gordo”.  Y me he atrevido (malamente) a despreciarme cuando no cumplo el “estándar”.

Sin embargo (bendito Dios), ni mis hijos, ni mi esposo, ni mis padres, ni mis hermanos, ni mis amigas, me aman más o menos por cómo me veo.

Entonces, quiero empezar conmigo

La belleza que -confusamente- me parece que se muestra solo frente al espejo, la tengo ya dentro de mí para todos los que me aman, que sí logran abrazarme, platicar conmigo, disfrutarme y valorarme independientemente de la talla de pantalón que uso.

Y quiero comenzar a mirarme así. Creo sinceramente que si acepto, reconozco y valoro esa belleza y mi conciencia de que estoy completa, bella y adecuada tal como soy, puedo trabajar de manera más eficaz en proyectarla hacia afuera.

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Entonces, me alimentaré con más sabiduría, porque me conviene cuidar mi salud, porque me amo como soy, porque quiero durar muchos años, porque quiero estar el mayor tiempo posible para los que amo, y eso hará mis decisiones de cuidado hacia afuera mucho mas conscientes, más ricas y permanentes.

Y quiero dejar de escuchar el ruido

Porque los comerciales me quieren vender que la belleza está solo en la cara sin imperfecciones, las piernas esqueléticas y la ropa de marca, pero yo ya no les prestaré atención, ni me dejaré marear por lo que las mamás influencers me muestren en una foto que resume su día en 15 segundos, pues estaré plantada en el piso con la seguridad de quién soy, lo que valgo y lo que deseo para mí y los míos.

Y podré mostrar ese camino a mis amigas y a mis hijas

Esto, ayudará a romper una prisión en la que muchas de mis amigas también viven.  Y mi aceptación personal de quién soy, lo que valgo y mi belleza fuera de apreciaciones sociales externas, me permitirá criar una autoestima sana en mis hijos e hijas, evitándoles las trampas de la sociedad de consumo y belleza artificial y vana.

Sanaré desde ahora la visión de mi hija, para que no se deje atrapar por quien desea mirar solamente su cintura, y descuida sus ojos y el valor que tiene su visión crítica, su creatividad y su fortaleza.  La invitaré a mostrarse con la cara lavada pero las ideas enraizadas en lo más profundo de su alma.

No se avergonzará de sus pecas, ni de los vellos de sus brazos, porque su corazón, y su aportación al mundo, va mucho mas allá de una apariencia impecable, porque el mundo es de quien sabe reconocer la belleza de lo profundo, de lo auténtico.

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Así que, por favor, detén un momento tu urgencia por modificar tu apariencia, y dedica este año a volverte a mirar, a mimar tu corazón, tu serenidad, tu riqueza interior.  A valorarte y a destacar tus riquezas más profundas, bellos regalos de Dios que ya disfrutan los que te aman.  Deseo que este año logres reconciliarte con tu cuerpo, tu vida será mucho mas feliz y libre. ¡Feliz vida!

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Marilú Ochoa Méndez

Enamorada de la familia como espacio de crecimiento humano, maestra apasionada, orgullosa esposa, y madre de siete niños que alegran sus días. Ama leer, la buena música, y escribir, para compartir sus luchas y aprendizajes y crecer contigo.