La crisis existencial puede ayudarnos a definir el sentido de nuestra vida

La vida es más que una sucesión de eventos al azar, es lo que decidimos hacer con ella.

Erika Patricia Otero

Días buenos y malos existen para todas las personas. A veces, nos encontramos en épocas de nuestra vida donde cuestionamos lo que puede darle sentido a la existencia. Es natural que esto suceda de vez en cuando, pues nos ayuda a buscar metas por realizar; sin embargo, si esto se vuelve una insatisfacción constante, puede ser un problema.

Lo interesante de las crisis de este tipo, es que nada tiene que ver con los logros materiales; sino más bien con cómo se siente la persona respecto a su vida.

Una crisis de este tipo no surge al primer tropiezo como una excusa para darse por vencido; no. Viene luego de que tus esquemas mentales sobre las metas que te propusiste en algún momento, ya no tienen sentido para ti. Es entonces cuando tu mente y ser te piden a gritos una reforma.

Tiempo de introspección y cambio

Sentir que las metas que para nosotros eran importantes ahora son insignificantes, puede llevarnos a sentirnos abrumados. Es como si comenzáramos a rumiar sobre lo que nos importa y lo que no.

Es posible que en esos momentos de la vida nos alejemos de quienes nos aman. También es natural que nada nos dé satisfacción ni nos motive. Lo más complejo es que sabemos que necesitamos darle un cambio a nuestras vidas. El asunto es que no sabemos cómo hacerlo; esto nos lleva a distanciarnos más.

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No es una depresión. Si bien es cierto que nos sentimos agobiados, podemos salir de la crisis luego de replantearnos nuevos propósitos en la vida sin la ayuda de un profesional ni de medicamentos.

Es probable que también sintamos que en el pasado tomamos decisiones equivocadas y esto nos haga sentir más frustrados. También nos sentimos nostálgicos; extrañamos personas y situaciones del pasado, y hay quienes van en busca de esas antiguas sensaciones.

Es en estos momentos donde se debe actuar con precaución. La razón es que por estar en busca de algo que le dé sentido a nuestras vidas, podemos perder lo que se logró. Hablo de que puede perderse todo lo valioso que se alcanzó hasta este momento de nuestras vidas: pareja, el empleo e incluso amistades valiosas.

Lo importante que debemos saber que este “no sentido de la vida” no dura para siempre. Las crisis existenciales suelen durar el tiempo que tardemos en darle una nueva estructura a nuestros intereses: unos pocos días, un mes o varios. El punto es procurar que no dure años, porque entonces será un problema.

¿Tiene que ver algo la edad?

Sí, mucho. ¿Escuchaste hablar alguna vez de la crisis de la mediana edad? bueno, pues esto tiene un poco que ver. Las personas pasamos por diferentes etapas de crisis en nuestras vidas.

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Hay crisis existencial a la edad de 20 años, pero también a los 30, 40, 50; y para ser franca, no es de extrañar que se presente en esas épocas especificas de la vida.

La crisis de los 20 años

Sucede porque básicamente se pasa por una transición importante de juventud a adultez. Muchas personas para esa edad están empezando una carrera profesional o un empleo. Hay quienes están iniciando a una familia o que rompieron una relación de mucho tiempo. Es una edad donde se da una búsqueda personal de realización que nos lleva a ubicarnos en la vida adulta.

Crisis de la mediana edad

Puede sucederse entre los 40 a 50 años. Para estos momentos algunas personas ya tienen hijos jóvenes, y sienten que los años se le están viniendo encima.

La crisis puede ser el resultado de la pérdida del empleo, la muerte de los padres, la juventud de los hijos, e incluso cambios en el cuerpo (menopausia).

Es en está etapa donde muchos hombres comienzan a vestir diferente, como si quisieran retomar sus años de juventud. También algunos deciden que su matrimonio no les es suficiente, y optan po0r el divorcio para comenzar a salir con otras personas. A algunas mujeres puede ocurrirles lo mismo que a los hombres pues la incertidumbre y el inconformismo, sumado a los cambios en su cuerpo debido a la menopausia,  hacen que la mujer entre en una etapa delicada de su vida.

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Consecuencias de la crisis existencial

Cuando una crisis existencial se maneja bien, lo que va a suceder es un cambio positivo.

Se supone que los cambios siempre deben ser para mejorar, y eso es lo que tiene que suceder cuando sales de una crisis existencial. Sigues con tu matrimonio luego de hacer un viaje para afianzar lazos emocionales. Decidiste establecer un nuevo negocio pues renunciaste a un empleo que no te hacía feliz, por ejemplo.

Las personas que elaboran bien sus crisis existenciales, salen más fortalecidas y con las ideas y los propósitos de vida más claros.

La crisis es un dolor que cada persona supera a su manera y a su debido tiempo. El tiempo que toma hacerlo depende de varios aspectos:

-La autoestima.

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-Capacidad de resiliencia.

-Su conocimiento de sí mismo.

-Valentía.

Todos estos aspectos se hacen importantes al momento de plantarle cara a esos momentos de confusión, pues son la manera de decirle a ese periodo de vacilación que eres fuerte y no vas a perderte en tus confusiones.

Ahora bien, si sientes que está pasando mucho tiempo y no encuentras ese cambio que deseas darle puedes hacer 2 cosas:

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1 Busca ayuda de un terapeuta que te ayude a esclarecer tus ideas.

2 Plantéate nuevas cosas que siempre quisiste hacer y por miedo jamás llevaste a cabo. Puede ocurrir que esa sea la palanca que te saque del estancamiento por el cual atraviesas.

Solo me resta decirte que debes esforzarte en recordar que esos momentos de dificultad personal no son malos; por el contrario, te ayudan a hacerte más fuerte, a renovarte y reinventarte. Solo cuida de no enfrascarte en la vacilación, pues mientras rumias lo que no te satisface, puedes perder todo lo valioso que hasta ese momento conseguiste.

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Erika Patricia Otero

Psicóloga con experiencia en trabajo con comunidades, niños y adolescentes en riesgo.