La familia no siempre la definen los lazos de sangre

Erika Patricia Otero

Por todo el mundo hay personas que aunque tienen una familia numerosa, no tiene una buena relación con ellos.

Las relaciones familiares son difíciles; entre más cercanía existe entre las partes, es más probable que hayan problemas. Eso ocurre porque esa compenetración hace que los familiares sientan el derecho de opinar y criticar a sus seres queridos.

Indudablemente, esto hace que las personas elijan alejarse de su familia de origen para evitar esos comentarios dañinos.

Es en esos momentos cuando comienzan a fortalecerse los lazos que tienen con sus amigos más cercanos. Incluso, las personas que tienen conflictos con sus familias muchas veces se ven apoyados por desconocidos.

¿Qué entiendes por familia?

Estarás de acuerdo conmigo si digo que la familia son aquellas personas que nos otorgan apoyo, paz y armonía. Se puede o no tener un vínculo sanguíneo; sin embargo, esto no importa mucho cuando solo recibes desprecios de quienes se suponen deben amarte y apoyarte.

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Una familia te ofrece amor, consejo y compañía. Se supone también te protegen y guían, pero esto muchas veces no pasa. Es triste, pero es real. A pesar de lo anterior, cuando los conflictos no son tan profundos, el apoyo y amor son legítimos.

Es claro que familias perfectas no hay. Las personas cometemos errores, pero las familias que se aman y respetan corrigen esas fallas. Además, saben pedir perdón cuando reconocen que están dañando a sus seres queridos.

Cuando poner distancia es la única solución

Es importante recordar que siempre que las personas de tu entorno te hagan daño, lo mejor es poner distancia. Esto también rige cuando la familia es tóxica.

Nadie en sus 5 sentidos puede vivir con gente que cada día le hace daño. Es desmoralizante y desgastador. Aparte, te dañan tanto emocionalmente que terminas creyendo todo lo que te dicen.

Cuando esto pasa, lo que normalmente se hace es escapar y jamás volver a contactar a quienes te hicieron daño.

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Es bien sabido que las personas tóxicas son sumamente destructivas. Por lo general, alguien tóxico tiene una actitud negativa ante la vida; además, de todo se quejan y no tiene palabras amables ni para con ellos mismos. Una persona así solo puede ofrecer mucho sufrimiento.

Ahora bien, puede ser que desees mantener en contacto con tu ser querido; es normal, es parte de tu familia. En el fondo sabes que es un error, pero igual mantienes la esperanza de tener una relación armónica con él; aun así, eso no pasa.

Ante esta situación lo único por hacer -y lo que más te conviene- es alejarte tanto como puedas. Ellos van a intentar estar en contacto contigo e intentar un nuevo acercamiento, pero ya sabes lo que te espera.

Sé que se lee terrible que alguien recomiende alejarse de la familia; pese a esto, es lo que todo terapeuta va a recomendarte. Las personas tóxicas pueden cambiar, pero necesitan ayuda y voluntad.

Rodéate de personas que no envenenen tu alma

La vida por sí sola es un mar de complicaciones diarias. Para poder sortear esos conflictos diarios se necesita tener paz mental y mucha tranquilidad. Si vives a diario con personas dañinas solo vas a tener una vida más amarga.

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Poner límites claros puede funcionar; sin embargo, esto no sirve si las personas de quien recibes daño son tus padres y vives bajo su techo. En esta condición, lo que mejor funciona es que te vayas de casa si tienes los medios, si es que el daño es irreversible y aumenta.

Ahora bien, en caso de que no tengas los medios, trata de estudiar o conseguir un empleo que te dé independencia. También rodéate de buenas personas; de amigos que te escuchen y apoyen en los momentos más complicados. Tener personas en las cuales confiar te da la paz que tu familia no te proporciona.

Que hacerte independiente sea tu meta principal. Soporta y lucha con ese objetivo fijo en tu mente; verás como el tiempo pasa pronto y podrás alejarte de quienes te causan tanto daño.

Acepta lo que no puedes cambiar

Ningún ser humano puede elegir a su familia. Es como un juego de azar donde nadie tiene el poder de elegir la partida que le toca. Puede tocarte una familia maravillosa, o bien una que te ignore, o todo lo contrario, que seas el foco de todo su dolor.

Es duro y cruel, pero entre más rápido reconozcas que tu familia está dañada y que no va a cambiar, más rápido podrás pasar la hoja y seguir adelante con tu vida.

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Obviamente esto no pasa de buenas a primeras. Es posible que necesites ayuda terapéutica para sanar, pero cuando des ese primer paso, el camino será mucho más corto de lo que creíste.

Solo me resta decir que puedes elegir a tu familia; eso lo sabes hace mucho. En el mundo hay muchas personas buenas que pueden dar luz a tu corazón y paz a tu alma. Construye una, la tuya propia y procura hacer a tus hijos felices; ellos y tu pareja te darán las fuerzas para seguir adelante y no volver a mirar atrás.

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Erika Patricia Otero

Psicóloga con experiencia en trabajo con comunidades, niños y adolescentes en riesgo.